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- 21/04/2013 02:00
- 21/04/2013 02:00
G eraldine Chaplin ha desfilado en veintenas de alfombras rojas. Ha perdido la cuenta de los festivales en los que la han invitado. Ha recibido no menos de 17 premios -y tres nominaciones al Globo de Oro-por su trayectoria y por impresionantes interpretaciones a lo largo de su filmografía que supera las 127 películas. También ha sido objeto de persecusión y arresto por la policía española y, por otra parte, sufrido el secuestro por once semanas del cuerpo difunto de su padre -responsable de uno de los mayores patrimonios relegados en la historia del cine-: Charles Spencer Chaplin.
Pero ese lunes 15 de abril de 2013 en la terraza soleada del Hotel Trump, Geraldine -como todos prefieren llamarla por la confianza que emana- estaba nerviosa. La acompañábamos menos de 10 periodistas representando a 4 medios. ‘¿Quienes agua, café, una soda, Geraldine?’, le preguntaba la organizadora del conversatorio. ‘Un espresso. Cortadito, cortadito. Así me pongo más nerviosa’. Grabadoras encendidas y cámaras configuradas, que empezaban 30 minutos de memorias, confesiones, bromas y anécdotas diversas.
Junto a la española Maribel Verdú, Geraldine encabeza una comitiva de más de 60 artistas invitados al segundo Festival Internacional de Cine de Panamá (IFFP, por sus siglas en inglés). Honores le sobran para que abrieran un ciclo en el que le proyectaran cinco de sus películas más representativas: Cría Cuervos (1976), El Orfanato (2007), En la ciudad sin límites (2002) y La mosquitera (2010) y The Kid (1921) (en la que no actúa, solo que la incluyó a modo de tributo a su padre).
Su endeble contextura -resaltada con la estampa esquelética de su franela- no evidencian la fortaleza y el carácter que la han mantenido adelante durante los 68 años de su vida. ‘Antes pensaba que el cine podría cambiar al mundo. Ahora pienso que el cine puede cambiar el concepto de unas personas del mundo’, comienza la tanda con esa reflexión. ‘Me gustaría creer que todavía puede cambiar el mundo’, vuelve ella, con un dejo de lamento.
¡QUE NO CASQUE!
¿Cuántos festivales le han dedicado?, pregunta un colega. ‘Yo creo que bastantes, últimamente. Creo que es lo que le pasa a las actrices viejas, ¡es verdad! Ellos -los organizadores de festivales- dirán: ‘la captamos antes que casque (muera)’. A mí me gusta mucho porque es el sitio donde puedo ver el cine que a mi me gusta ver’, sentencia la diva. Y ahí se deshizo en elogios para la directora panameña Ana Endara: ‘¡Hemos visto Reinas! -el documental de Endara que acaba de estrenar en el IFF-. Una película panameña muy graciosa ¡Qué crítica! ¡(Es) Feroz! ¡¿Cómo la han dejado salir?! (risas, pausa) ¡Magnífica película! Esas películas son las que se ven en festivales, destacó la también nieta del premio Nobel de literatura (1936), Eugene O’Neill.
Desde Doctor Zhivago (1965), el clásico de David Lean que la lanzó al estrellato -y a quien le atribuye casi en igual medida la fama que cosechó gracias a su padre- no ha estado sino en unos seis títulos ‘oscarizables’. Y no es por falta de oportunidades. Mucho menos de talento. Es por la férrea postura que tiene ante Hollywood. Días atrás a este encuentro, ya había dicho en el IFFP que ‘Hollywood sólo piensa en poner culos en butacas de cines’. Así, sin anestesia. Y en esta oportunidad repitió lo que le siguió a aquel comentario: ‘¡Es una mafia! Por la forma en que está organizada, por la distribución de títulos (...) (con estas películas) hay un denominador más bajo, muchas de estas películas no me aportan nada personalmente’, asegura.
PÁGINAS AMARGAS
Pero todo no ha sido glamour, viajes y sets de grabación para quien interpretó a su propia abuela en la película que narraba la historia de su padre. Corría el año 1992, recién había muerto su madre, Oona Chaplin, y Geraldine estaba en Suiza para los arreglos fúnebres con sus hermanos. Allí recibe en Suiza la llamada anunciando que los servicios de inteligencia españoles -sumaba 25 años de vida en la península ibérica- habían iniciado una misión de búsqueda y captura en contra de ella. ¿Las razones? Acusación de tráfico de armas tras la vinculación con varios chilenos, entre ellos su pareja sentimental de aquel entonces -ahora casados desde 2006-, Patricio Castilla, y el amigo del colegio de este, René Valenzuela, quien terminó preso durante 7 años y ‘regresando a Chile luego, como héroe’, según Chaplin.
‘!Alaaa, de dónde sacaste eso!’, bromeó sorprendida la diva cuando otro colega le preguntó al respecto. ‘Sí, sí, eso fue una desgracia tan grande’, empezó a recordar. ‘Ha sido creo que de parte de la policía española... a ver si lo puedo decir bien: Necesitaban algo para darle a la gente, que no podían ya con eso. Habían volado pisos, un supermercado. Era atroz, entonces decidieron que un nombre famoso vendría bien. Y yo tenía una hija de cuatro años y me acusaban de tráfico de armas. ¡Tenía una hija de cuatro años! Pero fue muy malo. Yo he tenido muchísimo miedo, mi marido fue a declarar. Me llamaron también y luego no hubo ninguna excusa. Pedían búsqueda y captura y yo tenía que ir a ver a (Martin) Scorsese para una película (The Age of Innocence, 1993) a París, y yo decía que no podía tomar el tren ¡porque me arrestan! Llamo a mi agente y me dice ‘¿en qué estás metida?... te llamo luego’. Mi agente era muy amigo de (Chaim) Topol un actor judío con muchos contactos en la Mossad (instituto de inteligencia especial israelita). Lo llama y le pregunta por mi orden de búsqueda y él dice ‘¡no hay ninguno!’ Así que me tomé el tren y me fui a París. Pero fue una época de mucha angustia’. ‘¿Le trae malos recuerdos?’, vuelve el colega. ‘!Me lo recordaste ahora!’, exclamó entre risas.
Del público panameño también se refirió: ‘Acá hay un público muy culto, muy bello’, dijo Geraldine, quien se le vio de paso por las proyecciones, pasillos y diferentes sedes del Festival en la ciudad. ‘La gente tiene hambre de cine, aman el cine. Ver las salas llenas. Eso me encanta y bueno, culturalmente ¡es mucho! Cuando vas a un festival y ves tres monos, culturalmente deja qué decir’, aseveró Geraldine.
‘¿Ha pensado pasar por la cirugía estética algún día?’, inquiere otro colega. ‘Cada vez que me miro al espejo, que es casi todos los días porque me maquillo, pienso que quiero hacerme cirugía estética... ¡pero mis arrugas me han traído más trabajo, ahora trabajo más que nunca!’, manifestó. No en balde, Geraldine tiene al menos 6 proyectos por delante para los próximos dos años. El próximo será Amapola con Eugenio Zanetti, argentino con un Óscar en su haber (What Dreams May Come, 1998) como director artístico. ‘Es un hombre que si no es más viejo que yo, por ahí anda (...) y es su primera película como director. Así que trabajaré con un director nóbel’, bromeó emocionada.