• 28/09/2013 02:00

El silogismo del péndulo

Primera premisa: el pueblo siempre termina harto del gobierno de turno. Segunda: la oposición es el cambio. Conclusión: el gobierno perd...

Primera premisa: el pueblo siempre termina harto del gobierno de turno. Segunda: la oposición es el cambio. Conclusión: el gobierno perderá las elecciones y las ganará la oposición. El silogismo del péndulo ha funcionado en las tres últimas elecciones. En 1999, el país estaba harto del gobierno del PRD, que presidió PB, que llegó hasta la insensatez de tratar de reelegirse y lo castigó echándolo y votando por Mireya Mosco; en el 2004, el desencanto con el gobierno del Partido Panameñista fue capitalizado por el PRD, que volvió al poder; en el 2009, el PRD fue nuevamente repudiado por el electorado, que votó por la oposición representada por Cambio Democrático y su aliado, el Partido Panameñista.

En los torneos electorales de 1999, 2004 y 2009, la oposición se montó sobre la consigna ‘del cambio’. En otras palabras, siempre se ofreció al electorado cambiar lo malo presente por una opción diferente, que prometía algo mejor y el pueblo, compró la oferta. Pero no fue porque se creyera la promesa; su decisión a favor del cambio, antes que obedecer a la convicción de que escogía a mejores, expresó su rechazo, mediante el voto de castigo, a los gobernantes en turno, y su esperanza de que los nuevos elegidos hicieran un buen gobierno.

El bando perredista de la politiquería criolla, con muy poca imaginación, no le concedo mucha a su abanderado, confía en que para las elecciones del 2014, nuevamente operará el ‘Silogismo del péndulo’ y, proclamándose como los abanderados del cambio, ya se ven empuñando las riendas del poder para el quinquenio 2014-2019. Por su lado, el candidato oficialista también trata de venderse como el representante ‘del cambio’; pero como están en el poder, se promueve, con la misma poca imaginación de su principal retador, como el ‘continuador del cambio’.

El tercero en discordia, el candidato panameñista, para no quedarse atrás, también ha echado mano a la consigna del cambio, para venderse como ‘el verdadero abanderado del cambio’, sumándose a la falta de imaginación que ya han trillado sus contendores de la partidocracia.

Si algo ha quedado patente en las campañas de los tres candidatos hasta ahora proclamados es que, aparte de las consignas ‘cambistas’, poco o nada de sustancia hay en el contenido en sus mensajes. Propaganda millonaria, que satura y harta, mucha; pero de propuestas que motiven fuera de las clientelas cautivas de sus respectivos colectivos políticos, nada. Y eso se sigue reflejando en las encuestas. Mes tras mes, oscilan entre los mismos porcentajes; pero ninguno se ‘despega de los otros’. En otras palabras, todos siguen gateando en las laderas de la loma.

Pero un factor verdaderamente novedoso ha aparecido en fechas recientes y es que tanto en el lado oficialista como bajo las toldas opositoras, y como consecuencia de la debilidad de los tres candidatos proclamados, han comenzado a agitarse tendencias que, de buena gana, preferirían explorar con otros candidatos. Y, por tanto, nadie se sorprenda si antes de que llegue el período para presentar oficialmente las postulaciones, que correrá del 4 de febrero al 4 de marzo de 2014, alguno de los proclamados cambistas sea, a su vez, cambiado. O sea, que bien pudiera ser que el silogismo del péndulo también opere a lo interno de los partidos.

Los partidos políticos se organizan y persiguen alcanzar el poder o retenerlo y como esa es su finalidad suprema, todas sus energías y fuerzas internas se concentran en tener como portaestandartes a quienes mejor puedan servir a ese propósito, y si alguno de los actuales proclamados compromete, a juicio de los intereses que mandan en el partido, sus ambiciones y pone en peligro las posibilidades de triunfo, las que crean tener, los sacrificios, voluntarios o impuestos, siempre están entre las alternativas posibles. Y, ‘cuando el río suena...’.

PRECANDIDATO PRESIDENCIAL INDEPENDIENTE.

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