• 07/09/2013 02:00

Leopoldo Aragón: el sacrificio por una traición

Un cable del periodista Leopoldo Aragón, abogado y corresponsal de prensa en Panamá 1959-1966, señala que ha visto un documento con fech...

Un cable del periodista Leopoldo Aragón, abogado y corresponsal de prensa en Panamá 1959-1966, señala que ha visto un documento con fecha 16 de febrero de 1968 del Army Corps of Engineers Draft Position Paper, planteamiento que señala ‘la necesidad de poner un gobierno militar en Panamá con Torrijos a la cabeza y así lograr un tratado que no tuviera los problemas que se dieron en 1967’.

¿Y cuáles eran esos problemas para USA? ‘Un tratado que le garantice una Cláusula de Intervención’, la cual ya había sido eliminada de la Constitución de 1904 en 1936 durante el gobierno de Harmodio Arias. ‘Cláusula lesiva a la dignidad del panameño’.

Los hechos del 9 de Enero, sentaron a USA en la mesa de negociaciones, y los Tratados Tres en Uno fueron rechazados por la Asamblea Nacional y el pueblo panameño. Mientras que Bolívar Vallarino ordena a los miembros de la Guardia Nacional, a raíz de los disturbios que se producen el 9 de Enero: ‘No enfrentarse a los patriotas panameños’ y ‘americano visto en las áreas periféricas de Panamá, recogerlo y entregarlo en la Zona del Canal’.

El jefe de la Zona Militar de Chiriquí, teniente Omar Torrijos, es trasladado por un avión del Ejército Americano a Colón, siendo el único oficial que desobedece las órdenes de Vallarino.

Muchos años después, se anuncia al país que el 7 de septiembre de 1977, se firmaría los Tratados Carter-Torrijos, en Washington, del cual sirvieron de testigos, la gran mayoría de los dictadores que asolaban a América Latina, con la excepción de Anastasio Somoza DeBayle, quien no asistió. Y se consumaría la traición a Panamá por un panameño, y que era el dolor que sentía Aragón que se cernía sobre Panamá, que lo venía denunciando desde el momento que vio aquel documento. ¿Profeta? El 19 de diciembre de 1989, los que buscaban esa Cláusula lo invocaron, para invadir a Panamá.

Casado con Rose Marie Aragon, ciudadana argentina, una obsesión lo acompañaba en su exilio en Suecia, a donde llegó gracias a la intervención de Amnesty International y del rey de Suecia, quienes lo rescataron de las cárceles panameñas. Durante año y medio, el régimen de Torrijos lo había mantenido recluido en Coiba y sometido a brutal abuso físico y moral.

En un último mensaje al pueblo panameño, en una de sus columnas clamaría por ‘plebiscito en el que el pueblo panameño tenga el derecho a elegir y decidir con toda libertad, si acepta o no acepta los tratados sobre el Canal negociados por el dictador Torrijos y Estados Unidos...’. Plebiscito que se realizó el 23 de octubre de 1977, pero no había libertad de prensa, había exilados panameños y un control en el país.

A pesar de las exigencias de las propuestas aprobadas por el Pueblo en el Congreso de la Soberanía de Enero de 1964, los negociadores del régimen siguieron adelante. Y ante esto, redactaría su testamento político el 30-8-1977, que en parte señala: ‘Desde 1976 USA incrementó el envió de armas preparándose ‘para el llamado plebiscito’, ‘llegó al límite de forzar al pueblo a que apruebe la traición’, ‘Sin Libertad para votar, y un debate público de tres meses. No hay tratado que valga’. ‘El Pueblo no aceptará como válido legal un tratado suscrito por una tiranía que prive de las libertades y viole los Derechos Humanos’. Que mi muerte encienda el ánimo de todos, para derrotar al enemigo interno y externo’. ‘Panamá no es una cosa que se vende en un mercado. Rescátenla del gánster Bunau Varilla Torrijos y toda su gavilla de maleantes’.’

El 1 de septiembre de 1977, en Estocolmo, caminó lentamente con un recipiente de gasolina y fósforos, hasta colocarse frente a la Embajada de USA, luego se empapó de combustible y encendió una cerilla. Se convirtió en una antorcha humana, hasta el pavimento ardió en llamas. Aragón se recostó. Lo ayudan a levantarse y se acerca un funcionario de la Embajada intentando apagar las llamas con un extintor. Fue llevado al Hospital Karolinska, tenía quemaduras graves y profundas en el 90% de su cuerpo. Sus cenizas le fueron entregadas en 1983, por su viuda, a Jorge Turner en México. No se sabe qué destino tomaron después que Turner pasó a ser embajador de Noriega en México.

Treinta y seis años después, ha quedado en el olvido y hoy toca rescatar la memoria de quien se sacrificó por advertir de la traición del 7 de septiembre de 1977.

CPA Y EX INVESTIGADOR DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD.

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