De curas y amores

Actualizado
  • 26/05/2009 02:00
Creado
  • 26/05/2009 02:00
PANAMÁ. Dos recientes escándalos amorosos, notorios por la proyección pública de sus protagonistas: el del presidente de Paraguay Ferna...

PANAMÁ. Dos recientes escándalos amorosos, notorios por la proyección pública de sus protagonistas: el del presidente de Paraguay Fernando Lugo y el del ex párroco Alberto Cutié, pusieron una vez más en el tapete el tema del celibato. Un tema que se discute hace siglos tanto en el seno del catolicismo como fuera de él, sobre si es realista o no pedirle a los sacerdotes que se abstengan del sexo y del matrimonio.

El presidente paraguayo, fue el centro de atención, cuando se descubrió que había engendrado dos hijos siendo obispo. No menos connotado fue el caso de Cutié, cuya vida amorosa siendo sacerdote fue expuesta gracias a la publicación de fotos comprometedoras con su actual pareja. Ambos (Lugo y Cutié) violaron su voto de celibato formulado como requisito para ser sacerdotes.

La opinión pública reaccionó dividida. Por un lado hay quienes consideran que es un requisito anticuado y que debe ser revisado, y por otro, quienes creen que si la decisión de adoptar el sacerdocio como una forma de servicio a la sociedad es voluntaria y libre, significa aceptar sus condiciones como el celibato.

Para la Iglesia Católica el tema no está en discusión. Así lo afirmó el nuevo presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Raimundo Damasceno, quien a la conclusión de la asamblea anual de ese organismo en Managua, dijo que "el celibato es un don de Dios, es un carisma, propio del que es ordenado sacerdote ministerial. No está en discusión en esta asamblea, ni en la Iglesia en general".

Los religiosos asumen el compromiso ministerial "libremente" conociendo las exigencias, dijo el prelado.

OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

Para el sociólogo Raúl Leis el celibato “es una condición antinatura, una de las peores perversiones sexuales que va contra la integralidad del ser humano”. Coincidiendo con este criterio el columnista y pediatra Xavier Sáez Llórens considera que “es la peor de las perversiones humanas, además, es una de las peores hipocresías del clero. Un cura con familia es tan o más dedicado a su iglesia que uno célibe”.

El término celibato que proviene del latín caelebs , caelibis (Enciclopedia Universal) se refiere al estado de aquellos que no se casan o que no tienen pareja sexual.

Dice la antropóloga Mónica Miguel, que el celibato “como muchas otras prácticas realizadas por los creyentes en diversas religiones a lo largo de la historia, no es más que la prueba tangible de su compromiso con la divinidad y en este caso, con la comunidad”, pero que “son prácticas que hoy pueden parecernos fuera de contexto, ya que han cambiado las circunstancias sociales que las rodeaban”.

Recuerda Miguel que durante siglos el celibato no fue algo a lo que se le prestase mayor atención, se casaban o estaban casados o eran célibes o tenían amantes, según su propia decisión y no fue sino hasta el año 325 en el concilio de Nicea que se inicia el proceso de prohibición de las relaciones sexuales entre los religiosos y el año 1545 la norma se impuso a base de castigos taxativos.

RAZONES DEL CELIBATO

Muchas razones se argumentan para la adopción del celibato, una de ellas es la relajación de los hábitos sexuales de los sacerdotes que provocó la necesidad de presentarlos ante su feligresía como pastores ejemplares.

Según Miguel, hay otras dos razones “una es la económica, es decir, es menos oneroso para la Iglesia mantener a sacerdotes sin familia. Además, el no tener herederos, en algunos casos conllevaba el que las herencias pasaban completas a engrosar las arcas de la Iglesia. La otra causa, es la de control: es mucho más fácil manejar a los sacerdotes solos y sin lazos comunitarios, su única familia es la Iglesia y su única lealtad también. Esto evita muchos conflictos de intereses”.

Sin embargo, el Papa Juan Pablo II declaró en julio de 1993 que “el celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo”. Recordemos que varios de los primeros apóstoles de Jesús así como los profetas del antiguo testamento eran casados.

Javier Darío Restrepo, ex sacerdote católico, hoy escritor felizmente casado, una voz de ambas vivencias dice al respecto: “Durante 18 años tuve ese compromiso del celibato y en los últimos 35 he vivido atado al compromiso matrimonial, tan radical como el del celibato; y no tengo razones para abominar de uno ni de otro. Ninguno es fácil, los dos obligan a andar caminos que no se pueden desandar, en ambos se encuentran satisfacciones, uno y otro exigen amor generoso, entrega sin reservas, resistencia a los guiños de la infidelidad, resolución irrevocable de cumplir la palabra dada”.

Saéz Llórens opina que “ya es hora que el Vaticano recapacite, está perdiendo seminaristas por sus radicales y antibiológicas posturas”, mientras que según Leis la eliminación de este requisito para los sacerdotes “definitivamente, rompería la soledad y evitaría muchos escándalos a la Iglesia”.

El debate da para largo y es probable que pase mucho tiempo hasta que se llegue a un consenso, habrá más casos de violación del celibato y seguirán ingresando al seminario otros jóvenes aspirantes a sacerdotes. Así parecen ratificarlo las últimas declaraciones del mandatario paraguayo Fernando Lugo, quien dijo que “lo único perfecto es Dios y todo lo que haga el humana es imperfecto, así que el celibato también es una cuestión imperfecta”.

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