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- 17/03/2022 00:00
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Durante una guerra, la primera víctima de estos sucesos es la verdad no contada por los protagonistas de los conflictos bélicos. Luego, privar la libertad de expresión y la libertad de prensa son efectos colaterales que perjudican a las naciones involucradas.
El pasado 28 de febrero y en respuesta a la noticia de que el Kremlin ha censurado a medios de comunicación nacionales mientras dispersaba protestas contra la guerra, Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, expresó: “Mientras miles de manifestantes salen a las calles en toda Rusia para denunciar la guerra, el Kremlin sigue decidido a sofocar las críticas al gobierno coaccionando a los medios de comunicación nacionales para que apoyen sus políticas”.
Y añadió que “al usar la fuerza para dispersar concentraciones contra la guerra y censurar a la prensa, las autoridades rusas se hunden cada vez más en la represión mientras crece el sentimiento público contra la guerra”.
Entretanto, Alejandra Araúz, presidenta del Fórum de Periodistas en entrevista con La Estrella de Panamá, analizó que “un bloqueo ante la desinformación podría verse también (por la parte afectada) como censura”, comentó.
“Quizá la clave esté en que los consumidores de información tengan desarrollado un buen criterio, con capacidad de discernimiento entre lo cierto y lo correcto versus lo falso y malintencionado”, mencionó la presidenta.
El sesgo mediático en Rusia es uno de los mayores retos que enfrenta la sociedad para conocer las bases de este conflicto. Una idea que plantea Araúz, analizando el deterioro de la situación que ha captado la atención internacional.
“Desde antes de la invasión a Ucrania, ya el Gobierno ruso imponía sanciones a los periodistas y medios que le cuestionan. Ahora con la invasión, esta situación se ha agravado”, recordó.
Por otro lado, “también se les han cerrado las vías de difusión a medios progobierno ruso”, añadió.
En la actualidad, las redes sociales juegan un papel importante como vehículos de la información, más en un escenario de tal complejidad como el conflicto internacional que nos ocupa. Incluso, estos canales permiten llevar la información a grandes masas en todo el mundo.
Araúz enfatizó que “las redes sociales impactan permitiendo amplificar y llevar a mayores audiencias los mensajes. No se necesita ser un medio de comunicación para alcanzar a cientos de miles de personas”.
“El detalle está en la calidad de los contenidos y las intenciones de los emisores de esos contenidos. Sería muy interesante conocer cuánta 'cuota' tienen las redes sociales como fuente principal de información para las audiencias, en este tema específico del conflicto Rusia y Ucrania”, apuntó.
A pesar de ser plataformas amplificadoras de las noticias, con la presencia de las fake news, también promueven la desinformación y aumentan el impacto negativo en la sociedad.
En esta línea, los usuarios de las redes o consumidores de los contenidos deben elegir recursos confiables como medios o agencias. En cuanto a medios internacionales, la presidenta del Fórum recomendó agencias como Associated Press, Reuters, EFE y AFP; y medios de comunicación como BBC, DW y CNN, sin obviar el contraste con los medios oficialistas rusos como Sputnik y RT.
Por otra parte, Catalina Jiménez, fundadora y directora de Sentidos Comunicaciones, destacó el papel fundamental de la prensa en situaciones de conflicto.
“La responsabilidad del consumo y difusión de información a la que se tiene acceso en nuestra sociedad debe ser compartida. Desde los medios de comunicación se plantea un enorme reto, al estar conviviendo con las enormes cantidades de contenido que se generan día a día a través de plataformas, redes sociales, chats y demás medios digitales”, dijo Jiménez.
Y continuó “los periodistas y comunicadores estamos obligados a informar con el rigor de verificar las fuentes, contrastar los datos y los hechos que se están relatando y sobre todo de 'ponerse en los zapatos del otro', entender el alcance que tienen sus palabras en el público que las recibe”.
Para la directora, el llamado principal ante la actual coyuntura es a no caer en las noticias falsas. Invitó también a recurrir a fuentes verdaderas, constatar las opiniones y conocer la historia mundial, local y propia, “para poder tomar posiciones con un verdadero criterio”.
El rol del consumidor de las redes sociales debe ser principalmente consciente y responsable, ya que existe el riesgo de elegir lo que se consume y la manera en que se consume, según matizó.
“En nuestro día a día podemos informarnos de las últimas noticias desde nuestros celulares y dispositivos, así mismo tenemos la responsabilidad de seleccionar muy bien qué leemos, qué vemos, a quién seguimos y qué compartimos”, puntualizó.
Recalcó también la “importancia de conocer la historia, documentarnos, y verificar, no una ni dos, sino hasta tres veces. Además, es necesario que lo que consumimos digitalmente y lo que compartimos en nuestras redes sociales nutra a quienes nos siguen, a nuestra sociedad y a nuestros conocidos; tenemos ese poder y lo debemos saber utilizar”.
Según publicó la agencia creativa We are social, en el informe Digital 2021, por medio de las redes sociales el 64,5% de los usuarios reciben información de última hora para enterarse de lo que sucede en el mundo; sin embargo, la cantidad de contenido es bastante abultada y no siempre resulta fácil identificar su veracidad; además, en cuestión de segundos las informaciones son compartidas por muchas personas.
El documento indicó también que el 56,4% de los usuarios de internet manifiesta estar preocupado por no saber lo que es cierto y qué son noticias falsas, con relación al contenido que buscan en los sitios web.
Para finalizar, Jiménez recalcó la responsabilidad y compromiso de los usuarios y de quienes están involucrados en la industria de la promoción de la información. “No solo debe ser libre, sino responsable. Como sociedad tenemos un compromiso con el derecho de informar y quienes trabajamos en esta industria debemos contribuir a que esto sea una realidad, y a que se lleve a cabo sin limitaciones o presiones de cualquier tipo”.
Las redes sociales son un “gran vehículo para comunicar y durante los últimos años se han convertido en un instrumento para que las organizaciones, las marcas, y las personas se comuniquen e interactúen; pero también debemos valorar el alcance que tienen y el increíble poder de influir en quienes están del otro lado”, argumentó.