• 15/08/2021 00:00

Analfabetos

No dejemos que nuestra cultura se convierta en papel mojado, en tinta invisible, en una jerigonza que nadie comprende porque nadie se ha tomado el trabajo de conocerla

Tenemos la idea errada de que un analfabeto es aquel que no sabe leer ni escribir. Y sí, esa es la primera acepción del término, en efecto. Pero este adjetivo, que denota una falencia, en la mayor parte de los casos, involuntaria, no indica, en este caso, ignorancia. Yo tampoco conozco los caracteres del mandarín, no sé tallar una punta de flecha en obsidiana, ni puedo destazar una foca para no estropear el cuero y poder hacer con él un anorak. La primera definición de analfabeto no es un deshonor, es una simple definición.

Ahora bien, tenemos una segunda acepción, que implica a una persona sin cultura, Y eso es mucho más grave, ser un asno saber que lo eres y que no te importe. El pasarte por el arco de triunfo tus posibilidades de aprender, el reírte de los que saben más que tú burlándote del tiempo que han gastado consiguiendo sus diplomas mientras tú haces gala de ineptitud e ignorancia, eso es ser un analfabeto.

Dentro de apenas tres días empezará la nueva edición de la Feria del Libro de Panamá. Y una vez más, brillan por su ausencia aquellos que tendrían que estar dándole relevancia. El Ministro, inculto y analfabeto, que no entiende ni es capaz de aprender qué es aquello que por mandato debe fomentar; el Presidente, que está demasiado preocupado en ver cómo recalca en cada discurso aquello de lo que no está hecho, y mientras él busca metáforas los que lo rodean aprenden rapidito a averiguar de qué está hecho el dinero mal habido.

¡Qué lejos se avista un desarrollo educativo y cultural real en este país!

Mientras las escuelas llevan cerradas casi dos años, las tunas ya están planeando los carnavales. Y los que nos gobiernan afirman que aun así no se puede abrir todo de una vez porque … porque si abren tienen que empezar a dar cuentas del dinero que están manejando. Y ¡desde luego que no pueden!.

Porque serán analfabetos, pero no son brutos. Serán ignorante pero son astutos. Y la cartilla del saber cómo robar, esa se la han aprendido de pe a pa.

Mientras los gestores culturales y los organizadores de eventos lloran lágrimas de sangre buscando donde no hay alguna guayaba que echarse al coleto, los amiganchos de la vidancha (porque la vida, en este país, solo es ancha para los amigos de los que tienen la sartén por el mango) de los engobiernados, hacen parrandas que no son párquines, hacen cenas que no violan la cuarentena en restaurantes de conocidos que cumplen con normativas distintas a las del resto de los míseros mortales y funerales multitudinarios en los que aquí paz y después gloria, y nada pasa.

La cultura languidece y hay que aplaudir hasta que nos sangren las manos a aquellos valientes que, luchando contra el desierto, tratan de recuperar algunos oasis.

Ahí estará la Feria del Libro, del 19 al 22 de agosto; autores, charlas, libros, teatro, música, gastronomía, licor y algunos eventos presenciales para los valientes. Un menú con un poco de todo para todos, un menú construido contra viento y marea que solo podrá mantenerse a flote si la población, todos, consumimos a manos llenas. Porque la cultura no sirve si no se vive. Al igual que un alfabeto no sirve si no se usa para escribir palabras que serán leídas.

No dejemos que nuestra cultura se convierta en papel mojado, en tinta invisible, en una jerigonza que nadie comprende porque nadie se ha tomado el trabajo de conocerla.

Olvidémonos de los analfabetos que nos gobiernan y vivamos, nosotros sí, cultos.

El presidente José Raúl Mulino celebró la mañana de este jueves 18 de julio su primera conferencia de prensa matutina en el Palacio de Las Garzas. Mulino...

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