• 13/04/2013 02:00

¡A confiar en el pueblo!

Por estas fechas y en el futuro, a medida que se aproxime la apertura del proceso electoral, no faltarán voces, provenientes, unas, de l...

Por estas fechas y en el futuro, a medida que se aproxime la apertura del proceso electoral, no faltarán voces, provenientes, unas, de los partidos de la partidocracia panameña; otras, de presuntos aspirantes con pretensiones de que quienes ya hemos iniciado el camino hacia una postulación independiente depongamos nuestras aspiraciones para secundarlos a ellos; y, finalmente, las de los profetas y gurúes electorales, que insisten en tratar de desanimar a los candidatos independientes, con el argumento de que no podremos competir con las maquinarias de los partidos políticos.

La partidocracia, que hasta ahora ha tenido un control absoluto del sistema electoral, todavía no ha entendido que la mayoría del pueblo la repudia, a ella y a sus dirigencias y candidatos, por sus comprobadas conductas tracaleras. Tampoco parecen haberse enterado de que la ciudadanía, que anhela que surjan alternativas diferentes a las gastadas ofertas de la partidocracia, ya ha comenzado a mirar con creciente simpatía las verdaderas candidaturas independientes.

La partidocracia confía en que con los monstruosos subsidios que, con la cooperación del Tribunal, se han repartido con insaciable voracidad, más todos los dineros, de clara procedencia o de ninguna, que recibirán de quienes invierten en sus campañas, serán suficientes para seguir prostituyendo nuestra política con los métodos clientelistas. Al recostarse en ese supuesto, tampoco han comprendido que el pueblo, la mayoría de él, rechaza la ofensa de quienes han hecho un credo de la compra de conciencias.

La partidocracia, también confía en que con su campaña destinada a desalentar las candidaturas independientes, obligará a los votantes a escoger, exclusivamente, entre las opciones que ellas ofrezcan o a abstenerse, en cuyo caso también se saldrían con la suya. Por eso, y para que se entienda, fue que se opusieron a la introducción de la doble vuelta. Los partidos rechazan la segunda o doble vuelta, porque consideran que así bloquean la posibilidad de que surjan alternativas que les disputen su control del sistema electoral. Pero, además, la rechazan por el temor patológico de que quede en evidencia que su cacareada fortaleza electoral es un mito.

En todas las actividades humanas, y especialmente en la política, no debe sorprendernos que surjan los que, con ilustradora expresión, en la Argentina llaman ‘los flor de vivos’, o sea, aquellos que a última hora quieren hacerse, como dice otro refrán de esas tierras, ‘con la chancha, los chanchito y la máquina de hacer chorizos’. Esta especie es la que aboga por entendimientos, alianzas y coaliciones, que tienen como verdadera motivación procurarse ventajas para ellos y fabricarse por esa vía liderazgos de los que están absolutamente huérfanos.

El futuro de las candidaturas independientes lo decidirá el pueblo y dependerá de que quienes aspiramos a ellas respondamos con propuestas creíbles al anhelo de la ciudadanía, que espera que surja ‘una alternativa diferente’ a las gastadas y para nada creíbles ofertas de la partidocracia tradicional.

En mi caso, aclaro que no tomé la decisión de aspirar a la Presidencia como candidato independiente para, en el camino, ‘buscar acomodos’, repitiendo las prácticas marrulleras de la politiquería criolla. Lo hice, porque tengo fe en que el pueblo panameño, en su mayoría hastiado de los mismos partidos, sus dirigencias y sus candidatos, aspira a otras opciones.

Los candidatos independientes debemos alejarnos de las componendas que repudia el pueblo consciente. Quienes aspiramos a ofrecer una alternativa distinta, solo debemos coincidir para demandar: 1) Que las reglas electorales, en lugar de entorpecer y obstaculizar las candidaturas independientes, sean, como lo ordena la Constitución, equitativas y proporcionales. 2) Que se reformen los subsidios electorales, que deben ser distribuidos equitativamente y, en lugar de engordar las arcas de la partidocracia, utilizarse para costear espacios en los medios de comunicación, accesibles a todos los candidatos, en igualdad de condiciones. 3) Que se establezca la doble vuelta, para romper la perniciosa polarización a que conduce el actual sistema electoral y posibilitar nuevas opciones. 4) Que los medios de comunicación, dediquen mayores espacios para que los candidatos independientes, que partimos con descomunales desventajas, podamos hacer conocer nuestras propuestas.

Sobre esos aspectos específicos, y solo sobre ellos, debiéramos conversar y empujar juntos todos los aspirantes independientes.

PRECANDIDATO PRESIDENCIAL INDEPENDIENTE.

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