Secretario general de la OEA: ‘El único camino para la región es la paz’

  • 20/10/2025 00:00
Albert Ramdin conversa con este diario sobre la región y sus desafíos bajo los “vientos de conflicto” en el Caribe. Una lectura de cara a la Asamblea General del organismo que se dará junio próximo en Panamá

Al tiempo que el ajedrez entre China y Estados Unidos empieza a redefinir las alianzas y prioridades de América Latina y el Caribe, el continente americano avanza hacia una encrucijada compleja. A las tensiones geopolíticas se suman las redes transnacionales del narcotráfico cada vez más sofisticadas, flujos migratorios cambiantes y una ascendente erosión de la gobernabilidad democrática y los derechos humanos en la región. En ese contexto, La Estrella de Panamá conversó en exclusiva con Albert Ramdin, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), para conocer cómo el organismo busca equilibrar los intereses globales con las urgencias regionales, y qué papel puede jugar la diplomacia multilateral en un continente cada vez más polarizado.

En una sala apartada de un hotel del Casco Antiguo, en la Ciudad de Panamá, el secretario hace una pausa antes de responder. La pregunta queda suspendida en el aire, cargada de actualidad y urgencia: ¿Es posible defender la paz en este momento? El diplomático, lejos de evadir la pregunta, con una voz sobria, pero firme, reafirma una idea que considera clave en su gestión: “El único camino para la región es la paz”.

Con una larga trayectoria diplomática vinculada a la OEA desde los 90s, fue electo en marzo pasado por “aclamación”. Su llegada marcó el fin de la era de Luis Almagro, cuyo periodo estuvo cargado de polémicas por su parcialidad en conflictos de la región, además de críticas de injerencias en los asuntos internos y escándalos ligados a una relación inapropiada con una subordinada.

Ramdin reconoce que avanza cierto escepticismo en la región en cuanto a la labor de la OEA y si el organismo logrará resistir el contexto político cada vez más incierto. “Yo prefiero ser optimista, más que nunca debemos repensar la organización como espacio de consenso y cooperación”, señaló el secretario, cuyo optimismo asegura no es solo por la necesidad de reinventarse para enfrentar los grandes desafíos de la región, sino también se alimenta de la mirada de la historia en perspectiva, al recordar la Reunión de jefes de Estado de 1956, que precisamente se celebró en Panamá y en el que al menos 10 de los 19 líderes, habían llegado al poder por golpes de Estado o en contexto de elecciones manipuladas.

“Hemos avanzado mucho desde aquella cumbre. La articulación de acuerdos es un proceso lento. No comparto la premisa de que no hemos avanzado en la integración de la región”, dijo Ramdin, adelantándose a una pregunta que no tardaría en llegar: su postura frente a gobiernos señalados por tener “rasgos autoritarios”, como Nicaragua, El Salvador y, más recientemente, el propio Estados Unidos bajo la nueva administración en la Casa Blanca. “No soy yo quien debe valorar quién es o no es democrático. Eso deben hacerlo los países miembros”, zanjó, sin rodeos.

También recalcó como logros trascendentales la labor de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), que coordina políticas regionales contra el narcotráfico; la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que lidera la cooperación en salud pública en el continente; y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que vela por la protección de libertades fundamentales. “Tenemos grandes amenazas: el terrorismo, el tráfico de drogas y de personas, el cambio climático, la seguridad alimentaria y energética”, señaló el secretario, quien resaltó que estos desafíos también se discuten entre las estructuras del sistema interamericano.

Estos asuntos, pero especialmente la cuestión de la seguridad hemisférica, serán parte de la agenda en la próxima Cumbre de las Américas en República Dominicana en diciembre, tras la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela por el gobierno dominicano. Naciones que, por diversas causas, han optado por no retirarse de la OEA, y que se suma a la ausencia de otros líderes de la región.

“Nuestro gran desafío es continuar uniendo a la región con todas las naciones presentes. Creo que, aunque tengamos diferentes visiones, debemos poder continuar el diálogo. Aunque parezca diplomacia anticuada, es la única forma”, sostuvo.

Otro tema espinoso tiene que ver con el creciente aumento de la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe, bajo el pretexto de “combatir” el narcotráfico, que según Washington estaría “impulsado” desde Venezuela. Esto ha derivado en varios ataques aéreos estadounidenses a supuestas “narcolanchas” y una airada respuesta de Caracas, enrareciendo el ambiente previo a la cumbre de diciembre. Ramdin insistió en que las naciones tienen derecho a protegerse del crimen organizado y que, ante cualquier conflicto, este debe resolverse por vía diplomática. “Estoy seguro de que ningún país de la región quiere una guerra; estoy totalmente convencido de que la salida es la paz”, remarcó a La Estrella de Panamá.

“Por el momento, este tema no está en la agenda de la OEA, ya que ningún país lo ha planteado formalmente. Creo que todos los Estados miembros están observando la situación con atención. El objetivo declarado es uno que todos compartimos: combatir el crimen organizado y fortalecer la seguridad(...) la OEA seguirá promoviendo a las Américas como una zona de paz”, dijo.

En ese escenario, reiteró que la próxima Asamblea General de la OEA, prevista para junio en Ciudad de Panamá, debe ser una “oportunidad clave” para promover una “visión renovada” del multilateralismo. Ramdin resaltó la relevancia de este encuentro para fortalecer la cooperación entre los países miembros, haciendo referencia histórica a los 200 años del Congreso Anfictiónico, cuando en 1825 las naciones del continente se encontraron en territorio panameño bajo el ideal integracionista del Libertador, Simón Bolívar.

Durante su visita a Panamá, Ramdin también se reunió con el presidente de la República, José Raúl Mulino, así como con el canciller Javier Martínez-Acha y representantes gremiales del sector privado. Con ellos habló sobre la importancia de fortalecer los “valores democráticos” y el “respeto a los derechos humanos” para lograr países “más prósperos”. Según señaló, de ahí surge parte de los problemas del continente, como la migración irregular masiva. “Muchas personas se ven obligadas a dejar sus países; las causas principales son económicas, y estas deben ser prioridades para la región”, afirmó.

El secretario general, que también incluyó en su agenda un encuentro con estudiantes de relaciones internacionales y una conferencia magistral en la Faculta de Administración Pública de la Universidad de Panamá, como parte del congreso científico bianual de esta casa de estudios, recalcó las “potencialidades” de la región como “actor relevante en sectores como la biotecnología y la industria farmacéutica”, algo que considera ayudaría a reducir la dependencia externa e impulsaría la producción local.

Una tarea especialmente urgente en una región donde el derecho a la salud no se cumple cabalmente y es una de las más desigualdades del mundo, particularmente en América Latina y el Caribe. Así lo recoge en sus reportes de 2024 el Banco Interamericano de Desarrollo, que indica que 10% de las poblaciones más rica tiene doce veces más ingresos que el 10% más pobre. En ese punto, el secretario general de la OEA fue enfático: la integración —y, aún más, el crecimiento— debe ser incluyente. Habló de que el continente debe aspirar a un modelo “centrado en las personas”, donde el desarrollo no se mida solo en cifras, sino en el alcance real de sus beneficios, especialmente para los más vulnerables.

“La paz no es solo la ausencia de conflicto; es la presencia de justicia, oportunidades y respeto mutuo. Defender la paz hoy significa fortalecer el diálogo, reducir la polarización y asegurar que nuestras instituciones brinden dignidad y estabilidad a nuestros pueblos”, señaló el diplomático.

En su encuentro con estudiantes de la Universidad de Panamá, subrayó con énfasis: “los anhelos más profundos de nuestras sociedades: vivir en paz, con dignidad, y con oportunidades reales de prosperar”. Horas más tarde, volvió a esa idea en la conversación con La Estrella de Panamá, con la experiencia de quien domina los entresijos del organismo de integración más antiguo del mundo: “ningún Estado puede hacer frente solo a los desafíos de la región.”

Albert Ramdin
Secretario general de la OEA
Nuestro gran desafío es continuar uniendo a la región con todas las naciones presentes. Creo que, aunque tengamos diferentes visiones, debemos poder continuar el diálogo”
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