Un brindis por la patria vieja

Actualizado
  • 16/11/2019 00:00
Creado
  • 16/11/2019 00:00
La patria nueva es una ilusión, una frase, una entelequia, un proyecto y la patria vieja es una realidad, tangible, monumental. La tendencia de agraviar sistemáticamente el pasado, de sepultar a los protagonistas estelares de épocas de oro para dar nacimiento a nuevos santorales civiles o militares, es tarea de insípido sabor histórico y moral

Mañana se inicia un nuevo año. Surgirá un renacer de expectativas. Pero cuando los nuevos días del 2006 transcurran se advertirá que el tiempo tiene su propia rutina. Lo real es que nadie debe caer en la frustración y saber que los nuevos días son simples esperanzas azules para vivir ciertas fechas amables, ideales para la reflexión. Esta noche, por ejemplo, se cierra un ciclo, pero con el crujir de las puertas que anuncian el amanecer de un nuevo año el alma se entrega a la meditación. En mi caso ese ha sido el afán de cada fin de año. Un intenso repaso de lo vivido, un cúmulo de enmiendas y de ratificaciones y en mi panorama vital una luz de optimismo.

A pesar de que el optimismo se desposa con el futuro y pide llanura abierta para un cabalgar airoso, en lo personal el optimismo se nutre de todo lo vivido. Lo vivido que colma de paz interior todos los aposentos de mi espíritu. Sólo existe un mañana, esplendoroso, lleno de estrellas, si el ayer se proyecta hermoso y triunfante.

Es exactamente como nos cuenta su vida la patria. Sin patria vieja nunca podrá existir como sueño la patria del mañana. La patria vieja es la fuerza motora, lo troncal, lo sustancial de todo propósito renovador. La patria nueva es una ilusión, una frase, una entelequia, un proyecto y la patria vieja es una realidad, tangible, monumental.

La tendencia de agraviar sistemáticamente el pasado, de sepultar a los protagonistas estelares de épocas de oro para dar nacimiento a nuevos santorales civiles o militares, es tarea de insípido sabor histórico y moral.

La patria vieja panameña tiene grandeza e ignorarlo es arrastrarse bajo el palio de la ingratitud. Además, no existe realización humana de nuevas épocas superior a las creaciones de la patria vieja y toda realización nueva se incorpora a los episodios nacionales que nos son comunes.

Se podría ensayar un recuento breve de las obras que consagran el gran significado de la patria vieja. La creación de la Universidad de Panamá es iniciativa de la patria vieja. A pesar de los dardos de los fenicios que quieren medrar a costa del desprestigio publicitario, la universidad siempre está erguida como símbolo de la inteligencia y como bastión de la soberanía. De la patria vieja es el 12 de diciembre de 1947, fecha que marcó el fin del tradicionalismo entreguista de una política canalera. El 9 de enero de 1964 es proclama y grito de una juventud que marcó la pauta abrogacionista y otorgó vigor determinante y alimento fuerte a las luchas soberanas de la patria vieja. La patria vieja fundó y dio vida al Instituto Nacional, a la Normal de Santiago, al Hospicio Don Bosco, al Artes y Oficios, al Liceo de Señoritas, a la Escuela Profesional, a la Universidad Tecnológica, al Colegio La Salle, al IPA, al Justo Arosemena, al Félix Olivares y a muchísimas escuelas y aulas rurales, públicas y privadas, regadas por todo el país que llevaron el alfabeto, el humanismo y el oficio a los jóvenes que sintieron el impacto renovador de la República. Es obra prodigiosa de la patria vieja la Constitución Política de 1946, fruto también del pensamiento constituyente de panameños ilustres y surco abierto para dar vida a nuevas instituciones democráticas. Es la patria vieja la que nos legó un extenso mar territorial panameño y su zona económica exclusiva y el Tratado General de 1936 que clausuró normas del Bunau-Varilla que nos limitaban como nación soberana. La patria vieja dio ejemplos de dignidad al rechazar la ocupación de Juradó , el Tratado Thompson-Urrutia, el desarme de la policía nacional de 1916. la imposición del Fallo White, la ocupación de Coto, el Tratado de 1926, el Convenio de Bases y otros instrumentos que respondían a la diplomacia del garrote vigente en los días aciagos del siglo XX. La patria vieja creó la cédula de identidad personal, la codificación propia, el Seguro Social, el Alcantarillado Nacional, el Hospital Santo Tomás, la Sanidad Pública, etc., etc., todo en obsequio de la calidad de vida del panameño. Y dentro de la premisa que lo último suele ser lo primero dejo para el final decir que la patria vieja contra todos los pronósticos y contra todas las blasfemias dio República el 3 de noviembre de 1903.

El recuento de las realizaciones sería inagotable y la memoria la derramo por el ancho panorama que registra las consagraciones históricas de la patria vieja.

Sin el ayer no hay mañana. Negar el pasado es negar la patria que es una, indivisible, que fluye victoriosa en el tiempo. Darle corte, seccionarla, es demagogia, es el discurso de la perfidia y de la falsificación de la historia.

Existen igualmente hombres símbolos en la patria vieja, los que supieron compendiar las virtudes ancestrales de un pueblo y los que oficiaron en el altar de la patria y a la hora de rendir cuentas, la pobreza resultó ser la bandera insignia de toda una vida. Tal es el ejemplo inmortal de un Belisario Porras, gigante sin par de la patria vieja.

Mañana, primer día de enero, arribo optimista y en paz a mis 80 años y desde semejante altura, como viviente de la única patria, la patria vieja, veo claro el horizonte de mi tierra porque por conocer su pasado vislumbro las mejores sendas para su pueblo.

Son suficientes los motivos para brindar en este día con mis compatriotas por la patria vieja, la de todos, de “cuyas entrañas somos pedazos” y de cuyas ilusiones debemos ser orgullosos, leales y optimistas navegantes.

La versión original de este artículo fue publicada el 31 de diciembre de 2005.

.
FICHA
Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:
Lo Nuevo
comments powered by Disqus