• 16/03/2012 01:00

El Hombre, Ser de espera y esperanza

El hombre no es un ser finalizado, fijado, terminado. El hombre es camino y caminante... Él está siendo y haciéndose cada instante de su...

El hombre no es un ser finalizado, fijado, terminado. El hombre es camino y caminante... Él está siendo y haciéndose cada instante de su ser y estar en el mundo... Y esta verdad, repetida por siglos, debe seguir repitiéndose. El-ser-siempre-en-camino.

El hombre es lo que ha sido; y es más: Es lo que es y lo que será, eternamente. El hombre es el ‘homo viator’, el ser-en-camino; tal como lo llamó Heidegger... El hombre es el eterno caminante... Acaso es el ser que, instalado en su finitud, busca la infinitud, oscuramente o luminosamente, desde la Razón o la Fe; desde la angustia de la nada o desde la búsqueda del Ser. Desde el efímero tener, o desde el ser y saber perdurables. Y desde la eticidad.

El hombre es un ser de hacimientos, de espera y de esperanza. Y es, también, un ser de deseos (de buenos, o de malos deseos también, desafortunadamente). Desea y necesita creer. Tener Fe, y luchar. La espera activa, la espera dinámica.

El Hombre (así con mayúscula) busca y desea encontrar sentidos, y encontrarle sentidos a la Vida, y a su Vida: ante sí mismo, ante su semejante; en el mundo, en su mundo. ¿Qué es la existencia? ¿Qué es existir? ¿Qué es la vida? ¿Qué es vivir? ¿Qué sentido tiene el mundo en que me descubro como existente, como viviente? ¿Qué sentido tienen los seres y las cosas que acompañan y rodean mi existencia? ¿Qué es el tiempo? ¿Qué es el Espíritu? ¿Qué es el Alma? Y, ¿qué sentido tienen para mí y el mundo? Interrogantes inacabables... la duración, lo temporal y lo intemporal, lo espacial y lo anespacial.

El hombre desea y necesita creer. Tanto el creyente, que se reconoce, criatura de Dios y hermano de toda criatura de Dios (hermano árbol, Tierra, Sol, agua, lobo, oso perezoso), o el no creyente, porque cree que no cree... El hombre busca creer, y desea tener fe o creencia.

Y el hombre asciende en el conocimiento desde la Razón o la Fe... o desde la Razón y la Fe... Y hoy son, (hacen) legión los hombres que no le encuentran sentido a su vida, ni a la vida, ni al mundo... Es que, para ellos, la vida es simple fruto de azar... un profundo sinsentido.

Esta incapacidad funcional de encontrarse sentido, y de encontrárselo al Ser, a la Vida, al Mundo es lo que hoy condiciona, en buena medida, la crisis que estremece a la Cultura Occidental. Crisis del sentido de identidad, crisis de destino y de eternidad, en el hombre de la modernidad y de la mal entendida postmodernidad. Creo que fue Ortega y Gasset el que afirmó que ‘el hombre actual no sabe qué ser, le falta imaginación para inventar el argumento de su propia vida’.

Para el hombre del sinsentido (del sin destino) sólo el poder y el tener parecen tener sentido: sólo tiene sentido el poder del dinero, el poder político, el poder de las armas, el poder del poder... no le preocupa ser más humano y más Humanidad; le preocupa tener... Este ser empequeñece al mundo, porque impide que el Ser sea.

Gabriel Marcel nos dejó dicho que el hombre moderno ha perdido el sentido para el Ser, el sentido ontológico. Y que confunde su Ser con su (incompleta) vida; su Ser con su poco o mucho tener y poseer... Deshumanización de lo humano, que lleva a la despersonalización del mundo. Crisis moral y crisis de identidad y destino.

El hombre moderno, alejado del Ser, parecer ser, hoy, sólo un oscuro conjunto de funciones vitales (comer, dormir...), psicológicas o instintivo-afectivas (ver, oír, odiar, ambicionar...) y sociales (trabajar, consumir, contaminar, oprimir, o ser oprimido)...

Recordemos que sólo el animal, por su naturaleza, no busca encontrarle sentido (ni sentidos), al entorno ni al mundo, ni a sí mismo... Y no lograría alcanzarlo... El animal en su entorno, sólo percibe señales, en infinitas sucesiones de presente...

El hombre en su entorno y en su interioridad, además de señales, percibe signos; y, desde señales y signos, crea símbolos... y aprehende el Ser, y su Ser y el mundo... Interpreta al mundo, y lo transforma (de modo egoísta o solidariamente)... Por eso no debe el hombre ser el discapacitado ontológico; y ser, sí, el ser de pensares y hacimientos, de espera y esperanza, por siempre... Y ser, cada vez más, más Ser, más conciencia, más Humanidad por siempre jamás...

ACADÉMICO NUMERARIO DE LA ACADEMIA PANAMEÑA DE LA LENGUA.

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