• 07/10/2013 02:00

Panamá y el poder de las pandillas

Panamá tiene una democracia en la que pueden escalar fácilmente al poder delincuentes de diferentes pelajes. La forma de hacer política ...

Panamá tiene una democracia en la que pueden escalar fácilmente al poder delincuentes de diferentes pelajes. La forma de hacer política partidista ha cambiado.

Ya se ha extinguido buena parte de esos gamonales tradicionales que encerraba a los campesinos en los bramaderos la noche anterior a las votaciones; así como también quedan pocos creadores de varilleros y asaltantes.

Ahora el arrabal y los pueblos de cuatreros dan calor y comida a sus pichones de helanios y harpías que crecen con el credo de imponerse a la fuerza y con la intimidación para sobrevivir.

Muchos de esos ‘laopé’ se gradúan exitosamente robando exámenes, comprando títulos y aprendiendo mañas cultivadas en las pandillas que los defienden y que llenan los espacios que debieron ser cubiertos con ética y moral por nuestros gobiernos que en su mayoría lo pasan ocultos cuan mamíferos submarinos.

Da qué pensar entonces cómo quedará Panamá en pocos años. En este país abundan los aspirantes a puestos de elección cuestionados por su fuerte vinculación con pandillas, en donde desde niños se aprende a que hay que ser fuerte, arrancar orejas, dar golpes y hasta matar para sobrevivir en el mundo pandillero.

El recurso humano dañado sigue en crecimiento, porque la honestidad ciudadana le teme a los liacones. No se engañen, la delincuencia en este país tiene plata y recursos para dominarnos. Esta clase de tipos y tipas con cédula panameña se asocian con facilidad a sus colegas extranjeros con tal de llegar al poder (Uds. conocen de muchos casos).

Ninguna de estas ratas de caño, siente pena al presentarse ante la vindicta pública, pese al voluptuoso escarnio que los estigmatiza. (Ellos juran que todos somos iguales a ellos).

Para cualquier psiquiatra serían enfermos mentales, pues se sienten muy seguros de su arsenal de añagazas para incautos. Estas subespecies de pandillas urbanas, rurales y de montaña parecieran contar con el apoyo de importantes medios de comunicación.

No hay desayuno en que no aparezcan en las pantallas de televisión personajes dañinos, tanto a la vista como al estómago.

*ESCRITOR COSTUMBRISTA.

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