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- 11/10/2011 02:00
Denuncia de la ONU contra Panamá
PERIODISTA
El problema de los niños y niñas que desde muy temprano tienen que contribuir con su esfuerzo al sostenimiento del hogar, ya sea porque el mismo raya en la pobreza o haga falta el padre o la madre, no es nuevo en nuestro país. Es una triste realidad con la que convivimos en el día a día y que ni gobiernos anteriores ni el actual han podido eliminar, pese a que son muchas las voces que se levantan para exigir una solución.
Oficios como el de periodiqueros, limpiabotas, cargadores de bolsas en los supermercados y hasta de labores como empleados domésticos, son fáciles de observar en las urbes, mientras que en las áreas rurales la situación es más crítica y vemos a niños menores de quince años trabajando en las zafras de los ingenios, en la recolección de café, cultivos diversos, y muchas otras actividades que incluso los limita para que puedan cumplir con sus obligaciones escolares.
Hace un par de días el Comité de Derechos de los Niños de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ‘reclamó al gobierno panameño mayor profundización en los derechos de los niños y lamentó la ausencia de un plan de acción integral sobre esta cuestión con medidas como la edad mínima de matrimonio o el registro universal de nacimientos’.
Dentro de ese contexto, es obvio que todos los panameños tenemos que sentirnos un tanto responsables con lo que viene ocurriendo, vergüenza que es aún mayor cuando se trata de un organismo de esta importancia el que nos está llamando la atención. Es claro que el llamado de atención va dirigido principalmente al gobierno, pero en forma alguna podemos eludir la responsabilidad que nos toca a cada uno ante la indiferencia con la que tratamos el tema.
Sabemos de esfuerzos importantes que en esa dirección han venido realizando las últimas primeras damas que ha tenido el país, e igual el de organismos públicos como la Cruz Roja y de manera especial, la denominada ‘Casa Esperanza’. Hay otros más que no menciono para evitar que se quede alguna sin mencionar y cometer un acto injusto.
Sin embargo, Zermatten sostiene que la ausencia de un plan de acción integral pone en tela de juicio la correcta protección de estos derechos, aunque felicitó a Panamá por la adopción este año del Plan de Acción para la Infancia Temprana. Si esto es así, y no tengo por qué dudarlo, es muy poco lo que se conoce al respecto y por tanto, sería bueno que las autoridades informen los pormenores del mismo, para que sea incluyente y no excluyente en su acción.
El plan tiene sus deficiencias, según el organismo señalado de la ONU, por ejemplo que ‘no cubra todas las etapas de la infancia y adolescencia, al centrarse sólo en el periodo que cubre desde el nacimiento hasta los cinco años’. Y más grave, son los señalamientos de esta entidad mundial, cuando denuncia la presencia de informes que apuntan ‘casos de discriminación contra niños, especialmente en el caso de afrodescendientes e indígenas, así como detenciones ilegales y trato inhumano contra éstos’.
Por último, y de esto hemos comentado y lamentado en muchas ocasiones, nos acusan de no propiciar ‘una mayor cobertura sanitaria para prevenir y tratar embarazos tempranos en la adolescencia’. Ojalá que en vez de reaccionar negativamente, el gobierno reaccione en forma positiva y entienda que esta clase de advertencias no tienen otro objetivo que promover que se corrijan los errores que todos estamos cometiendo.