• 25/11/2013 01:00

Paremos los ‘mimitos’

No he querido decir ‘a Mimito’, ¡por si acaso!.. Quiero referirme a un audaz escrito firmado por Robert J. Samuelson, del Grupo Washingt...

No he querido decir ‘a Mimito’, ¡por si acaso!.. Quiero referirme a un audaz escrito firmado por Robert J. Samuelson, del Grupo Washington Post y supongo, reproducción de su columna semanal en el Diario Siglo XXI, Periódico Independiente, plural y abierto español. Se preguntaba el exreportero del Washington Post sobre la ‘realidad’ de la ‘Abuelita’... (Ref. ¿Existe la ‘Abuelita’ en realidad?) publicado en este mismo diario el sábado 9 de noviembre pasado.

La fuente citada por Samuelson es sumamente seria. Se trata de un estudio apoyado por los analistas del Banco de la Reserva Federal de St. Louis (sí, los bancos serios tienen una unidad de investigación, no solo económica, sino de diversos temas sociales sensibles, tal el envejecimiento de la población, en este caso). La Universidad Google nos informa además que este Banco de la Reserva Federal, en St. Louis, para ser exactos, forma parte de los otros 12 (como los 12 apóstoles) que, unidos al Board o Governors en Washington, forman el Banco Central de EE. UU.

Samuelson es también identificado como un ‘reduccionista’ en su perfil googlístico, lo que en términos filosóficos puede ser un índice más a su favor, unido a su calidad de periodista de alto nivel. La pregunta de oro, en realidad no es saber si o no existen las abuelas... como realidades de carne y hueso. De lo que se trata es de la explotación política e ideológica de esta caricatura de ciertas mujeres de edad para conseguir votos, porque el voto de ‘los ancianos’, como él llama a los adultos (as) mayores de 65 años, cuenta en EE. UU. y en otras partes del mundo.

Durante mi último viaje a Buenos Aires, me preguntaba el presidente vitalicio de la asociación de jubilados y pensionados más antigua del mundo, ¿cómo andaba la equiparación de los salarios mínimos en Panamá, en relación con las jubilaciones más bajas? Le contesté que no había visto ninguna propuesta en ese sentido, ni por parte de los jubilados y pensionados mismos; y, menos por los partidos políticos. El lloriqueo es interminable por el ‘aumento’ de pensiones y de salarios mínimos, en forma separada, sin mirar que hay jubilaciones que arrancan a $150 mensuales... es decir, muy por debajo de los salarios mínimos. La paradoja más llamativa, cuando un pensionado de la CSS, ex catedrático universitario, habiendo trabajado 20 años de su vida, reunido sus cuotas, ¡sale con una pensión equivalente al salario mínimo de un conserje en uno de los condominios en Paitilla! Es decir, alrededor de $400 mensuales, ¡apenas para la canasta básica!

Samuelson hablará aquí de ‘estereotipos’ políticamente útiles... cuando se disimula el deber de protección para alcanzar ‘seguridad económica’ en la vejez, por ejemplo, con políticas de subsidios estatales ($100 x los 70) o federales, para el caso de EE. UU. No se le escapa tampoco el hecho de que muchos de los ‘ancianos’, mayores de 65 años, son ricos: Buffet, Liliane Bethancourt —la dueña de l’Oréal—, la Duquesa de Alba, Slim... para avanzar algunos nombres, o disfrutan de una posición económica holgada...

En nuestro país no conozco la figura de una jubilación subsidiada por el Estado. Porque lo que está en juego es el hecho de que los norteamericanos de 70 y más están siendo favorecidos con un aumento de 15.6 % en sus niveles de ingresos, en detrimento de las generaciones más jóvenes que sufren una caída de 12.4 %. El arquitecto Mejía Andrión señalaba en un escrito publicado en La Prensa, que el aumento de $20 a los y las favoritos (as) de los 70 y + acá, representaba un aumento de 20 % en sus ingresos subsidiados, mientras que el resto de los jubilados del país apenas si habían logrado un poco menos de 2 %... llorando y protestando.

¿Es deseable... o merecido seguir manteniendo un ejército de subsidiados, porque sí... y por ser políticamente útiles... y para ganar votos?

‘Tenemos que dejar de mimar a los ancianos’ —y no solo a ellos— siendo estos ‘mimitos’ armas de doble filo: por un lado pervierten una auténtica red de seguridad —económica, social— en la vejez, empujándola a una ‘red de cuidos’, para seguir manteniendo el gueto en torno a la vejez. Curiosamente coincidirá éste con una porción de jóvenes, muertos en vida... dependientes, necesitados de expertos en pandillas y... de plata, como si ésta reemplazara al amor que nos debemos unos y otros.

FILÓSOFA Y ESCRITORA.

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