• 13/02/2014 01:00

La basura, los políticos y el cine

P anamá se encuentra sumido en una de las más graves crisis relacionadas con la basura. El asunto se agudiza en las grandes ciudades cap...

P anamá se encuentra sumido en una de las más graves crisis relacionadas con la basura. El asunto se agudiza en las grandes ciudades capitales de la región metropolitana y afecta a otras de tamaño intermedio, como La Chorrera, David y Santiago. El asunto viene de la mano del proceso de urbanización creciente, la falta de educación, ausencia de planificación, visiones centralistas y corrupción entre otros elementos.

Las playas, ríos e islas, calles y avenidas están inundadas de todo tipo de basura. El problema tiene dimensiones casi inmanejables desde la plataforma de recolección pública y disposición de ella en sitios adecuados.

Los rellenos sanitarios de Panamá y Colón se incendiaron el año pasado con poca respuesta de parte de las autoridades responsables. A diario ‘pataconcitos’ crecen por todos lados. Junto al tema de la basura está asociada la epidemia de dengue sobre todo el territorio del Singapur de América. Van decenas de muertos y miles infectados y miles de balboas en atender a los enfermos. ¿Cuánto ha costado la epidemia? El dengue está asociado directamente a la basura y ésta, a los hábitos y falta de educación.

El otro domingo vi El Barrendero —última película— de Mario Moreno ‘Cantinflas’, considerado como la figura más popular del cine latinoamericano de todos los tiempos. Inmortalizó la imagen del ‘pelado’ en tramas fílmicas ricas de humor, su mensaje social y su valor descriptivo del comportamiento y el lenguaje de los marginados urbanos. Esta película nos da un ejemplo de primera mano de lo que era la sociedad mexicana en esa época (1981). Sobra decir, que muchos de esos aspectos de la sociedad de ese entonces prevalecen en la sociedad mexicana de hoy día. Algunos de estos aspectos son corrupción, burocracia, inseguridad social, y deshonestidad. ¿Se parece al Panamá de hoy? Creo que sí.

El cine en la sociedad mexicana ha venido por décadas aportando elementos a la conformación de los imaginarios urbanos de México y constituyéndose en uno de los medios más influyentes en las mentes y la conducta de ellos. Es así que, en la película ‘El Barrendero’, Napo es el barrendero abnegado, honesto y comprometido. Desde los diálogos en la calle —pasando por los zaguanes de su vecindad— el mensaje es permanente: ‘No tires tu basura en la calle, no la tires en tu casa’. Napo critica la corrupción de los políticos, se mofa de los financistas y, bajo el encanto de ese humor característico, nos lleva por un recorrido crítico de la sociedad mexicana.

En plena campaña política panameña todos los candidatos a la silla de la comuna capitalina abordan el tema de la basura. Los planteamientos van desde el tema de descentralización, pasando por el tema de recolección y manejo de los rellenos. El discurso ha dejado de lado el componente importante de educación y concienciación de los ciudadanos. Los aspirantes a alcaldes denuncian su mal manejo, falta de transparencia —otros—, faltando énfasis en todos sobre un cambio de conducta y hábitos de la gente.

El problema de recolección de la basura ha sido mostrado por la inoperancia de la Autoridad de Aseo y sus administradores, quienes últimamente han estado ausentes de la escena pública. Los presupuestos asignados no son auditados ni se ha rendido cuentas de ellos. La basura, la inoperancia de los sistemas de recolección, la falta de transparencia en la gestión es parte de la trama de nuestra película panameña. Nos falta en ella la figura honesta, abnegada y comprometida de Napo para resolver el problema. Nos falta el político y el administrador honesto. Nos faltan los medios masivos para cambiar a los panameños.

Los medios de comunicación y otros recursos locales, como el cine, tampoco aportan a educar y revertir el problema de la basura en Panamá. No veo campañas públicas efectivas que lleguen a la gente para educar sobre el problema.

Somos sede —no sé desde cuántos años atrás— del Festival Internacional de Cine de Panama, cuyas siglas en inglés no las entiendo (IFF Panamá) y a quien no veo trabajando en la formación de valores cívicos y ciudadanos bajo la crisis de valores morales, corrupción y pocoimporta en la que transitamos. Tengo una percepción ‘nice’, elitista del festival, con una visión mercantilista sobre los recursos que moviliza y las platas que deja.

No veo en él compromiso con la sociedad panameña en reforzar valores y conductas positivas que reviertan aquellas negativas que se exhiben desde todas las clases sociales y permeando por todos los ámbitos territoriales del país.

El cine panameño podría aportar a resolver este problema y otros más, como la conservación del patrimonio cinematográfico del cine panameño. Me parece que no lo hace y no lo tiene en perspectiva.

El juegavivo corre por las venas y palpita en todas las clases sociales y lugares de nuestra sociedad. La falta de conducta cívica es real y su aporte en basura se ve, se siente y se huele.

Nos falta un Napo como el de El Barrendero, educando y haciendo una crítica sobre los políticos corruptos.

Nos falta un cine que nos diga lo que puede hacer la diferencia entre vivir en un basurero o en una ciudad limpia.

Nos faltan medios y cine para ello. A todos los políticos, ciudadanos y cinéfilos les recomiendo ver El Barrendero.

HUBERT HUMPHREY FELLOW.

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