La agresión a Sheinbaum reaviva el debate sobre la violencia machista en el poder

  • 08/11/2025 00:00
El ataque a la presidenta mexicana expone cómo la violencia de género sigue normalizada en la política latinoamericana y encuentra eco en los desafíos que enfrentan las panameñas

La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum fue manoseada durante un acto oficial, un hecho que, más allá del acto físico, incluyó un fuerte componente político y de género. Según un análisis del diario El País, este tipo de agresión envía un mensaje simbólico que busca poner en entredicho la presencia de las mujeres en los espacios de poder.

Sheinbaum respondió públicamente con firmeza, subrayando que no permitirá intimidaciones. Su reacción colocó el hecho en el centro del debate sobre la violencia machista en la esfera pública, incluso cuando las víctimas son figuras con altos cargos de responsabilidad.

El espejo panameño: institucionalidad bajo revisión

En Panamá, el debate sobre la participación de las mujeres en la política se ve acompañado por un nuevo foco de atención: el proyecto de ley 34-25, presentado por el Ejecutivo, que propone eliminar el Ministerio de la Mujer y crear en su lugar el Instituto Nacional de la Mujer.

De acuerdo con la información publicada por La Estrella de Panamá, el Gobierno argumenta que la iniciativa busca fortalecer la institucionalidad de género mediante una entidad más técnica y menos burocrática. Sin embargo, organizaciones de mujeres y algunos diputados han expresado su preocupación por el posible impacto de esta medida en la autonomía política, el presupuesto y la capacidad de respuesta frente a la violencia de género.

El debate legislativo sobre la iniciativa continúa abierto. Diversas voces han solicitado que se mantenga el rango ministerial como garantía de que las políticas de igualdad cuenten con representación directa en el Consejo de Gabinete y en la toma de decisiones nacionales.

Violencia, poder y barreras estructurales

Según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Panamá, la violencia política hacia las mujeres adopta formas diversas: amenazas, campañas de desprestigio, acoso en línea y obstáculos para acceder a recursos dentro de los partidos políticos.

El caso de Sheinbaum, ocurrido en un escenario público, refleja la vulnerabilidad que enfrentan las mujeres en el ejercicio del poder. En Panamá, las preocupaciones giran en torno a si los cambios institucionales pueden limitar la capacidad del Estado para garantizar condiciones de participación seguras, igualitarias y libres de violencia.

De la norma a la práctica: igualdad pendiente

Panamá adoptó hace tres décadas la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, que fijó como meta la participación plena de las mujeres en la toma de decisiones. Aunque se han logrado avances —la representación femenina en la Asamblea Nacional ronda el 21 %—, los datos muestran un estancamiento: solo el 14,5 % de las candidaturas femeninas resultaron electas en el último ciclo, y apenas el 10,3 % de los corregimientos son liderados por mujeres, según cifras del PNUD.

La normalización de la violencia política y los ajustes en la institucionalidad de género configuran un escenario que requiere atención sostenida. Más allá de la promulgación de leyes, la igualdad depende de estructuras capaces de ejecutarlas, de presupuestos suficientes y de un compromiso político constante para erradicar cualquier forma de violencia contra las mujeres en la vida pública.

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