• 10/10/2012 02:00

La fiebre no está en la manta del IDAAN

En los últimos años no hemos visto nada para mejorar la eficiencia del IDAAN. Otrora reconocida por su pureza y abundancia, nuestra agua...

En los últimos años no hemos visto nada para mejorar la eficiencia del IDAAN. Otrora reconocida por su pureza y abundancia, nuestra agua hoy no es ni la sombra de aquella y, peor aún, muchos viven ansiándola ‘como gorgojos’. Se prometen muchas cosas: esto, aquello y agua para todos. Pero la realidad es que no habrá esperanza, mientras falte una decisión política seria de quienes ostentan el poder.

El problema fue denunciado con desacostumbrada transparencia por el director del IDAAN: no puede lograr la eficiencia requerida, porque tiene las manos atadas por cuestiones legales y burocráticas, y carece de autonomía política, administrativa y financiera. Ante tan inusual declaración cabe preguntar: Si nuestro sistema entrega al presidente el control de todas las aristas del gobierno, ¿no podía haber remediado la situación desde hace tres años? ¿Es necesario esperar a crear una nueva institución —la Autoridad Nacional de Agua— para comenzar a hacer algo por la población necesitada? Sinceramente creo que no.

Con excepción de la época del Ingeniero Luis Carlos Escalona (1990-1994), cuando la producción de Chilibre se aumentó a 125,000,000 galones, se construyó una línea de conducción bajo el Canal hacia Panamá Oeste, y no hubo ningún escándalo que manchara esa administración, el abandono del IDAAN ha sido recurrente. Durante el siguiente período se planeó privatizar el suministro de agua potable, pero se descartó ante una opinión pública adversa; pero también se construyó una potabilizadora en el área de Arraiján para atenuar el desvío de agua hacia allá en detrimento del abastecimiento a la capital.

La época 1999-2004 estuvo mancillada por un lamentable escándalo causado por el cobro de cuotas políticas a miembros del partido Cambio Democrático nombrados en el IDAAN, partido a quien le habían adjudicado la dirección de esa entidad por su apoyo a la alianza triunfadora. Un recuento, con nombres propios, fue reseñado en la edición del 3 octubre 2012 de este diario, ‘Los cobros en el IDAAN’, página 5A. Después de esa experiencia se encargó redactar una nueva ley orgánica a un vicepresidente y también se ‘pellizcó’ el Fondo Fiduciario para el Desarrollo por varios millones con la intención de mejorar la dotación de agua potable. No se formalizó tal proyecto de ley ni las inversiones produjeron todos los beneficios esperados.

Durante la administración recién pasada se contrataron nuevas ampliaciones de la planta de Chilibre. También se intentó, sin éxito, mejorar la eficiencia en el suministro y en el cobro del servicio; varios directores designados al frente de la institución tuvieron problemas en la ejecución de ambos proyectos por falta de coordinación dentro y fuera de la institución.

Finalmente el actual gobierno entregó la administración al partido MOLIRENA; después de dos años, plagado de problemas internos y sin resultados visibles, se sustituyó al director original.

Es cierto que el rápido e incontrolable crecimiento de la población urbana alrededor de la ciudad capital ha complicado históricamente la capacidad para hacer llegar el agua potable a las nuevas urbanizaciones; que las lluvias de diciembre del 2010 afloraron deficiencias en el mantenimiento de la planta de Chilibre; y que la construcción del Metro interrumpe el flujo de agua en varios sectores. En esas condiciones, la solución de llevar agua a muchos sectores de la ciudad en carros cisternas —a B/.600.00 por cada 10,000 galones— resulta un buen negocio.

La fiebre no está en la manta del IDAAN, porque con un Ejecutivo con poder para asignarle fondos, dejarlo en libertad para seleccionar su personal y reconocerle autonomía para manejar sus fondos, no había que esperar tres años.

EXDIPUTADA DE LA REPÚBLICA.

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