Morgan: héroe británico o rufián y verdugo impasible

  • 20/08/2017 02:05
Repasamos parte de la historia del pirata que saqueó y destruyó en 1671 la ciudad de Panamá. Personaje controversial que dejó sangre y muerte por donde pasó. Distinguido por la corona inglesa

En 2012, un grupo de arqueólogos estadounidenses logró recuperar una serie de piezas importantes de la historia de la época de los piratas, que desde Francia, Inglaterra y Holanda, trataban de socavar el dominio español en tierras americanas.

El grupo especializado, perteneciente a la Universidad de Texas, encabezado por el arqueólogo sumarino Frederick Hanselmann, consiguió en su expedición por los mares del Caribe seis cañones, varios cofres, una espada y unos cuantos barriles, presumiblemente pertenecientes a la flota que atacó la ciudad de Panamá en el año 1671, encabezada por el galés Henry Morgan.

‘El saqueo de Panamá no era la finalidad, formaba parte del escenario posible, pero no era el objetivo',

VLADIMIR BERRÍO LEMM

INVESTIGADO E HISTORIADOR PANAMEÑO

Por aquel entonces, Morgan tenía fama de ser un rufián más. Algunos historiadores sostienen que cuando era niño fue capturado en Bristol, Reino Unido, siendo enviado a Las Antillas como esclavo; esta versión, sin embargo, no tiene un firme sustento, ya que otras biografías, como la publicada en National Geographic recientemente, lo ubican como el hijo de un rico labrador.

Las versiones más creíbles, como la plasmada en su libro Piratas del Caribe por el autor francés Alexandre Exquemelin, relatan que Morgan se enroló con un grupo de filibusteros, de quienes aprendió el uso de armas, espadas, sistemas de orientación y cuanto pudiera servirle para sobrevivir.

Edward Mansvent (también conocido como Edward Mansfield, corsario y bucanero holandés), vio potencial en el joven y lo llevó en varias expediciones en donde su olfato no le falló, al ver cómo Morgan se desarrollaba velozmente, ganando la fama de ‘infalible', llegando hasta los oídos de la corona inglesa. El pirata europeo no era ningún iluso. En su aprendizaje, la cartografía estuvo entre los conocimientos adquiridos, por lo que al formar su propia flota de filibusteros, que ya en 1655 dio sus primeros golpes.

Morgan se asentó en Jamaica, isla desde donde la corona inglesa realizó operaciones para menguar el poder español sobre las colonias americanas, al igual que atacó los territorios bajo control holandés y francés.

DESAFÍO Y CONFRONTACIÓN

Hacia 1667, Inglaterra y España comenzaron un acercamiento que finalizó con un acuerdo entre ambas potencias europeas, terminando los ataques mutuos e iniciando un período de transacciones comerciales, una decisión que perjudicaba las acciones de Morgan, quien de inmediato, con el respaldo de las autoridades de Jamaica, preparó en 1670 una de las más duras invasiones de su tiempo.

Morgan se armó con todo lo que pudo. Consciente de que la única forma de mantener unida a una flota tan numerosa era ofreciéndole recompensas, no dudó en comprometer los premios logrados con quienes le acompañaran en esta aventura.

Tenía conocimiento de lo que habría de enfrentar. Antes, había invadido y saqueado la población costera de Portobelo, en una operación que le dio el empuje necesario ante la corona inglesa, reportándole prestigio y credibilidad.

La maniobra de Portobelo fue ‘genial', según el cronista de la época Exquemelin, quien se mostró muy impresionado porque Morgan tomó la ciudad con apenas 400 hombres, ‘entre quienes repartió 250 mil pesos', un botín considerable, y que daba cuenta del impacto de lo logrado en ese ataque.

Según Exquemelin, la empresa en Panamá tenía que ser de mucha mayor envergadura, así que esta vez reunió a más de dos mil hombres en 37 navíos para emprender la cruzada armada.

Mientras tanto, las acciones de Morgan comenzaban a incomodar a Inglaterra, pues el nuevo pacto con España se veía afectado.

Así que después de otorgarle un título nobiliario al pirata, estudiaba retirárselo en la primera oportunidad.

NO FUE LO ESPERADO

Llegar a Panamá fue una decisión de última hora, tras sopesar tres alternativas adicionales: Cuba; Veracruz, en México y Cartagena de Indias, en Colombia.

Esto, de acuerdo con el investigador panameño Vladimir Berrío Lemm, quien en publicación hecha por La Estrella de Panamá en 2016, asegura que Morgan tenía orden de atacar Santiago de Cuba, pero que al final, se inclinó por Panamá.

En su investigación Berrío Lemm determinó que el saqueo de la ciudad de Panamá no era el interés principal de la expedición del pirata Morgan.

‘El saqueo de Panamá no era la finalidad, formaba parte del escenario posible, pero no era el objetivo', declaró.

Aunque la expedición se considera de las más exitosas para la corona inglesa, la crueldad utilizada por Morgan y sus hombres, que mataron, saquearon y destruyeron cuanto estuvo a su paso al no obtener la recompensa económica que esperaba, sitúa esta invasión como una de las más crueles y despiadadas del período colonial, de acuerdo con el arqueólogo submarino Haselmann.

Inglaterra consideró a Morgan un héroe; como tal fue recibido en Jamaica, donde llegó la nota de Carlos II, nombrándolo ‘Caballero' (Sir en inglés), un título que utilizaría para favorecerse plenamente hasta el día de su muerte.

Aunque algunos documentos sostienen que Morgan no fue quien quemó la ciudad, sino que resultó producto de una orden directa del gobernador Juan Pérez de Guzmán, las atrocidades del pirata y sus allegados todavía recorren el mundo por su saña y violencia desmedida.

Lo que en principio debía ser su misión: capturar y someter a los españoles haciendo a los prisioneros jurar lealtad a la corona inglesa, se convirtió en una sanguinaria masacre, atiborrada de la propia frustración del filibustero, al no poder adquirir las riquezas que guardaba Panamá.

Henry Morgan fue un héroe para los ingleses, al punto que el rey Carlos II no lo condenó como era el deseo del Encargado de Justicia, Thomas Lynch, quien lo detuvo y envió a Inglaterra para ser enjuiciado; el monarca lo nombró Gobernador de Jamaica y lo devolvió a la isla para sofocar cualquier ataque por parte de los franceses, desplazados por el pacto entre ingleses y españoles.

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