Una comedia romántica para desconectarse

  • 23/01/2019 01:02
‘Burundanga', una de las obras más vistas del 2018 en España, llega a suelo canalero. Con ella se revivirá la experiencia de uno de los clásicos de comedia más conocidos del país europeo

Un reconocido gestor cultural panameño que conozco opina que debemos valorar proyectos artísticos en términos de los objetivos que los artistas quieran lograr con su trabajo. Por ejemplo, una película sobre la misoginia en los concursos de belleza que usa un lenguaje tan ambiguo que la mayoría del público no puede entenderla sería considerada un éxito si sus creadores intencionalmente buscan la incomprensión. Bajo ese criterio, debo valorar positivamente la más reciente producción de ‘Burundanga', en el Teatro La Plaza hasta el 28 de febrero, al lograr su objetivo de hacer al público morirse de la risa.

Con un texto liviano y actuaciones bastante pulidas, esta adaptación de la obra del español Jordi Galceran y bajo la dirección de Aaron Zebede ha sido montada para incomodar a pocos y complacer a muchos. Acomodada al contexto panameño, ‘Burundanga' es una comedia romántica, con un giro genial, que busca ser rentable. Berta, interpretada por Yareli Cartin, acaba de descubrir que está embarazada de su novio Manuel (Pablo Brunstein). Insegura de los sentimientos de Manuel, Berta acepta el consejo de su amiga enfermera Silvia (Sharo Cerquera) y le da de tomar a su novio una cerveza pinchada con Burundanga, la droga de la verdad. Antes de que las verdades que afloran de Manuel comiencen a abusar de los clichés y estereotipos sobre la supuesta disposición masculina al descaro y al machismo, Berta descubre que su novio es un miembro de las FARC, la organización guerrillera colombiana.

Desde entonces, el amor de los jóvenes amantes es puesto a prueba por una decena de malentendidos, complicaciones y mucha cerveza.

En principio, la obra aborda un tema sensitivo: el fin de una organización que participó en un conflicto armado en Colombia por más de cincuenta años. Pero a pesar de mencionar la organización por su nombre cada diez minutos y centrar su trama en una de las herramientas que utilizaban las FARC para financiar sus actividades, el secuestro, el texto está tan bien calibrado para no incomodar que en ningún momento profundiza sobre las dinámicas detrás de este movimiento guerrillero.

Aun más, dos de los personajes son incapaces de describir qué los atrajo a ese grupo, para no arriesgar la conexión con el público que los actores habían logrado desde el principio de la obra a punta de mucha simpatía, movimiento y ruido.

Uno de los personajes, el secuestrado (Sacky Delarosa), nos habla de su pasado guerrillero en el segundo acto, pero el objetivo es hacernos reír a punta de líneas que se disparan a la velocidad de la luz, generando la energía y ruido necesarios para cementar esa conexión emocional.

Tan conectados a los actores estaba el público que a nadie pareció molestarle los excesivos clichés sobre relaciones románticas entre hombres y mujeres, y el exagerado histerismo de los personajes femeninos. Pero si de conexión se trata, los momentos más acertados de la obra los ofrece Hugo Víctor Rodríguez interpretando con mucho tino e impacto a Pipo, el compañero guerrillero de Manuel. Con cuidadosos movimientos y una bien observada relación con los objetos en el escenario, Rodríguez exprime todo lo que puede de un personaje que en manos de muchos otros actores hubiese sido frustrantemente tonto.

‘Burundanga busca entretener y eso lo logra al mejor estilo de las películas de comedia de Netflix que te ayudan a desconectarte de los problemas diarios, aunque al día siguiente no te acuerdes de lo que viste',

JAVIER STANZIOLA

CRÍTICO DE CINE

========== CRÍTICA TEATRAL

JAVIER STANZIOLA

Dramaturgo y novelista .

Ha sido ganador cuatro veces del Concurso Nacional de Literatura Premio Ricardo Miró. Con su primera novela, ‘Hombres enlodados', se aborda por primera vez en la literatura panameña el tema de la identidad de género.

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