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- 10/05/2025 00:00
En el río Zaratí
Son las 4:00 de la tarde
Y en la cima del cerro Guacamaya
Siento la apacible voz del campo,
Pájaros, cocorrones y saltamontes
Detienen la saloma del campesino
En una armonía de sonidos
Donde se mezclan la esperanza
De la tierra y la riqueza de la naturaleza.
Es entonces que en el Chorrillo
La fresca brisa del cerro Centenario
Detiene el olor de la torrefactora
Caminando hacia San Juan Bautista
Desde la entrada de Llano Marín.
En eso, una chola de pelo azabache
Me hace suspirar el olor de la tierra
Rica en almíbar de las abejas y el olor a lucha
Muy cerca de La Negrita y Los Uveros.
Esa que fondea los dominios de Victoriano Lorenzo
Y es el son de mi melodioso acordeón que vibra
Con la Mano de Tigre desde Churuquita Grande.
Los vientos son alegres al repicar las campanas
De la catedral San Juan Bautista y renacer la educación
Sin huelgas, por ser más nacionalistas que revolucionarios.
Hoy este paisaje me transporta a tus labios
De color morado, que son un poco carnosos
Y son un éxtasis al orgullo de ser panameños,
Sin importar el orgullo de ser hijos del río Zaratí
Y de la hermosa cuenca del río Grande.
Hoy recuerdo que intereses capitalistas
Quieren inundar los terrenos de la hermana tierra
Al norte de Penonomé con claros intereses canaleros.
Señores de esta tierra que alimenta cada día
Mi prosa quiere hacer un llamado al debate
Y ver fortalezas en medio de la crisis.