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- 06/08/2025 00:00
En tiempos en que la tecnología avanza a pasos acelerados y las redes sociales se perciben como supuestos referentes de éxito, Pablo García de Paredes se ha propuesto desmitificar la idea de que el estudio ha perdido valor. Con una trayectoria marcada por la investigación académica, la paternidad y la reflexión crítica, el especialista en psicología ambiental ha escrito el libro ¡No quiero estudiar!, que responde, desde múltiples perspectivas a una pregunta cada vez más común entre niños y jóvenes: ¿para qué estudiar?
La inquietud no es ajena a su entorno familiar. Su propio hijo, estudiante ejemplar y parte del cuadro de honor, le planteó objeciones directas: “Tú has hecho dos doctorados, pasaste casi 16 años estudiando después de la universidad. ¿Dónde están los millones? ¿Dónde está tu Ferrari?”. Las preguntas, aunque dichas con humor, reflejan una percepción extendida: la educación ya no garantiza el ascenso económico ni la estabilidad laboral.
García de Paredes no evade la crítica. Al contrario, la incorpora como punto de partida para un libro que busca tender puentes entre generaciones. “Estudiar no es una garantía, pero sí te da herramientas”, afirma. “Te permite entender el mundo, adaptarte, incluso rebelarte de forma inteligente ante las circunstancias”.
El libro, dirigido tanto a padres como a adolescentes, está creado en forma de preguntas. Cada capítulo responde a una objeción común sobre el valor del estudio. Algunas de estas provienen de conversaciones reales con su hijo; otras, de observaciones sobre el discurso que predomina en redes sociales, donde figuras con millones de seguidores proyectan una idea de éxito rápido, alejado del esfuerzo académico o profesional.
“Hoy los niños ven a gente que ya llegó, pero no el camino que recorrieron para llegar”, explica. “Ven influencers hablando de emparedados los viernes por la noche, pero no cuántas veces fallaron, cuánto tuvieron que aprender o de dónde vienen”. Esa narrativa comprimida, fácil y acelerada, contrasta con la experiencia del estudio, que implica procesos lentos, ensayo y error, y desarrollo personal a largo plazo.
Incluso cuando se trata de autodidactas, como actores que se perfeccionan frente al espejo o creadores de contenido que editan sus videos durante años antes de volverse virales, el proceso sigue siendo parte fundamental del éxito. “El problema es que ese proceso no se ve. Y si no se muestra, los niños no lo entienden. Creen que todo es inmediato”.
García de Paredes reconoce que los adultos también contribuyen a esta confusión. “Yo leo periódicos, libros. Pero lo hago desde un Kindle o el celular. Entonces los niños piensan que estoy viendo TikTok o perdiendo el tiempo. No saben que estoy leyendo”.
La solución, sugiere, no es imponer ni sermonear, sino dialogar desde la óptica de los jóvenes. Su libro invita a los padres a entender las referencias culturales de sus hijos, y a los hijos a valorar los procesos que, aunque invisibles en las pantallas, son esenciales para construir una vida con sentido.
En sus reflexiones, el autor también aborda los discursos que desacreditan la educación formal con frases como “estudiar no da plata”. Si bien admite que el estudio no es sinónimo de riqueza, defiende su valor como herramienta para navegar una sociedad desigual, donde las barreras sociales no siempre permiten que el talento brille por sí solo. “Entre menos privilegios tienes, más necesitas estudiar. Porque el estudio te da lenguaje, te da criterio, te abre industrias que de otra forma no conocerías”.
El libro no propone reformas al sistema educativo ni plantea cambios curriculares. Su propósito es más personal y directo: recuperar el valor simbólico del estudio en una época donde parece haber perdido sentido. “Lo escribí porque necesitaba una herramienta para hablar con mi hijo. Pero, luego me di cuenta de que muchos padres están igual. Y muchos hijos también se sienten perdidos”.
En la investigación para el libro, el autor se apoyó en su experiencia en educación superior, en estudios publicados sobre pedagogía y en referencias de filosofía popular. Descubrió, por ejemplo, que las objeciones al sistema educativo no son nuevas. Desde hace décadas hay críticas profundas en países como Estados Unidos o Argentina, donde incluso se ha cuestionado la existencia misma de los ministerios de educación.
La irrupción de la inteligencia artificial también plantea nuevos desafíos. “Ahora más que nunca necesitamos saber cómo funciona la información. No es momento de abandonar la educación, sino de fortalecerla”, sostiene. En este sentido, la obra también invita a pensar en una educación más flexible, crítica y conectada con los contextos actuales.
Para García de Paredes, el estudio no se limita al aula. Puede darse en la universidad, en talleres, en el trabajo, o de forma autodidacta. Lo importante es no cerrar la puerta al conocimiento. “Estudiar es una forma de protegerte. Te permite entender qué pasa en una crisis, cómo responder a un entorno hostil, o incluso reinventarte si el sistema ya no te ofrece opciones”.
Sobre el sistema educativo panameño, el autor es cauto. Aclara que no ha trabajado en la educación pública de nivel primario o secundario, aunque sí ha sido docente universitario. Reconoce los problemas de deserción, falta de inversión y debilidad institucional, pero insiste en que su libro no pretende ofrecer soluciones estructurales. “Mi objetivo es que padres e hijos puedan conversar. Que encuentren un punto de partida para hablar de lo que realmente importa”.
En ese sentido, la obra es tanto una guía como una declaración de principios. Estudiar, dice el autor, no es un fin en sí mismo, pero sí un camino. Un camino que, aunque no siempre lleve al éxito económico inmediato, abre puertas, fortalece la identidad y permite construir una vida con sentido y dirección.
”No soy el epítome del éxito”, reconoce. “Pero todo lo que tengo lo he logrado gracias al estudio y al trabajo duro. Eso es lo que quiero transmitir”.