'Atlantique', misterio y romance en las costas de Senegal

Actualizado
  • 30/07/2020 00:00
Creado
  • 30/07/2020 00:00
La cinta dirigida por la cineasta Mati Diop fue su debut en el Festival de Cine de Cannes, en 2019. Está basada en el relato de dos enamorados que son separados por la búsqueda de una mejor vida, confrontados por sus propios sueños y reunidos por el mismo dolor en su natal Senegal

En medio de una búsqueda exhaustiva dentro del catálogo de Netflix, entre los éxitos de Hollywood y las novelas-series latinoamericanas, encontramos una pequeña joya del suspenso y el misterio dirigida por la senegalesa Mati Diop. Atlantique, su cinta debut en el Festival de Cine de Cannes, que sigue las vidas de Ada (Mame Bineta Sane) y Souleiman (Traore), quienes viven en una versión distópica de Dakar, Senegal, en medio de una crisis económica y migratoria.

Mame Bineta Sane es Ada en 'Atlantique'.

Pero, aunque existe un romance, los torbellinos en los que se encuentran van más allá. Ada está comprometida con Omar (Babacar Sylla), a quien no ama, y Souleiman tomó un bote rumbo al océano Atlántico, con intenciones de llegar a España y obtener una mejor vida, lejos de las injusticias de pago por parte de su jefe. El ritmo de la cinta mantiene el interés por las historias alrededor de Ada, sus amigas y familia, mientras intenta descubrir la verdad tras el naufragio del bote de Souleiman.

Mientras la historia avanza, se revelan detalles importantes y conversaciones guiadas por miradas y bocas torcidas, a la vez que las hermanas y novias de los hombres que se fueron a España buscan justicia por ellos. Esta subtrama es la que se convierte en la definitiva de la cinta, pocos minutos antes de su cierre, Ada es testigo de la sobrenaturalidad que arropa a Dakar en la noche, proyectando los problemas de la ciudad y su indiferencia hacia los perdidos en la forma de mujeres con ojos blancos y rostros inexpresivos.

Rozando el género thriller, Atlantique juega con las emociones del espectador, haciéndolo partícipe de lo que sucede en el mundo de Ada. Entre la presencia de un inspector enfermo –que es reclutado como cuerpo de uno de los fallecidos– y la constante tristeza de la pérdida de los jóvenes, Ada carga sola con el peso de la trama. Una torre gigante y lujosa sirve de ironía entre el final de los trabajadores, quienes pasaron meses sin recibir un centavo por construir un recordatorio de lo que nunca podrían costear; al final, sirve como faro de la separación de clases que reina en países como Senegal.

El toque sobrenatural de la cinta, innova con su efecto documental en un país poco reconocido.

La cinematografía luminosa de Claire Mathon captura de forma brillante el peso sofocante de Dakar durante el día, con sus calles de tierra y aire contaminado, hasta el espejo neón y sobrenatural que deja ver los espíritus por la noche; esto, acompañado con las sinfonías de sintetizador flotante de la compositora senegalesa Fátima Al Qadiri, que agrega sensaciones incómodas y un tanto hipnóticas que combinan con el progreso de la historia y el mensaje que transmiten sus personajes.

Aun cuando la película capta escenarios reales, un mar picado, aparentemente tranquilo, y la torre lujosa fueron creados con ayuda de imágenes generadas por computadora (CGI), dando un vistazo a la mezcla del género documental con un efecto etéreo que realza la habilidad de Diop a la hora de crear un mundo realista con toques ficticios sin ser un distractor de la crítica social presente.

Si bien Atlantique no es perfecta, la clase maestra que dicta Diop a través del lente demuestra la importancia del balance dentro de una historia con elementos diferentes que coexisten y se impulsan entre sí. El romance no es demasiado pegajoso para opacar el crecimiento de Ada, ni para endulzar el destino de Souleiman; los toques sobrenaturales se mantienen fijos lo suficiente para ser una sorpresa y una razón válida para los demás efectos en la trama, y el clímax, centrado en una venganza justa, inclina la historia hacia una parte más humana, que incluso genera la empatía del espectador.

Para cuando llegamos al final de la cinta –tras una hora y 43 minutos–, el filme nos ha tendido varias trampas, pero ha expuesto su verdadero objetivo: crear una incomodidad ante la realidad que desconocemos. Es difícil entender lo que sucede a miles de kilómetros de nuestro hogar, pero Diop lo captura de forma sencilla, interesante y suficientemente única como para destacar en medio de un menú lleno de títulos mucho más comerciales.

Traore, como Souleiman en 'Atlantique'.

“Algunos recuerdos sirven como presagios”, expresa uno de los personajes, siendo otra pista del mensaje curioso que debe revelar cada espectador una vez que concluya la cinta. Nada es entregado dentro de Atlantique. Es un viaje intuitivo que demanda ser observadores y analíticos para descifrar lo que significa la obra de Diop, y cómo desafía la mirada contemporánea del cine actual.

CALIFICACIÓN LA ESTRELLA:
8.5/10.00 estrellas

“La astucia de Diop en 'Atlantique' es su habilidad para captar detalles mínimos que desatan toda la historia oculta dentro del filme. No es una trama sencilla ni para quienes solo buscan una tarde de diversión, sino que demanda ser atendida, y sumerge al espectador en las aguas de efectos sobrenaturales codificados con la realidad humana. Al igual que con la poesía, las palabras dentro de la cinta significan diferentes cosas para diferentes espectadores”.

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