• 15/10/2012 02:00

Las amenazas a la memoria del mundo

H ace dos semanas resumí algunos detalles relacionados a la conferencia internacional sobre ‘La Memoria del Mundo en la era digital: dig...

H ace dos semanas resumí algunos detalles relacionados a la conferencia internacional sobre ‘La Memoria del Mundo en la era digital: digitalización y preservación’, cuyo objetivo fue ‘analizar las principales cuestiones que afectan a la conservación del patrimonio documental digital, a fin de desarrollar estrategias que contribuyan a una mayor protección de los recursos digitales y ayudar a definir una metodología de implementación que sea adecuada, en particular, para los países en desarrollo’ y para su ‘acceso permanente’.

Unesco informó que unas 500 personas de más de 100 países se reunieron en Vancouver, Canadá, para discutir e intercambiar ideas y opiniones con expertos de diversas ramas del quehacer humano, preocupados por ‘la falta de entendimiento sobre la importancia del legado digital y los recursos necesarios para asegurar su preservación’. Unesco señala que el aumento de ‘la falta de capacidad, de un marco legal e institucional y de recursos económicos apropiados’ afectará cada vez más la situación. Los entendidos en la materia ofrecieron sus conocimientos y, ante todo, sus preocupaciones más educadas sobre lo que representa en este Siglo XXI el reto de la preservación del legado documental de la Humanidad en su forma digital.

Al final del evento se preparó el borrador de documento titulado ‘La Declaración de Vancouver’, que sirve de marco para la sugerencia de ideas que pueden ser accionados, a fin de que se proteja el legado digital de la Humanidad a largo plazo. Las recomendaciones comprenden 19 señalamientos que han sido divididos para ser considerados por la misma Unesco, los Estados Miembros de la ONU; para las Organizaciones profesionales y para la Industria; siendo de las más notables la de: ‘asegurar la accesibilidad a largo plazo de la información digital’. Esto tiene que ver con la llamada ‘obsolescencia tecnológica’, que no permite claridad y planificación en las formas y metodologías de documentación y preservación de insumos digitales, debido a los cambios tecnológicos constantes, la diversidad de formatos y lo costoso (y además peligroso) de la renovación y transferencia de Data para fines de preservación.

La complejidad de este tema y los retos que propone para la Humanidad, dentro del marco tecnológico existente, es enorme. Los cambios de formato y aparatos de captura, por ejemplo (cámaras fotográficas, digitales o de video, etc.), los dispositivos de almacenamiento: discos magnéticos, disquetes de 5.25 y 3.5, discos ópticos, CD, DVD, USB, etc., son tan constantes en la guerra por el posicionamiento de marcas y sistemas dentro de una cultura de consumismo, que hace casi imposible diseñar un sistema de captura y preservación comprensivo y sistémico.

Esa es la magnitud del reto entendiendo que, a diferencia del legado histórico físico (libros, cuadros, pinturas, películas en film, negativos, etc.), lo volátil de lo digital puede desaparecer en cualquier momento, dejando vacíos importantes para las generaciones del futuro sobre los alcances y logros de este tiempo que vivimos. Con ese monumental reto para los que nos preocupamos por estos temas, debemos tomar en cuenta otra posibilidad de desaparición o destrucción del legado humano digital.

El jueves pasado, el New York Times informó que en un discurso en el Museo Intrepid del Mar, el Agua y el Espacio en Nueva York, el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Leon Panetta, advirtió que ‘Estados Unidos encara la posibilidad de un ‘Pearl Harbor cibernético’, por estar cada vez más vulnerable a los ‘hackers’ extranjeros que podrían destruir instalaciones críticas en el país’.

El Departamento de Defensa corroboró al Times que las palabras de Panetta no ‘eran una exageración’. Panetta ‘estaba refiriéndose a una ola de ciberataques reales hace un par de semanas contra instituciones financieras estadounidenses y a otros ataques, como el realizado contra la empresa estatal Saudi Aramco, que infectó e inutilizó más de 30,000 computadoras’.

En su discurso el secretario subrayó que ‘una nación agresora o un grupo extremista podría utilizar este tipo de herramientas cibernéticas para tener acceso a controles críticos’, (...) ‘Podrían descarrilar trenes cargados de pasajeros, o todavía más peligroso, descarrilar un tren cargado con armas químicas. Podrían contaminar las fuentes de agua potable en ciudades importantes, o apagar la red del tendido eléctrico en grandes áreas del país’ (esto último ocurrió en Brasil hace algunos años). Yo agrego que: podrían desparecer para siempre todo el legado humano en términos de investigación para el progreso científico, cultural, educativo. Digitalmente pueden desaparecerme a mí, o a ti.

No encontré una preocupación tan puntual en la conferencia de la Unesco. Si los retos expuestos en cuanto a la obsolescencia y diversidad tecnológica nos ocupan, más deben preocuparnos las amenazas de las guerras cibernéticas continuas, que los servicios de inteligencia señalan que ya se está librando a diario. Si procuramos tener los mecanismos para la transferencia digital de una generación tecnología a la siguiente, más nos vale tener la información digital creada para acceder a ella.

‘Un ataque físico a instalaciones resultaría en un Pearl Harbor cibernético que provocaría destrucción física, pérdida de vidas, además de que la parálisis y el golpe sicológico provocarían una sensación nueva de vulnerabilidad’, aseguró Panetta. Si estamos viendo lo que se requiere para preservar lo que se ha creado de manera digital, deberíamos ver la manera de salvaguardar esos insumos de la maleficencia de la guerra cibernética que tiene la posibilidad de borrar este tiempo de la historia: nuestro tiempo, para siempre.

COMUNICADOR SOCIAL.

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