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- 04/06/2009 02:00
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PANAMA. Todos los países tienen un lado pecaminoso, y Panamá no es la excepción. Como en muchos otros lugares del mundo, la industria del sexo se ha convertido en un gran atractivo para muchos turistas que llegan al Istmo. Los llamados “clubes para caballeros”, no sólo ofrecen mujeres bellas dispuestas a hacer lo que les pidan si les pagan por ello, sino además la promesa de placeres prohibidos.
Técnicamente hablando, el turismo sexual es delito. Sin embargo, a través de internet, los turistas pueden arreglar antes de su llegada además de los destinos que visitarán, una agradable compañía del sexo y edad que prefieran.
En 2007, de acuerdo con el diario El Siglo , un grupo de empresarios panameños ofrecía paquetes de turismo sexual por internet y, para sostener su industria, importaba prostitutas de distintos países de Latinoamérica.
La Autoridad de Turismo presentó en 2005 a UNICEF un informe sobre turismo sexual, donde ya se daba cuenta de la existencia del problema. La prostitución es legal en Panamá. Hay alrededor de 4000 trabajadoras de la calle reguladas, pero también muchas que trabajan ocultas, como por ejemplo jóvenes estudiantes que se prostituyen para poder pagar su educación. Muchas dicen que lo hacen por necesidad, otras por placer y otras más para conseguir un hombre que las mantenga.
La prostitución es un negocio manejado usualmente por mafias del crimen organizado que traen mujeres de Colombia, República Dominicana y otros países, para trabajar en la industria del sexo.
Usualmente traen a las jóvenes con falsas promesas de empleo y cuando llegan, los traficantes les decomisan los pasaportes y las obligan a prostituirse. Las muchachas se encuentran entonces deprimidas y solas en un país extraño, aterrorizadas por los traficantes y no van a la Policía por temor a que las deporten. La única vía de escape es que en el sitio donde trabajan la policía haga una redada, o que tengan el suficiente coraje para huir.
Quienes se prostituyen no son sólo mujeres. También lo hacen mucho hombres. Algunos de ellos son homosexuales y otros sirven de juguete a damas solitarias que desean compañía, pero sin compromisos.
A diferencia de los casos de mujeres, hay muy poca información sobre la prostitución masculina. Generalmente operan encubiertos y en ciertos lugares de la ciudad como el parque de la Asamblea y Pedregal, para mencionar algunos. Algunos de estos hombres son heterosexuales, otros bisexuales y también hay un porcentaje de gays. Usualmente trabajan por su cuenta y no con redes de proxenetas. Al no existir oficialmente y no tener control alguno, están expuestos a toda clase de enfermedades de transmisión sexual.
De acuerdo con un hombre prostituto, muchos turistas vienen a Panamá atraídos por la fama de los jóvenes panameños de ser apasionados y dispuestos a satisfacer todas las fantasías sexuales de sus clientes.
Quizás la parte más oscura de la industria del sexo es la explotación sexual comercial de niños en la industria de la pornografía y la prostitución. El Ministerio Público investiga actualmente 40 casos relacionados con explotación sexual comercial y pornografía infantil.