'El Covid-19 nos ha enseñado que no podemos trabajar aislados, sino en equipo'

Actualizado
  • 28/05/2020 00:00
Creado
  • 28/05/2020 00:00
El médico Rolando Luque coordina los equipos de respuesta rápida del Ministerio de Salud (Minsa), desde hace tres años. Habla de la difícil realidad que le ha tocado vivir durante una crisis sanitaria que “nos ha cambiado a todos”

Rolando Luque, médico general, coordina los equipos de respuesta rápida del Ministerio de Salud (Minsa), desde hace tres años. El galeno fue entrenado en diferentes países para manejar incidentes con armas químicas, radiactivas, biológicas, radiológicas y explosivos. Con la llegada del nuevo coronavirus al país, el médico ha tenido que aplicar todo su aprendizaje para enfrentar la emergencia sanitaria.

Rolando Luque, médico panameño.

Desde esa trinchera, al galeno le ha tocado dirigir su propio escuadrón contra la pandemia. El grupo que dirige tiene la responsabilidad de entrenar a los profesionales de Salud y de seguridad en el uso de equipos de protección personal. Además, dictan los lineamientos de limpieza y desinfección de ambulancias y de otros vehículos de la flota de salud. También entrena y coordina los equipos de respuesta de emergencias.

El equipo está formado por un grupo de profesionales de medicina dispuestos siempre a servir al prójimo.

¿Cuánto tiempo tiene de dirigir la unidad?

Trabajo en el Minsa desde hace cinco años. Pero en este periodo me tocó la responsabilidad de manejar la unidad. Empezó con un proyecto producto de un entrenamiento que realicé en el extranjero. Y se logró implementar con el apoyo de muchos que creyeron en el proyecto.

¿Dónde fue entrenado?

En Londres, China, Madrid, Bogotá y México.

Explíquenos la labor de la unidad de respuesta de emergencia rápida...

En realidad, la labor es mucho más compleja que solo equipos de emergencia rápida. Nosotros pertenecemos al departamento de emergencias de salud, donde se manejan los traslados de áreas de difícil acceso. Nosotros intervenimos donde se registran múltiples víctimas o heridos, o un atentado terrorista. Es una labor bien macro.

En tiempos de pandemia, ¿cómo se han ajustado sus labores?

Ahora con el Covid-19 tenemos la responsabilidad de entrenar al personal de Salud y de seguridad en la colocación de equipos de protección personal. También nos corresponde dar los lineamientos de desinfección de ambulancias y de otros vehículos de la flota. Además, atendemos respuestas rápidas, entrenamos y coordinamos acciones de campo que van desde prevención y preparación de la contención o mitigación del virus.

¿Cómo la incursión del virus ha cambiado la dinámica de trabajo?

Se ha incrementado el trabajo al 100% o 200%. Las acciones de nosotros eran muy puntuales, por ejemplo, incidentes aislados o eventos programados. Ahora tenemos mucha más actividad. Tenemos que estar viendo que todos los equipos de respuesta rápida que van a las casas están trabajando adecuadamente. Hay que ver que no salgan afectados, que no tengan ninguna baja, que tengan los insumos. Tenemos que asegurarnos de que los autorrápidos, para la toma de muestras, estén funcionando. En la parte de bioseguridad, hay que asegurarse de que a las ambulancias se les esté haciendo limpieza y desinfección, y que se está interviniendo en tiempos óptimos.

¿Con cuánto personal laboran?

Usamos un sistema que se llama comando incidente. Esta herramienta permite que una persona que coordina tenga a su vez a tres bajo su mando. En la unidad somos cerca de diez, pero creamos enlaces que permiten tener una red de personas en distintas instituciones. Es toda una telaraña.

Si un panameño común y corriente necesita de su apoyo, ¿cómo hace para localizarlos?

Trabajamos directamente por órdenes del despacho superior del Minsa, en concordancia con la necesidad operativa. Es decir, si ocurre una situación que involucra a salud ambiental, este departamento nos convoca a través de la oficina de enlace. Tenemos unidades con diferentes responsabilidades en otras instituciones, como el Servicio Nacional Aeronaval (Senan), Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y otros. Es decir que cuando es algo directamente relacionado a Salud, lo trabajamos desde la oficina. Si es algo relacionado con seguridad, lo trabajamos en conjunto con Senafront, y así sucesivamente.

¿Cómo entrenan a personas en temas de bioseguridad para una pandemia?

No improvisamos. Nosotros veníamos coordinando desde hace tiempo nuestras acciones. Teníamos un equipo que estaba entrenando. Lo que hicimos fue poner esa estructura a disposición y al alcance de la ciudadanía a través de la tecnología.

Lecciones aprendidas del Covid-19...

El Covid-19 vino a cambiar el mundo desde el punto de vista técnico, político y social. En el sector salud, hemos tenido que implementar mayor tecnología que nos ayuda a tener un mapa o evidenciar dónde está el enemigo invisible. A través de la tecnología tenemos que crear estrategias. Ya estamos en el siglo XXI, hemos tenido que usar la tecnología para que nos ayude. Otra lección muy crítica es saber que nosotros no podemos trabajar aislados, sino en equipo. Ese equipo es sector salud, seguridad y comunidad. Y si nosotros no integramos la comunicación de forma efectiva, esto no funcionará.

¿Cómo mantener un balance entre la parte humana y la profesional?

Dentro de la estructura contamos con una psiquiatra que nos ha ayudado en el tema salud mental. Ha ocurrido, por ejemplo, que una enfermera prefería estar descansando en un salón, en un cuarto aparte al resto de su familia. Tengo otro caso de un médico que desplazó su familia a otra casa y se quedó viviendo solo. Eso es duro. Normalmente podía ver a mis hijos un sábado sí y otro no. Pero tuve que tomar la decisión de no visitarlos para evitar los riesgos. Es difícil saber que trabajas para ayudar a los demás, pero que puedes disminuir la posibilidad del contacto con tu familia. Es un precio alto el que se paga.

Hablamos del trabajo de los médicos, pero no del sacrificio personal que implica.

Mi abuelita decía que había tres profesiones que se respetaban mucho: los sacerdotes, los médicos y los agentes de policía. Ellos eran muy respetados en el pasado, pero eso se perdió. El Covid-19 ha servido para que se valoricen nuevamente estas profesiones. Para que se entienda que el personal de Salud es el mejor aliado. Nosotros trabajamos cada día por vocación, para y por el prójimo.

¿Se han sentido discriminados por el trabajo que hacen?

Sí. Al principio, las personas se alejaban y no se subían al mismo ascensor si te veían con el logotipo institucional. ¡Eh! De repente las enfermeras no podían salir vestidas de blanco, porque no las querían dejar subir a un bus o un transporte selectivo. La pasamos difícil.

¿Puede compartir la experiencia del traslado de panameños con Covid-19 desde Nicaragua a suelo patrio?

No hubo nada improvisado. Estas cosas se han trabajado para otros temas, pero se han aplicado en este escenario. Este traslado se hizo con una instrucción del Minsa en concordancia con la Cancillería y el Senan. En este caso no solo se limitada a una ayuda humanitaria de traslado, sino a personas que enfrentaban una emergencia de salud. Ellos estaban contagiados y delicados, y si no se trasladaban su vida corría peligro y por eso se les dio prioridad. Entonces se hizo todo un análisis de riesgo para traerlos. Contemplamos el riesgo de la altitud para pacientes con Covid-19, por el tema de la respiración, los problemas cardiovasculares y demás. En verdad era un doble riesgo: para los pacientes hacer un vuelo y para nosotros contaminarnos si no lo hacíamos correctamente.

¿Cómo establecieron las comunicaciones?

Por Whaptsapp. También nos comunicamos con el embajador para conocer mejor a situación. Llegamos al sitio donde estaban los tres panameños. Para el tratamiento de los pacientes hubo que usar un traje de protección que es muy complejo, que sube la temperatura en 2º al estar en contacto con el cuerpo. Hubo que mantener ese equipo por cinco horas. Mientras que a los pacientes hubo que encapsularlos antes de abordar la nave.

¿Cómo están los pacientes?

Tuvimos que dejar uno en David, Chiriquí, por las complicaciones. Era un riesgo demorar una hora y media más con el paciente en una aeronave. Los otros dos fueron traídos a Panamá. Los tres están hospitalizados con buena evolución.

Un mensaje a la sociedad.

Confíen en el sector Salud. En verdad, nosotros queremos ayudar. Esto es un trago amargo que hemos tenido en el tema de salud. Pero si seguimos los lineamientos de mantener el distanciamiento físico y lavado de manos con agua y jabón, vamos a salir bien librados. Dependemos de cada uno para salir de esto.

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