‘La violencia hacia la mujer es estructural, se llama patriarcado'

Actualizado
  • 11/12/2017 01:05
Creado
  • 11/12/2017 01:05
Invitada por ONU Mujeres para presentar su más reciente filme ‘Batallas íntimas', la cineasta mexicana Lucía Gajá conversó con ‘La Estrella de Panamá' sobre la lucha de las mujeres por la vida y la dignidad

La violencia contra la mujer no tiene nacionalidad, idioma o una idiosincrasia determinada a un solo espacio geográfico; es un mal universal, tristemente común y cotidianamente mortal.

Para Lucía Gajá, documentalista mexicana, es un problema que está profundamente arraigado en nuestra sociedad, y que sin importar cuán diferentes sean las mujeres y sus entornos, comparte rasgos similares.

‘Los hombres violentos no nacieron así, se hicieron en la sociedad en que vivimos, y eso es algo que se puede desaprender',

LUCÍA GAJÁ

DOCUMENTALISTA

Invitada por ONU Mujer en colaboración con la Embajada de México en Panamá, Gajá presentó en nuestro país su más reciente película, Batallas Íntimas , un trabajo que cuenta los testimonios de cinco mujeres en cinco países distintos (España, México, Estados Unidos, Finlandia e India) y sus vidas frente a la violencia doméstica.

"Cuando tuve la idea de hace el documental, no me interesaba solo contar la situación de las mujeres en México, sino hacerlo universal, porque hay una idea de que la violencia doméstica solo tiene lugar en el ‘tercer mundo", algo que es falso; quería demostrar que es un fenómeno mundial', señala la cineasta a La Estrella de Panamá .

En opinión de Gajá, existe una cultura del silencio, del miedo y la culpa que ha normalizado durante años la violencia. En el caso de la violencia doméstica, lo encasilla en algo que es "privado", en asuntos "de las parejas", haciendo invisible una realidad que, explica, responde a un orden estructural por encima de las individualidades, algo que plasma en Batallas Íntimas con claridad.

"Fueron mujeres de cinco países distintos, de tres continentes diferentes, que no se conocen entre sí; educadas y criadas de maneras muy diferentes; además, los hombres que las violentaron, ninguno se conocen; crecidos en ambientes nada parecidos, violentaban a las mujeres de la misma manera, la forma de violencia es muy similar, habla de una sistematización (…) eso expresa que lo que existe de fondo es un problema estructural y del que muchos no quieren hablar, no es otro que el patriarcado", subraya Gajá.

Para la documentalista, esa lógica patriarcal, de distribución desigual y jerarquización del poder en la sociedad, en detrimento de la mujer, es el hilo conductor de la tragedia de millones de mujeres, como lo demuestra la actual pandemia de femicidios que existe en el mundo, situación que, según Gajá, se ha profundizado con el modelo económico neoliberal, que "centra las vidas de la gente en el dinero y el poder por encima de todo" y la acumulación de riqueza en pocas manos.

"Gran parte de este régimen existe gracias a que la mujer es parte clave que sostiene esa acumulación, como el trabajo en el hogar, que no es remunerado", sostiene.

"Por ejemplo, en mi país, precisamente en el estado de México, existe una de las tasas más altas de femicidios y desapariciones, chicas que salen a su escuela y jamás regresan; es una situación dramática y grave en México, pero también en otras partes del mundo", indica Gajá.

Afortunadamente, hoy se alzan voces que desafían estas circunstancias.

"Las luchas de las mujeres existen, y el movimiento feminista surge porque no hay equidad (…) las mujeres históricamente han alcanzado sus derechos a través de organización y lucha sacrificada; gracias a eso obtuvimos el derecho a votar, participar en política o decidir sobre nuestras vidas", afirma la documentalista, y agrega que "muchas mujeres se están organizando ante la gravedad de la violencia, pero sobre todo ante la epidemia de femicidios (…) hoy la lucha no es solo por derechos sociales o políticos, sino también se lucha por la vida, para que no nos acosen en la calle, no nos golpeen o nos violen, que puedas denunciar a tu jefe que te acosa".

Parte de esta batalla, manifiesta Gajá, está en combatir con educación, siendo este uno de los objetivos del documental, pero dirigida no solo a mujeres, sino también a los hombres.

"Una de las mujeres en la película habla de que los hombres violentos no nacieron así, se hicieron en la sociedad en que vivimos, y eso es algo que se puede desaprender", acota la cineasta, que considera que ejercer la violencia es una elección, no se puede justificar actos violentos por tener una infancia violenta. "He conversado con hombres y me dicen que habiendo crecido en un hogar violento, ellos decidieron no ejercer violencia", subraya Gajá

La documentalista apunta a la necesidad de llevar esta discusión también a los colegios, combatir la cosificación de la mujer, el sentido de no normalizar la violencia, que a los niños y niñas se les hable sobre esto, subrayando además que no se trata de atacar a los hombres, y el filme no condena el matrimonio ni el amor; al contrario, de que "la forma de violencia no es una forma de amar, estamos muy equivocados si pensamos que el amor es control, celos, posesión, nadie pasa a ser parte de nadie, es un complemento… esta película busca ayudar en esa reflexión".

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