• 12/12/2013 01:00

Pobreza y hambre

S iguiendo mi hábito de compartir con ustedes artículos que encuentre interesantes y pertinentes a nuestra realidad, en esta ocasión qui...

S iguiendo mi hábito de compartir con ustedes artículos que encuentre interesantes y pertinentes a nuestra realidad, en esta ocasión quisiera referirme al último Informe sobre la Pobreza Rural-2011 del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, conocido como FIDA, el ente financiero para el desarrollo agrícola de la Organización de las Naciones Unidas. Me place informarles que como embajador de nuestro país en Roma actué también como representante de Panamá ante las organizaciones de la ONU en esa ciudad, FAO, FIDA y el Programa Mundial para Alimentación (PMA).

No es ningún secreto que nuestras poblaciones rurales sufren graves problemas de pobreza y hambre. Es un hecho, además, que nuestro sector agrícola se encuentra severamente desatendido por los gobierno y como resultado estamos perdiendo la habilidad de alimentarnos y aumentando una creciente y peligrosa dependencia en importaciones para satisfacer nuestros requerimientos alimentarios.

No es mi intención abrumarlos con cifras, pues son harto conocidas y citadas en los medios, más que todo intento referirme a conceptos y recomendaciones del FIDA para acabar el hambre del campesino.

El informe nos ofrece una ‘visión singular de la pobreza rural en todo y la manera en que estamos cambiando los medios de subsistencia de la población rural pobre’. Comienza citando testimonios de hombres y mujeres que fueron entrevistados que me permito citar. ‘Hoy en día el problema es que no importa lo duro que trabajes, nunca es suficiente para alimentar a la familia…’. ‘Lleva sin llover aproximadamente un año, quizás más. Por eso la gente sufre…’. ‘Sin estudios una persona no puede hacer nada…’.

‘Los hombres se han ido a trabajar fuera del pueblo. La principal mano de obra aquí son las mujeres…’. Estos testimonios representan una realidad de vivir en pobreza que bien pudieron ser expresados por nuestros campesinos.

FIDA nos dice que el pequeño agricultor a nivel global produce el 80% de los alimentos consumidos en países en desarrollo y que 75% de las personas más pobres del mundo son campesinos y que 925 millones padecen subnutrición, lo que resulta ‘paradójico’.

Amplía: ‘Los jóvenes y los niños constituyen el grupo más grande entre la población rural pobre, y en el informe se destaca la importancia de crear oportunidades nuevas y mejores para ellos, centrando la atención sobre todo en ampliar las oportunidades educativas dirigidas específicamente a ofrecer a los jóvenes las competencias que necesiten para tener éxito en el contexto rural’. ... ‘El desafío mundial más importante que constituye el núcleo del presente informe es que, para alimentar a los 9,000 millones de personas que habitarán el planeta Tierra de aquí a 2050, la producción de alimentos tendrá que aumentar un 70 por ciento, y la producción agrícola en los países en desarrollo tendrá que duplicarse. Para hacer frente a este desafío, será necesario que los pequeños agricultores desempeñen un papel mucho más eficaz en estos países, que las zonas rurales aprovechen al máximo las oportunidades de crecimiento del empleo no agrícola que se presenten, y que se renueven los esfuerzos, de manera más eficaz, para atender las preocupaciones de la población rural pobre en cuanto compradores de alimentos’.

El informe destaca la falta de una gobernanza mundial, la perdida de la diversidad en las semillas, la agricultura a gran escala, la reducción de la inversión publica, los productos que dejan una huella ambiental que recorren medio mundo y dejan una ambiental son algunos de los problemas que se enfrenta el campesinado para salir de su situación de pobreza, hambre y miseria.

En un artículo pertinente al tema, el periódico español, El País se refiere a recomendaciones de los expertos en las políticas y medidas que deben tomar los gobiernos y los profesionales que se ocupan del desarrollo podrán adoptar en respaldo al empeño de la propia población rural para escapar de su pobre. Señala siete medidas que los expertos recomiendan para luchar contra el hambre del campesinado, que cito: Adoptar medidas políticas globales. Proteger la diversidad de las semillas. Luchar contra el acaparamiento de la tierra. Consumir productos de los mercados locales. Apoyar la agricultura familiar frente a la agroindustria. Más inversión pública para el desarrollo agrícola. Relanzar el papel de la mujer en el campo.

Estaremos de acuerdo que cada comentario y recomendación del FIDA y los expertos se aplican a la actual situación de nuestro campesinado. Ojalá los próximos gobernantes le den mayor atención y prioridad al tema de pobreza y hambre.

BANQUERO Y EXDIPLOMÁTICO

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