• 10/10/2013 02:00

Lo salvó la campana: caso Siria

Ante el acto criminal del uso de armas químicas, donde murieron casi 1500 sirios, el gobierno norteamericano, encabezado por su presiden...

Ante el acto criminal del uso de armas químicas, donde murieron casi 1500 sirios, el gobierno norteamericano, encabezado por su presidente, toma la decisión de invadir militarmente, y derrocar al gobierno sirio, encabezado por Bashar Al-Asad, pero una serie de eventos, no considerados, hacen mella en la decisión ya tomada, que obligan a posponer la intervención, todo ello; pese a que el Consejo de Seguridad de la ONU no avala esa decisión, no olvidemos que ese consejo está bastante obsoleto, y que sus funcionamiento, ya no representa la realidad política del mundo actual.

Entre las situaciones que sorprendieron a los norteamericanos, está que la Cámara de los Comunes niega la participación en la guerra, y deja al primer ministro inglés atado de pies y manos, para acompañar a su aliado tradicional, en el papel que se han atribuido de gendarme del mundo. En mi opinión, ese hecho imprevisto obligó a los estrategas estadounidense a replantear sus opciones, y por lo menos, retrasar la intervención armada, además la presión del pueblo norteamericano crecía, en oposición a la guerra. Pero en una jugada maestra, el presidente, para no quedarse solo, envía al Congreso la propuesta, para que le dé su opinión y aval, a pesar de que la ley lo faculta a tomar la decisión, sin su consentimiento. También hubo voces que pedían el retiro del premio Nobel a Barak Obama.

Pero, pese a que los ingleses deciden no participar en la guerra, no faltan los voluntarios, y es así, como Francia, a través de su presidente Hollande, le da su apoyo absoluto a participar en la guerra, pero los norteamericanos tradicionalmente le han tenido cierta desconfianza a los galos, por las innumerables diferencias políticas que regularmente los han enfrentado. Es decir, un aliado no confiable, aunque viéndolo bien, entre grandes se entienden.

En ese mundo de presión política y para evitar una eminente invasión, los rusos presentan, a través de su presidente Vladimir Putin, una propuesta a la ONU, que consistía en que el gobierno sirio está dispuesto a retirar 1000 toneladas de armas químicas que tiene en su poder, y no solo eso, sino que, en un acto de salvación, se comprometen a firmar el convenio de prohibición del uso de armas químicas, protocolo que no habían rubricado. Una pregunta obligada es ¿quién le dio ese arsenal mortífero al gobierno sirio? La respuesta no es un misterio, se presume que sus amigos tradicionales deben haberlo hecho.

La propuesta del Sr. Putin parece que ha tenido éxito, porque, por lo menos, por ahora ha aguantado la invasión militar, y ello conlleva a que la ONU enviara inspectores a verificar el uso de las armas químicas, y después de un análisis exhaustivo, en laboratorios especializados se comprobó su uso contra la población, aunque ahora tanto el gobierno, como los rebeldes, se acusan mutuamente de su uso.

Los guerrilleros opuestos al régimen sirio, con la intervención de la ONU, y las grandes potencias, parece que han ido perdiendo fuerza en su objetivo de derrocar al gobierno, lo que los deja en un futuro incierto, además que se presume que hay grandes contradicciones entre ellos.

Ahora la pregunta es ¿dónde quedan los 100,000 muertos de esta guerra salvaje, muchos de ellos inocentes, que más bien, eran rehenes de esta conflagración, donde los intereses geopolíticos sobrepasan a los del pueblo sirio. Aunque hay una aparente calma, no están exentos de una invasión, por lo que tienen que andarse con cuidado, porque caminan en el filo de la navaja.

DOCENTE - ESCRITOR - ANALISTA POLÍTICO.

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