• 09/01/2014 01:00

9 de Enero: Una fecha para no olvidar

Para evaluar bien el 9 de Enero hay que separar las brumas que ensombrecen los hechos pasados. Cincuenta años es un tiempo considerable,...

Para evaluar bien el 9 de Enero hay que separar las brumas que ensombrecen los hechos pasados. Cincuenta años es un tiempo considerable, donde la memoria falla y las mentiras repetidas se tornan en verdades que se escriben en piedra. Esos muros impiden ver la verdadera historia patria.

El 9 de Enero fue el detonante del desencanto, de la rabia, de los sentimientos del pueblo panameño, que reacciona a una injuria que en 1964 cumplía 61 años. Una afrenta que le arrebata su dignidad y le planta una bandera en medio de su territorio. Los panameños todos juntos se comportan como un hombre de honor que se bate en un duelo que sabe que va perder, pues no le puede ganar al ejército más poderoso del mundo. Pero aun así pelea con un resultado de sangre, 21 muertos y más de 400 heridos en Panamá y en Colón.

En mi afán por conocer sobre esta gesta, entrevisté a gente honesta que me contó historias interesantes, dramáticas, pero despejadas de protagonismo. Así me encontré con José Llamas, un institutor, que en la noche del 9 de Enero queda con la bandera rota en Balboa en las manos y a falta de otra opción, por los hechos violentos que acaecían, la lleva a su casa, donde su madre, con mucha reverencia, la guarda celosamente para después devolverla.

Pude conocer la historia de Andrés Galván, aquel héroe sindicalista colonense, que junto a cinco compañeros se enfrentaron a las bayonetas de los marines gringos. O los hermanos Navas, que en Colón, con un rifle de una sola bala, causan bajas a los extranjeros.

Pascual McPherson, otro institutor de la heroica marcha, me aportó un detalle importante. ‘La marcha no fue planeada. Fue madurando en la cabeza de cada compañero por la negativa de los zonians de izar nuestra bandera. Todos teníamos conciencia de lo que íbamos a hacer y cuáles eran las causas. Nuestros profesores nos explicaron muy bien el problema entre Panamá y los Estados Unidos’.

Jaime Paz, también de la generación del 64, contó que ‘Cuando regresamos con la bandera rota, los institutores perdimos protagonismo, entonces fue el pueblo que se abalanzó sobre la cerca ignominiosa’.

La ofensa era un tratado que ningún panameño firmó, que dio el Canal a EE. UU. a perpetuidad y fue un terrible freno que impedía el desarrollo económico del país.

La prosperidad de la Zona, sus costumbres, su desprecio hacia lo nuestro, enturbiaba el convencimiento de que el panameño era un ser capaz, con tradiciones, que se podían transmitir a sus descendientes. Y de esa manera ir formando la historia de un país con un destino propio.

Los zonians, avalados por sus gobernantes fueron creando, alrededor de un enclave colonialista, reglas y doctrinas que lo justificaban todo y que fueron sacudidas por una frase que esgrimieron los muchachos del Instituto Nacional en su marcha: ‘¡Panamá es soberana en la Zona del Canal!’.

Roosevelt, Taft, Kennedy, Johnson fueron nombres que negaron lo panameño. Que despojaron a un país de su bien más preciado: su posición geográfica. Que cubrieron la Zona con policías, con bases militares y con juzgados con leyes extranjeras. Que le negaron el derecho de tener puertos en sus mares y de comerciar con el mundo.

Esto también ofendió a las clases gobernantes panameñas y llevó al presidente Chiari a enfrentarse verbalmente con Johnson, presidente estadounidense, y luego a romper relaciones entre los dos países.

El 9 de Enero de 1964 es una fecha para no olvidar. Nada fue igual después del levantamiento popular que desnudó la infamia con que EE. UU. trataba a un país pequeño. Que sostuvo una lucha generacional y que valientemente opuso a la metralla de poderosas armas su pecho abierto para recuperar su dignidad y la riqueza que les permitiría a sus descendientes el bienestar que merecían.

La prosperidad del Panamá de hoy, no hubiera sido posible sin el sacrificio de mártires como Ascanio, Orobio y Crance, hijos de los barrios que surgieron a orillas del Canal.

¡Honremos el 9 de Enero!

HISTORIADOR Y ESCRITOR, AUTOR DE ‘9 DE ENERO, LA NOVELA’.

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