- 24/01/2013 01:00
Hasta luego Mamaita (1912-2013)
Naciste chiricana un 1 de octubre de 1912 y te bautizaron Ana María Clement, posteriormente de Esquivel. Y por esas casualidades de la vida, no fue un año como cualquier otro. Sun Yat Sen proclamó la República de China en Nankin, los gringos se tomaron Guantánamo en Cuba, se produjo el naufragio del Titanic, eligieron a Woodrow Wilson como presidente de los Estados Unidos por una amplia mayoría, murió en Río de Janeiro el Barón de Río Branco, el más ilustre hijo de Brasil, el gobierno colombiano reclamaba al de los Estados Unidos por la pérdida de Panamá y coincidió además, con el año en que asesinaron al expresidente Eloy Alfaro en Ecuador.
Tu vida estuvo llena de grandes satisfacciones. Para todos los que tuvimos el privilegio de conocerte, te recordaremos siempre como una gran mujer, madre, abuela, esposa, pero sobre todo, como una amiga ejemplar. No recuerdo ningún evento relevante de mi vida en donde no estuvieras allí para apoyar. Y lo hiciste así con todos los seres que te rodearon. Tanto con los propios como con los extraños. Así de grande y noble fuiste. Una mujer con carácter y determinación, pero muy dulce y amable de corazón.
Junto a tu esposo, Lorenzo ‘Lenco’ Esquivel Delgado, lograron construir el tronco y pilar de la familia. Y lo hicieron a punta de esfuerzo y dedicación. Trabajaron duro en cada una de las actividades que emprendieron. Ya fuesen estas en el campo político como en el empresarial. De todas ellas, jamás podremos olvidar las vacaciones de verano en Boquete, en tu finca ‘Lorenita’, donde lograron cultivar cafetales de excelente calidad y sabor. Allí nos enseñaron a trabajar y a convivir con la naturaleza. A interactuar con tanta gente buena que año tras año regresaban para compartir nuevas experiencias, vivencias y la vida en sí.
Viviste una vida digna y ejemplar. Diste todo para los demás y siempre lo hiciste con el más alto sentido de altruismo y equidad. Ayudaste a los que menos tenían y recuerdo con satisfacción, a todos esos niños y niñas Ngäbe-Buglé que educaste y a los cuales dedicaste gran parte de tu vida con entrega y pasión. A Cristinita, Mingo y Benjamín.
Durante esos 100 años que Dios te concedió, pudiste experimentar dos guerras mundiales y muchos de los más dramáticos cambios y transformaciones que el siglo XX te ofreció. Pudiste vivir en ese Panamá rural, tranquilo e informal y al mismo tiempo saborear, ya en las postrimerías, la nueva cara del Panamá moderno, con todas sus virtudes y defectos.
Hasta luego Mamaita. Fuiste una mujer ejemplar en todo lo que hiciste. Apegada a Dios y a los más nobles principios éticos y morales. Puedes tener la seguridad de que te vamos a extrañar. Vivirás en nuestros corazones para siempre.
*EL AUTOR ES PERIODISTA.