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- 01/01/2011 01:00
- 01/01/2011 01:00
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace años intenta llamar la atención sobre el consumo excesivo de alcohol. Antes que nada, marca que es un problema de alcance mundial y pone en peligro tanto el desarrollo individual como el social: causa 2,5 millones de muertes cada año y también causa daños que van más allá de la salud física y psíquica del bebedor.
¿Por qué tiene efectos sociales? Responde la organización que una persona en estado de embriaguez puede lastimar a otros o ponerlos en peligro de sufrir accidentes de tránsito o actos de violencia. También puede perjudicar a sus compañeros de trabajo, familiares, amigos e incluso extraños.
Las personas que beben en exceso, agrega, están expuestas a trastornos neuropsiquiátricos, como la epilepsia y otras enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, la cirrosis hepática y diversos cánceres.
Además, está relacionado con varias enfermedades infecciosas como el VIH/sida, la tuberculosis y las infecciones de transmisión sexual, lo que se debe por un lado al debilitamiento del sistema inmunitario por efecto del alcohol y, por otro, a que la embriaguez trastorna la adherencia de los pacientes al tratamiento con antirretrovíricos.
La lista de la OMS parece eterna, tanto como la insistencia que ha puesto en el último tiempo por concientizar a individuos y gobiernos del mundo sobre la necesidad de controlar la dependencia a las bebidas.
‘Los problemas sanitarios, de seguridad y socioeconómicos achacables al consumo de alcohol se pueden reducir eficazmente mediante medidas aplicadas al grado, las características y las circunstancias en que se produce la ingestión, así como a los determinantes sociales de la salud’, dicen. Para eso, sugieren una serie de medidas como la regulación de la venta, promulgar normas apropiadas sobre la conducción de vehículos en estado de ebriedad y proporcionar tratamiento accesible a las personas con estos trastornos.