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Un colectivo y dos conversatorios, para conocernos mejor
- 11/10/2020 00:00
- 11/10/2020 00:00
Desde tiempos prehispánicos hemos sido lugar de encuentro de culturas. Aunado a esto, los antepasados de la población panameña provienen de una impresionante variedad de países. Solo a la construcción del Canal vinieron trabajadores de unos 80 países, y no todos se fueron.
Pero en la base, en la raíz de lo que somos, están las culturas originarias, descendientes directos de los primeros pobladores de América: hoy los naso, bri-bri, ngäbe, buglé, emberá, wounaan y guna.
Para saber quiénes somos hoy se requiere aprender con respeto quiénes son esas raíces nuestras: dónde están, qué las hace nobles y valiosas y qué dificulta sin necesidad su vida.
Han sido cinco siglos y más de historia, desde aquel colosal encuentro desigual que inició la conquista europea. Siglos de sistemática exclusión, de desigualdad y negación de derechos humanos básicos. Y de encubrimiento, más que de descubrimiento, de las raíces del ser y estar istmeño.
Si algo nos unió como nación en el siglo XX fue la recuperación de la soberanía en todo el territorio. Consideramos nosotros que la inclusión, el respeto a sus derechos elementales y la justa valoración de ellos, los pueblos raizales, bien puede ser la razón de unión consciente y próspera nuestra, en el siglo que aún estamos iniciando.
A partir de la covid-19, un conjunto de personas nos hemos interesado en la situación de los pueblos indígenas y en la posibilidad de incidir a favor. Pertenecemos a organizaciones indígenas, a la academia, a oenegés e instituciones internacionales, o participamos como individuos. Propicias han sido las relaciones previas entre nosotros de amistad o labor profesional.
Desde hace cinco meses nos reunimos semanalmente. Autoridades y técnicos de la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá (Coonapip) y otras organizaciones indígenas del Viceministerio de Asuntos Indígenas del Mingob, y la Dirección de Salud Indígena del Minsa, también han participado o son parte activa del colectivo.
Logramos aportes concretos como un mapa en actualización permanente sobre la situación de la covid-19 en áreas indígenas (rainforestfoundation.org/covid-panama-gis-map/), un análisis preliminar de la situación de la población urbana y un documento propuesta de desarrollo agrícola en los territorios.
Buscamos destacar ante el Estado y la ciudadanía lo que las instancias indígenas de organización, sus comarcas y tierras colectivas y su gobernanza significan como recursos formidables ante la pandemia.
Para esto hemos realizado dos conversatorios cuya razón y resultados narramos a continuación. Vale destacar la decidida colaboración en su organización de TV Indígena, Coonapip, Ceaspa, Spg-Pnud, del Centro de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Panamá, Omiubp, Global Brigades, Rainforest Foundation y Futuro Nativo.
Así titulamos los conversatorios. El primero se realizó el 15 de julio y reunió a representantes emberá, wounaan y guna: Sara Omi, presidenta del Congreso General de Tierras Colectivas del Alto Bayano; Aulina Ismare Chamarra, del Congreso Nacional del Pueblo Wounaan; Reginfo Navas, cacique de la comarca Guna; y Dialis Herman, abogada guna de Nisbundor-Alianza de Mujeres Indígenas. (Véase: youtube.com/watch?v=oI-llqad97w)
El segundo conversatorio, el 12 de agosto, contó con figuras de los pueblos del oeste del país: Bellanira Araúz, del Consejo del Pueblo Bribri; Alexis Santana, rey del Pueblo Naso; Marcelo Guerra, cacique general Buglé; y Elsy Pedrol, presidenta de la Coordinadora General de Mujeres Ngäbe Buglé. (Véase: youtube.com/watch?v=a1kKiqIumvs&t=31s)
En ambas oportunidades se habló de la situación de la covid-19 y las prácticas propias implementadas con éxito. En una sola palabra, Sara Omi describió la situación de su pueblo: crítica. Son muchos los desafíos que enfrentan. La asistencia médica viene desde Chepo y los territorios indígenas no son necesariamente prioritarios. Demandan ser escuchados. Marcelo Guerra, del pueblo buglé, dijo: “Hemos estado y convivido trabajando, por mucho tiempo, en Veraguas y Bocas del Toro. Para nosotros el saber ancestral es importante y la medicina tradicional nos ha apoyado mucho”.
No solo han esperado a que lleguen las soluciones: las gestionan con base en su gobernanza. Ahí están los bugodai, seguridad auto-sostenida ngäbe, instalada en los accesos a la comarca ejerciendo labor preventiva. Está también la labor de las mujeres, no siempre relevada. Y las estrategias consensuadas a lo interno y con el Minsa, ante el eventual regreso a territorio de paisanos que viven fuera. Se narró las dificultades y esfuerzos para el necesario diálogo intercultural. Fue mucho lo conversado, demasiado para resumirlo, pero quedan los enlaces para quienes se interesen.
Nos anima como colectivo haber tenido la oportunidad de promover estos conversatorios, resaltando las voces y conocimientos indígenas desde el “Panamá profundo”. Ambos eventos tuvieron considerable participación. Ha sido un afán por mostrar no solo carencias y reclamos, como muchas veces sucede al hablar de los territorios indígenas, llegando solo a la superficie y a los prejuicios citadinos. Señalando a través de sus voces las propuestas y labores implementadas, los aciertos y desaciertos, en las comunidades y por sus comunidades, con consulta previa y sin ella. Para, a fin de cuentas, aprender un poco más todos como país en estos complejos tiempos.
Sabemos que tras la pandemia será importante identificar las vulnerabilidades que surjan, como incomprensión de los sistemas de curación indígenas, dificultades de comunicación, ocupación ilegal de territorios, paralización de procesos de titulación colectiva, restricciones de movilidad, discriminación por posibilidad de contagio, contagio por foráneos, etc.
Es el afán del Colectivo de Aliados Indígenas afrontar el momento de la covid-19 consolidando nuevas y mejores vías de co-responsabilidad, creando hacia delante una interrelación que perdure y sea de beneficio para el conjunto de la sociedad panameña y para la valiosa diversidad cultural que la sustenta y fortalece.
Pensamiento Social (Pesoc) está conformado por un grupo de profesionales de las ciencias sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.