• 29/12/2013 01:00

Revolución y humanidad

Mientras el país más poderoso del mundo con su falsa democracia, coarta la libertad de otros menos favorecidos y viola sus derechos huma...

Mientras el país más poderoso del mundo con su falsa democracia, coarta la libertad de otros menos favorecidos y viola sus derechos humanos, pisoteando la norma jurídica internacional, con invasiones que siembran muerte, dolor y miseria, para robar sus recursos naturales empobreciendo a sus pobladores; Cuba, una nación pobre, pero digna, opone a esos abusos la humanidad de su Revolución.

Con sus virtudes y defectos, como toda obra del hombre, la Revolución Cubana arriba a los cincuenta y cinco años de existencia reafirmando su solidaridad con apoyo fraternal a todos los pueblos sin mediar condiciones.

El poder económico con su influencia y control del espectro mediático tiene igual cantidad de tiempo demonizando su trayectoria, pero a estas alturas de la historia, tiene que admitir que ha sido un factor que permite avanzar hacia otro mundo mejor, porque así lo determina la voluntad y su propósito de superación.

Gracias al concurso del pueblo cubano y su dirigencia revolucionaria, liderizada por el comandante Fidel Castro Ruz, el fin del apartheid en Sud África, tras la liberación de Nelson Mandela, pudo lograrse cuando las tropas de soldados voluntarios llegados de la isla se sumaron a la lucha de liberación en los países del lejano continente.

En esa jornada también contribuyó la Unión Soviética.

A las potencias y sus aliados, que hipócritamente lamentaban hace poco la desaparición del coloso paladín de la democracia, martirizado por 27 años de injusto encarcelamiento, y que apoyaron con armas y dinero a los verdugos, no les queda de otra que reconocer el significativo papel que en esa tarea jugó Cuba.

Tras calamidades naturales o políticas, las manos prodigiosas de los profesionales de la salud de la Perla de las Antillas, se han extendido y multiplicado para paliar las necesidades del prójimo en todas latitudes.

Sin recursos económicos, pero con una gran fe y confianza en la nobleza de su afán, Cuba no se ha medido, ni limitado, en su ayuda a quienes ha sido preciso atender. Roberto Morales, ministro de Salud, en informe reciente declara que en ese país hay trabajando 56 mil 600 galenos y cerca de 21 mil dispersos, examinando a los más humildes en áreas urbanas y rurales en cerca de seis países de África, Asia y América Latina.

La esperanza de vida de la población en Cuba creció a 77.9 años y la mortalidad infantil en menos de cinco por cada mil nacidos.

La Operación Milagro, para devolverle la vida a quienes fueron afectados de la vista, así como el otorgamiento de becas para educar a médicos de países, no solo del tercer mundo, sino hasta de sociedades de mayor desarrollo como Estados Unidos, donde la formación de médicos cuesta un ojo de la cara, tienen en Cuba posibilidad real.

No obstante el criminal bloqueo impuesto por los Estados Unidos, los investigadores científicos han obtenido avances significativos en la cura del cáncer, la diabetes y otras enfermedades. Miles de niños son privados de salud, porque hasta las medicinas forman parte de la materia que no pueden comerciarse con Cuba por la persistencia del bloqueo.

Logros que simbolizan la nobleza de una colectividad, caracterizada por la humanidad de sus sentimientos, obligan al saludo respetuosamente agradecido de los hombres de buena voluntad que sin mezquindades, ni bajezas saben reconocer que sí es posible promover un mejor futuro para nuestros pueblos.

Gloria eterna a la Patria de José Martí.

PERIODISTA.

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