• 12/03/2013 01:00

La inhabilitación del político

Una sociedad debidamente organizada evidencia armonía, funcionamiento de sus instituciones, consulta abierta y permanente de su regente ...

Una sociedad debidamente organizada evidencia armonía, funcionamiento de sus instituciones, consulta abierta y permanente de su regente y su séquito con el pueblo. Es asî como se garantiza, por ejemplo, armonización entre crecimiento económico y desarrollo humano sostenible que, de hecho, debe implicar una distribución equitativa de sus riquezas, la participación directa en un verdadero proyecto de país de los sectores más vulnerables y de los marginados históricos, a quienes por lo regular, no le cae ni la mínima gota de susodicho crecimiento.

No obstante, consideramos que, para que el pueblo logre los espacios a que tiene derecho legítimo, de él deben salir líderes y ‘políticos profesionales’ con integridad, dignidad y con una clara visión de su quehacer; además, debe conocer su historia, sus necesidades, el marco jurídico y geográfico que delinea el ámbito de su actuar político (alcaldía, gobernación representación diputación, etc.), de tal suerte que no ande por allí extraviado y planteando sandeces o no logre absolutamente nada en pleno beneficio de su comunidad o de su circuito.

Es el caso, de algunos que se lanzan a políticos con ‘un espíritu deportivo’ y llenos de muchas ganas, pero carentes de virtudes y de inteligencia; amén de probidad para el ejercicio de cargos públicos. De ahí, que se deba normar o legislar en esta dirección de modo que se pueda ‘inhabilitar a cualquier político corrupto’ y aplicarle un ‘ostracismo político’ que terminantemente impida su presencia en escenarios donde se tomen decisiones importantes y que determinen logros trascendentes en el ajedrez político del país.

¿Por qué señalamos esto? En la idiosincrasia política nacional y, específicamente, en el tinglado político, existen personajes podridos que por ningún motivo están cualitativa y moralmente calificados para representar a nadie, pues son extremadamente proclives a las llamadas coimas, prebendas y a parasitar lucrando de los dineros públicos.

Lamentablemente, el pueblo no toma consciencia, no aprende, no adquiere una sólida cultura política que le permita detectar a estos personajes y desecharlos, como quien arroja a la basura unos mugrosos pámpers. Aprendamos a ‘inhabilitar con el voto a los políticos corrompidos’ y a los aventureros en las próximas elecciones.

*DOCENTE.

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