La villa de Penonomé

Actualizado
  • 11/02/2023 00:00
Creado
  • 11/02/2023 00:00
En el siglo XX Penonomé inicia con la instalación del servicio de alumbrado público en la ciudad en 1905. Los penonomeños se dedicaban entonces a la ganadería y la confección de escobas, sombreros de junco y abanicos de mimbre, esteras, albardas y otros artículos semejantes
La villa de Penonomé

Penonomé, villa, nombrada así por un cacique, su antiguo dueño; está situada en un pequeño valle rodeado de montañas y a orillas del río Saratí, que la fertiliza con sus aguas. Sobre la parte del océano Pacífico es distinta la cordillera, o, mejor dicho, lo son sus estribos que, cortos y con muchas divisiones aisladas, se alzan en las elevadas sabanas de San Carlos, Antón, Natá, Olá y Penonomé. Este litoral es bajo, y se hallan en él las embocaduras de varios ríos, navegables por cinco o seis millas, pero que sirven únicamente para hacer el contrabando, como sucede con los ríos Indio y Coclé. Este último el más frecuentado para pasar a Penonomé, desde donde se puede llegar desde el Pacífico (Antonio de Alcedo: Diccionario geográfico e histórico de América y las Indias Occidentales, 1812).

La agricultura y el comercio

La mayoría de sus habitantes eran agricultores y vivían básicamente del intercambio comercial con los nativos de sus montañas. Abundaba en maíz, plátanos, legumbres y aves domésticas (Felipe Pérez: Geografía física y política del estado de Panamá, 1862). También se producía café, en una plantación de 50,000 árboles que había sido cultivado por los hermanos Carles, nativos de España y residentes en el Istmo por muchos años. La calidad del grano era superior, incluso del importado desde Costa Rica y otros países de Centroamérica (Star and Herald, 22 de marzo de 1876). En el ramo industrial, la pitilla y pita torcida, que también era enviada a Lima, era trabajada por los nativos del pueblo para confeccionar un hilo para coser toda clase de ropas gruesas, forros, botones, etc. así como también redes para pescar, hamacas y sogas delgadas. Las que dejan sin torcer servía a los zapateros (Antonio Cuervo: Colección de documentos inéditos sobre la geografía e historia de Colombia, 1894).

La capitalidad de Penonomé
La villa de Penonomé

La provincia de Coclé fue creada con el título de departamento el 12 de septiembre de 1855. Comprendía el antiguo territorio del cantón de Natá y durante los cinco años siguientes sufrió una serie de reorganizaciones políticas. Penonomé, como cabecera, surgió con la refundición de los Departamentos de Natá y Soto en 1860 donde se erige como capital. El departamento vuelve a su nombre primitivo Coclé en 1865 luego de haber sido nombrada Soto. (Ramón M. Valdés: Geografía del Istmo de Panamá, 1905). Como cabecera del cantón Soto, Penonomé no tenía edificios de mérito por su construcción (Tomás Cipriano de Mosquera: Memoria sobre la geografía, física y política de Nueva Granada, 1852).

En 1879 inician los intentos de traslado de la capital de Coclé hacia Aguadulce. Sus opositores argumentaban la posición central topográfica de Penonomé para la comunicación con los demás lugares del departamento, una mayor cantidad población respecto a esos distritos y un estado de civilización predominante (Star and Herald, 9 de diciembre de 1879). Finalmente, la capital es trasladada hacia Aguadulce en 1885 -hasta octubre de 1886-, autorizado por Francisco de Fábrega, comisionado del jefe civil y militar M. Montoya. Entre las razones estaban el ubicar esta sección del Estado lejos del foco de corrupción oficial en que ha caído, por desgracia, el pueblo de Penonomé (La Estrella de Panamá, 19 de septiembre de 1885).

En el año de 1876 el gobierno nacional estableció la conexión por telégrafo para la mejora de la comunicación administrativa entre la ciudad de Panamá y el adjunto Departamento de Coclé de los cuales Antón y Penonomé eran sus principales pueblos (Star and Herald, 7 de agosto de 1876). También se publicaban los diarios El Coclesano y El Regenerador (periódico político y de instrucción pública).

Las vicisitudes como puerto

La mejora más importante vino con la apertura de una muelle para una línea de vapores hasta Puerto Posadas, en las cercanías de Penonomé hacia 1906: «El vapor Boyacá, de los hermanos Pinel, entró en el Puerto Posada sin el más ligero tropiezo. Salió para Aguadulce en la misma marea. Numerosos grupos de penonomeños estaba en el muelle aguardando la llegada del vapor, el cual fue saludado con el mayor entusiasmo. Inaugurado el trayecto esperamos que establezcan itinerario en dicho puerto, dando con ello vida comercial a una de las principales poblaciones de la República». (La Estrella de Panamá, 25 de junio de 1906). Sin embargo, el servicio de vapores fue inadecuado e irregular debido al menguado tráfico y a la condición poco satisfactoria de ese puerto que no ofrecía ningún atractivo para que los vapores y otras embarcaciones realizaran dicha escala. Fue así como la frecuencia mensual de ida y regreso al Puerto Posada, que era combinada con los puertos de Guararé y Menzabé, disminuyó de ocho veces en mayo de 1909 a tres veces en julio de 1910. Otros de los inconvenientes era la condición de la carretera hasta Puerto Posada. Los norteamericanos, a cargo del ingeniero E. Courel, hicieron reparaciones a la carretera (Star and Herald, 4 de octubre de 1910) y se construye un nuevo muelle en 1913 con el fin de mejorar la infraestructura portuaria en el Pacífico, dominada por los puertos de Panamá y Aguadulce. Las malas condiciones de acceso prosiguieron hasta 1922 cuando se crea la Junta de Puerto Posada conformada por unos caballeros del pueblo y presidida por Jerónimo Almillategui; con el fin de reparar la carretera a Puerto Posada (Star and Herald, 25 de septiembre de 1922).

El continuum rural-urbano en el s. XX

El siglo XX Penonomé inicia con la instalación del servicio de alumbrado público en la ciudad en 1905. Los penonomeños se dedicaban entonces a la ganadería y la confección de escobas, sombreros de junco y abanicos de mimbre, esteras, albardas y otros artículos semejantes. También existía una escuela de sombrerería cuyos productos rivalizaban con los de Ecuador. A nivel urbano, se presenta al excursionista lleno de atractivos, sus calles largas, aunque no muy espaciosas, se mantienen en completo aseo. El parque como sus edificios públicos como la gobernación, el cuartel de policía y varias casas construidas recientemente, quitan a este lugar todo aspecto lugareño. «Pecaríamos de injustos si no confesaríamos con toda llaneza que la cultura y las maneras delicadas de la sociedad penonomeñas nos cautivan intensamente. En nuestro sentir que Penonomé es la población más culta del interior del país» (Juana Oller de Mulford: Impresiones de viaje de mi tierra, 1919).

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