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Marco Ameglio: La descomposición política que sufre el país es abismal
- 01/05/2019 02:00
- 01/05/2019 02:00
Marco Ameglio ingresó al mundo político cuando tenía 17 años; a los 23 se ganó una curul en la Asamblea y a los 30 le tocó ser presidente de ese órgano del Estado. Era visto como una figura prometedora. De pronto, se alejó de la política por diez años, cuando fue nombrado como integrante de la Junta Directiva de Canal por 10 años, lo que el candidato independiente considera es lo mejor que le ha pasado en su vida profesional. Luego de esos años de ausencia, Marco Ameglio regresa al mundo político, pero esta vez como candidato independiente a la Presidencia de la República, porque considera que los partidos políticos han perdido su norte y están desconectados de su razón de ser. A diferencia de los otros candidatos, Ameglio no cree en una constituyente, aunque piensa que la Constitución debe ser cambiada, pero por el método de la aprobación de la Asamblea, para luego someterla a un referéndum. Le da gracias a Dios porque no ha sido parte del gobierno pasado ni del que está por terminar, pues, según su opinión, ha sido el período de decadencia más precipitada. Da ‘gracias a Dios que estuve en un proceso completamente invertido al decadente que vive el país'. Para él, lo más importante son sus hijos Marco Antonio y Roberto. Ellos son ‘mi brazo izquierdo y derecho', afirma.
CUANDO USTED ESTABA EN LA ASAMBLEA, ERA VISTO COMO UNA FIGURA PROMETEDORA PARA LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. DE PRONTO, ESE CAMINO SE DETUVO. ¿QUÉ PASÓ?
Llegué a los 23 años a la Asamblea por primera vez, donde permanecí por cuatro períodos; y a los 30 años fui presidente de ese órgano del Estado. Hoy en día veo a muchachos por ahí, a los 30 años, y me cuesta pensar que a esa edad yo ya estaba dirigiendo la Asamblea. Lo refiero porque cuando uno tiene ese arranque en la vida, por supuesto, como dices tú, puede ser que inmediatamente se tengan expectativas o se siembren proyecciones de hasta dónde llegaremos. Lo importante es que hoy, a los 58 años, no siento que me he estancado, sino que el camino de la vida tiene curvas. Estamos hablando de una persona que comenzó joven en la política, es un condicionante por el cual se puede especular o decir cualquier cosa. Yo no sé qué es lo que es tener o no futuro, y la pregunta tuya me hace sentir como que yo ya no tengo la edad, pero no es así, creo que para estas cosas no hay edad. El tiempo de Dios es perfecto y pienso que las cosas pasan cuando tienen que pasar. No puedo arrepentirme del camino andado.
QUISE DECIR QUE USTED SE ALEJÓ DE LA POLÍTICA POR UN BUEN TIEMPO…
He tenido logros tan importantes que no me permiten aceptar como que me faltó el tiempo o me desvié. Siempre cuestioné a los dos partidos políticos en los que milité, en el Liberal Auténtico y en el Panameñista, 20 años en cada uno, de los 17 a los 37 y de los 37 a los 57, respectivamente. Yo, en ambos casos, siempre exigí espacios, respeto a la democracia interna, oportunidades para los jóvenes. Yo era un permanente rebelde en los partidos políticos, siempre he sido independiente y he cuestionado. Llegué a impulsar la democratización del Partido Panameñista que, lamentablemente, los Varela han hecho un proceso regresivo con respecto a los avances que impulsamos, cuando desplazamos a Mireya Moscoso. Traté de llegar a una candidatura en el año 2003, en esa elección la entonces presidenta insistió en intervenir y poner un candidato que luego perdió de forma humillante, llevando al partido a su más triste derrota. Ella quiso que renunciara a la aspiración y, en efecto, como no renuncié, no quería que su candidato perdiera, así es que lo impuso a través de una convención política y así él fue el candidato. Ese fue mi primer intento fallido por vía de una actitud obcecada y la falta de democracia interna de un partido manejado hasta entonces por conductas de tipo caudillistas. Luego, cinco años después, democratizamos al partido, impusimos las primarias y en el 2008 intenté nuevamente participar en una elección, en la cual, por supuesto, como ya sabemos, ganó el actual presidente de la República. Fue un enfrentamiento bastante áspero, con poca tolerancia interna, como suele ocurrir a veces, y me hice a un lado. A pesar de eso, reconocí el triunfo y después entré en un periodo de 10 años de distanciamiento de lo que es la política militante. En el momento en que el señor Varela declinó a ser candidato, después que ganó la primaria, para convertirse en vicepresidente de la nómina, me invitaron a ayudar en el plan de gobierno y, luego, me hicieron el favor, así lo pienso, de no corresponderme con ningún nombramiento en el gabinete y, como consuelo, me dijeron que me iban a dar un puesto en la Junta Directiva del Canal. No sabes el favor que me hicieron.
¿POR QUÉ?
Esos diez años me perfeccionaron como ciudadano, como político, como hombre, como empresario, porque uno en el Canal aprende a hacer las cosas de forma distinta, aprende que este país puede ser diferente, tanto es así, que hoy estoy convencido de que para mí es una ventaja y un privilegio haber trabajado y colaborado con tantas personas que hacen su trabajo todos los días para hacer que esa empresa sea un orgullo y éxito de este país; y, sobre todo, haber sido parte en ese momento histórico en el que impulsamos el proceso de la ampliación del Canal, con todas sus dificultades y conflictos. Para mí fue un proceso de ganar-ganar. Creo que aprendí más en esos ocho años que si me hubiera ido a estudiar una maestría o un doctorado.
A PROPÓSITO, ¿QUÉ OPINA USTED DE LA CONVOCATORIA A UNA CONSTITUYENTE?
No se puede estar hablando irresponsablemente de constituyente, cuando hay otras formas de cambiar la Constitución, sin poner en peligro la seguridad de lo único que funciona bien en este país. No puedo aceptar que la constituyente sea la salida para los cambios que necesitamos, que sí son urgentes, pero podemos hacerlos así como produjimos en su momento gracias a la concertación, un título constitucional que nos permite operar y tener un activo de excelencia, con un nivel de transparencia y eficiencia incuestionable. Yo llego a ser miembro de la Junta Directiva del Canal, luego de haber sido parte del grupo que discutió el Título Constitucional y su Ley Orgánica, además de que fui el primer presidente de la Comisión de Asuntos del Canal, de la Asamblea. Me atrevo a decir que estar ahí ocho años, es más importante que estar en la Presidencia por cinco. Hoy puedo darle a Panamá, como aspirante a presidente, una experiencia y conocimiento que no tiene ningún otro candidato. Hoy digo, gracias a Dios que no fui parte de los dos últimos gobiernos, que no he sido parte del periodo de decadencia más precipitado que ha tenido la política en nuestro país en muchos años, y que, al contrario, gracias a Dios que estuve en un proceso completamente invertido al decadente que vive el país.
¿POR QUÉ QUIERE SER PRESIDENTE?
Porque quiero cambiar a Panamá, siempre lo he querido. Soy una persona que trato de imponer revoluciones, cambios. Miro atrás y en todas las instancias donde me ha tocado estar, he dejado una huella de cambios. Y espero dejar una constitución nueva. Esa es mi meta, cambiar al país y liderar ese cambio, para eso me he estado preparando toda la vida. Yo me silencié políticamente y me integré a la vida del Canal. Cuando entras al Canal no puedes estar haciendo política. Allá hay gente del PRD, de equis partido, pero siempre ha existido respeto entre nosotros. Primero éramos directores del Canal, y, luego, cualquier otra cosa. Después de la pérdida de las primarias en el año 2008 deciden exiliarme en el Canal, y ese exilio para mí no fue más que ganar – ganar, porque fue una gran oportunidad para enriquecerme como profesional, como empresario, como panameño y como político.
¿USTED NO CREE QUE EL HABERSE PRESENTADO COMO EL CANDIDATO ANTISISTEMA NO LE HA RESULTADO, PORQUE PIENSAN QUE REPRESENTA MÁS DE LO MISMO?
Cuando me alejo por diez años, empiezo a ver la política desde afuera, a ver algo que no me gusta. Entonces no es que me hice el antisistema, no. Me voy alejando y empiezo a ver la descomposición política del país, un proceso de decadencia que parece no frenarse y veo claramente que solo el tiempo y la distancia te permiten observar que esto no se puede cambiar, porque los partidos políticos se niegan a cambiar, se desconectaron de los intereses, de los anhelos, de la esperanza de los panameños y hoy son más parte del problema que de la solución. Yo no escogí esto porque era la vía más fácil o porque no quería ir a unas primarias, lo escogí porque estoy plenamente convencido de que el país necesita poder impulsar sus cambios institucionales y poder convocar una ruptura de este orden que nos lleva cada cinco años a este círculo vicioso, a repetir, no importa cuál sea el partido, los mismos vicios, los mismos errores, no hay diferencia entre los partidos. Y pensé que lo que Panamá necesita es un gobierno de unidad nacional, que pacte una hoja de ruta común en donde se pongan de acuerdo todos los sectores sociales y políticos del país, pero eso no lo va a lograr un presidente elegido desde un partido político, porque, si es así, hay que responderle, primero, a los copartidarios y a sus intereses. Yo primero identifiqué el problema y el cual, para mí, es que los partidos están completamente desalineados con el interés y las necesidades del país. Y si tengo que escoger seguir haciendo de cruzado a lo interno de un partido, haciendo campaña de movilización y desafiando a los dirigentes y rescatar el país, siempre voy a escoger al país primero. No había tiempo de pelear a lo interno, como ya lo había intentado con Mireya Moscoso. En un partido presidido por un presidente de la República, sencillamente no había chance, pues el clientelismo y el poder que se ejerce a lo interno es una pelea inútil. Entonces se da la reforma a la ley electoral en el año 2017 y ahí se me termina de encender el foco y veo la oportunidad de convocar un gobierno de unidad nacional y de salir al frente a ofrecerle a los panameños una alternativa, con certeza, con experiencia, que no la puede ofrecer nadie. Lo que este país necesita es una dirección con visión que permita que unamos, que concertemos, que conciliemos, y esa necesidad la veo desde la independencia, yo no veo a un partido logrando convocar al otro a un entendimiento. Por eso me decidí por lanzarme como independiente.
¿HAY QUE ELIMINAR LOS PARTIDOS POLÍTICOS?
Ellos tienen una participación, porque, dentro de todo, yo no puedo ser enemigo de los partidos políticos al extremo de pensar que no son necesarios. Simplemente, en este momento son los responsables de la crisis que vive el país. Todos los partidos están dirigidos por diputados, viendo a ver a quién le sacan más plata. ¿Cuándo se ha visto eso? Los millones que nos cuesta ese sistema corrupto, tenemos que dedicárselos a otras necesidades.
Y LA IDEA DE PRESENTARSE COMO EL EXTERMINADOR DE LAS RATAS, ¿FUE SUYA?
‘NO SE PUEDE ESTAR HABLANDO IRRESPONSABLEMENTE DE CONSTITUYENTE, CUANDO HAY OTRAS FORMAS DE CAMBIAR LA CONSTITUCIÓN, SIN PONER EN PELIGRO LA SEGURIDAD DE LO ÚNICO QUE FUNCIONA BIEN EN ESTE PAÍS'.
Primero, no soy el inventor de las ratas. Todo el mundo en Panamá le llama ratas a estos señores. A mi familia no le gustaba la figura. Le doy el crédito de esa idea a los asesores, creo que sin duda lo tienen. Pero no salió de un invento, surgió porque a la gente le salía en el discurso. Y yo un día, molesto, fuera del Tribunal Electoral, cuando estaba en mi pelea por las firmas, denuncié cómo se manipulaba todo, desde dentro del Tribunal Electoral, y refiriéndome a ellos, hice una alusión al tema de las planillas de las ratas, y dije: ‘Sí, les llaman ratas, pero son las mismas ratas con camiseta diferente. No se engañen, son lo mismo. Escojan al candidato que quieran, el país sigue por el mismo camino'. Y esa afirmación que di en una rueda de prensa tuvo un registro rápido y muy alto en las redes sociales, y de ahí en adelante tomaron control los asesores externos, y se posicionó lo de las ratas y el ‘baygon'. La gente siente que hay un sistema corroído, que se niega a cambiar y que nos cuesta más de lo que se comen las ratas en una despensa.
DÍGAME TRES PROMESAS QUE HARÍA SI LLEGARA A SER PRESIDENTE…
Me he propuesto impulsar un proceso de diálogo que genere, en un corto tiempo, una nueva constitución en no más de 30 días, aprobada por la Asamblea y luego en un referéndum; voy a dedicarle toda mi energía a esa iniciativa. También he propuesto para el tema de la educación, de la salud y del agua, la creación de entes con la reforma constitucional, que sean equivalentes al Canal, a la ACP, y que permitan un manejo apolítico. Serían la Autoridad del Agua, Autoridad de la Educación y Autoridad de la Salud y la Seguridad Social, con el mismo modelo autónomo, independiente, donde solo entre el administrador y los gerentes. Nosotros mismos somos el obstáculo, nos negamos a cambiar. Si vemos que está bien lo que estamos haciendo, ¿por qué no repetirlo? El modelo del Canal funciona, no hay que ir a buscar modelos a Rusia ni a China. El tercer tema es reactivar la economía y generar empleos.
¿USTED NO TOCARÍA EL TÍTULO CONSTITUCIONAL DEL CANAL?
¡Por supuesto que no! Es muy importante señalar que una constituyente no puede excluir temas. Yo sé que van a tocar el título constitucional, agregarle o quitarle facultades a la junta directiva para que tenga el poder de negociar contratos y entonces corromper lo mejor que tenemos. Ese título no se debe tocar.
¿EN QUÉ QUEDÓ LA INVITACIÓN AL DIÁLOGO QUE USTED LE HIZO A LOS OTROS DOS CANDIDATOS INDEPENDIENTES?
PERFIL DEL ENTREVISTADO
Miembro de la Junta Directiva del Canal de Panamá (ACP) del 2010 al 2019.
Nombre completo: Marco Ameglio Samudio
Nacimiento: Ciudad de Panamá
Edad: 58 años
Ocupación: Empresario
Creencias religiosas: Católica
Cónyuge: Xenia de Lourdes Carles de Ameglio
Resumen de su carrera: Estudió Negocios en la Universidad Santa María la Antigua, donde obtuvo el título de licenciado en Administración de Empresas. De su trabajo de graduación o tesis surge la idea y génesis de la empresa Bonlac. Posteriormente, cursó estudios de posgrado en Alta Gerencia en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas y en procesamiento de lácteos en Penn State University. Siempre ha estado unido al sector privado y empresarial. Fue miembro del Órgano Legislativo por cuatro periodos consecutivos (1984-2004). Presidente de la Asamblea Nacional (1991-1992), el más joven en ocupar este importante cargo. Presidente del Partido Panameñista (2005-2006).
Hice una invitación para dialogar, para buscar acuerdos, incluso, no tenía que depender de que alguien se bajara, propuse hablar y hacer una agenda con los candidatos independientes. La idea era que nos pusiéramos de acuerdo en darnos apoyo el día de las elecciones para vigilar los votos, sobre todo cuando ninguno de los tres tiene, ni siquiera, la mitad de los jurados de mesa que se requieren para el 5 de mayo. Podíamos hacer alianzas ‘táctico-operativas'. La conversación y el dialogo jamás han matado a nadie, pero, bueno, no se logró nada.
¿CÓMO HA VISTO EL SERVICIO EXTERIOR DE PANAMÁ?
Creo que la política exterior del país debe tener una definición que indique quiénes son nuestros amigos y quiénes no. Este es un país de tránsito con una economía de servicio, eso es lo que somos y nos estamos dejando chantajear por economías que nos reclaman, que buscan sacarle provecho a lo que somos. Nosotros lo único que hemos hecho es explotar nuestra posición geográfica desde el día uno. Tenemos que defender lo que somos y la política exterior del país debe estar orientada para eso. Ahora, para eso hay instrumentos, foros, para eso hay que tener valentía, que es lo que no han tenido las autoridades panameñas. Hace algunos meses, autoridades de Panamá fueron a Francia para ver estos temas y ni siquiera los atendieron. Tenían que haberse levantado e irse, pero se arrastraron creyendo que estaban sacando algún provecho.
¿Y QUÉ HIZO FRANCIA?
Siguió manteniéndonos en la lista gris, burlándose de una delegación de 14 personas que mandaron allá, con vicepresidenta incluida. ¿Tú crees que eso lo hace un país que se autoestima? Señores, hay que aplicar la medida de retorsión. Por ejemplo, decidimos que los vagones del metro que son de una línea francesa, no van a poder seguir siendo mantenidos aquí y decimos que vamos a buscarle reemplazo y revisar quién nos tiene en esas listas, para luego tomar medidas, para que veas que esas empresas, con sus ‘lobbies', van a lograr lo que la diplomacia a veces no logra de manera directa. Esa es la idea de la retorsión. No necesariamente que se aplique, es la sola amenaza, que vean que estás dispuesto a tomar acciones. No se trata de pelear contra el mundo, sino de saber negociar con un grado de estatura moral que las actuales autoridades de la Cancillería, ni de la anterior administración, han sabido mantener.
¿USTED QUÉ LEE?
En este momento llego a mi casa y me duermo. Leo el periódico de a vaina. Pero sí leo biografías. La de Winston Churchill me llama mucho la atención. He leído varias de distintos autores. También me gusta Isabel Allende y otro tipo de libros que me desconectan de la formalidad de la vida. También leo poesías y subrayo parte de sus contenidos para citarlos.
¿CUÁL SU PASATIEMPO?
Soy motorista. Tengo colección de motos. Tengo una decena de motos de todo tipo. Desde chico monto cada vez que puedo, fuera de Panamá. Recorrí buena parte de Los Andes en moto. Tengo una nueva que no la he podido usar lo suficiente, porque no he tenido chance. Me gusta también compartir con mis hijos el mar y la pesca. Nos gusta salir en bote y compartimos. Lo que más disfruto es estar con mis dos hijos. Marco Antonio es el jefe de mi campaña presidencial, el más joven de la historia, quien me dio la dicha de tener mi primer nieto hace un año, Marco Antonio Tercero. Mi nuera María Elena es como la hija que me faltaba. El otro más joven, Roberto, tiene 25 años. Los dos están integrados a la campaña. Roberto es el jefe operativo guerrillero, moviliza gente. A ellos no les gusta la política; sin embargo, la practican conmigo. Ellos son como mis dos brazos.