El tren Panamá–David encara una nueva fase estratégica

El Gobierno abrió la SDI para identificar empresas con experiencia ferroviaria capaces de evaluar los estudios existentes y proponer ajustes que fortalezcan el diseño del proyecto Panamá–David

La construcción del ferrocarril Panamá–David, un corredor de aproximadamente 482 kilómetros que superaría la distancia actual de la carretera Panamericana entre la capital y la frontera con Costa Rica, entró en una nueva etapa con la publicación de una solicitud formal de información por parte de la Secretaría Nacional del Ferrocarril.

El documento convoca a empresas con amplia experiencia ferroviaria para revisar los diseños conceptuales de estaciones, talleres, terminales de carga y del puente que deberá cruzar el Canal de Panamá.

Aunque no se trata de una licitación, sí marca un movimiento estratégico. La información que entreguen las firmas permitirá al Estado preparar un pliego de cargos más robusto y definir si el país está listo para avanzar hacia la construcción de un sistema ferroviario interprovincial de pasajeros y carga, una obra que podría transformar la movilidad, la logística y la integración regional.

El ferrocarril surge como respuesta a un problema: más de la mitad de la población panameña y la mayor parte de la actividad económica se concentran en la región metropolitana.

La propuesta busca equilibrar el desarrollo conectando a la capital con las provincias centrales y con Chiriquí, generando un corredor de oportunidades socioeconómicas entre comunidades que hoy dependen casi exclusivamente del transporte por carretera.

El proyecto contempla trenes de pasajeros y de carga, una combinación poco común en la región.

Incluye diez estaciones principales, desde Albrook hasta Paso Canoas, además de tres terminales de carga ubicadas en Divisa, Bugaba y Albrook.

Estas infraestructuras permitirían unir los centros de producción agroindustrial con los polos logísticos del Pacífico y del Atlántico, fortaleciendo la competitividad nacional.

La revisión que acaba de iniciar el Gobierno será exhaustiva. Primero, se analizarán los estudios de demanda de pasajeros y mercancías, con el fin de validar la metodología utilizada y la pertinencia de la ubicación de las estaciones.

Luego se evaluará el Plan Maestro y el Plan de Operaciones para determinar si los modelos propuestos son coherentes con la infraestructura y el material rodante previsto, y si los costos de operación proyectados son sostenibles.

Uno de los componentes más complejos es el puente ferroviario sobre el Canal de Panamá. Sería la primera vez que el país construye una estructura destinada exclusivamente al paso de trenes en la zona canalera.

Su diseño debe garantizar seguridad operativa, compatibilidad con la navegación y resistencia ante las condiciones ambientales de la región.

Las estaciones también serán revisadas con detalle. El análisis incluye accesibilidad universal, seguridad, flujos de pasajeros, integración con el transporte urbano y condiciones de evacuación.

El objetivo es asegurar que la infraestructura responda a las necesidades reales de movilidad en cada comunidad. Las terminales de carga, por su parte, deben demostrar eficiencia logística, condiciones adecuadas para la intermodalidad y accesos viales que reduzcan la congestión y mejoren la competitividad de los productores.

Los talleres de mantenimiento son otro elemento clave. El proyecto contempla un taller pesado en La Chorrera y un taller liviano en Divisa, equipados con maquinaria especializada para garantizar la operación segura y continua del sistema ferroviario.

Su diseño, capacidad y distribución interna también serán revisados para asegurar funcionalidad y cumplimiento de normas internacionales.

La convocatoria establece requisitos exigentes para las empresas interesadas. Deben contar con al menos quince años de experiencia en operación ferroviaria, personal certificado y capacidad demostrada para participar en proyectos de gran escala.

La información que entreguen no implicará compromisos contractuales, pero sí influirá en la forma en que se estructure el proceso de licitación.

El Gobierno destaca que los beneficios del proyecto irían más allá de la movilidad. Se espera una reducción significativa en los tiempos y costos logísticos, un impulso al turismo interno, una disminución en la siniestralidad vial y un aporte a la reducción de emisiones gracias al traslado de carga y pasajeros desde la carretera hacia un sistema ferroviario más limpio.

Por ahora, Panamá se encuentra en una etapa de verificación técnica. Los diseños serán revisados, corregidos y reforzados antes de tomar decisiones mayores. Lo que está en juego es más que una obra de infraestructura: es la oportunidad de construir un nuevo eje de integración nacional y de posicionar al país en un nivel superior de competitividad logística.

La fecha límite para que las empresas presenten la información solicitada es el 15 de diciembre de 2025. Ese hito marcará el cierre de esta fase y abrirá el camino hacia la definición del futuro del ferrocarril Panamá–David, una obra que podría convertirse en el proyecto más ambicioso del país en el siglo XXI.

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