Esperanza a ritmo de‘passa passa’

Actualizado
  • 19/09/2010 02:00
Creado
  • 19/09/2010 02:00
Apesar de haber pasado el día estudiando en la escuela y danzando en los talleres artísticos que ofrece la Fundación Calicanto, cuando J...

Apesar de haber pasado el día estudiando en la escuela y danzando en los talleres artísticos que ofrece la Fundación Calicanto, cuando José arriba a su casa en Santa Ana todavía tiene energía suficiente para practicar las rutinas de baile que le enseñaron en el ‘pedacito’ que asegura tener como habitación. Y es que José es un niño intranquilo, cuya vitalidad es necesario encauzar de forma positiva.

‘Llega un punto en que llevan el baile y la danza con ellos en todo momento’, asevera Neftalí Montenegro, quien desde hace tres meses se encarga tanto del programa ‘Enlaces’ como el de ‘Capta’, ambos de la Fundación Calicanto.

De lunes a viernes José y otros infantes que estudian en colegios como Nicolás Pacheco, Simón Bolívar, República de México y Estados Unidos, todos localizados dentro del área de San Felipe, asisten, después de clases, a la Fundación Calicanto, localizada en Calle 4ta., Casco Viejo, para participar en los talleres de danza y teatro. La bailarina Analida Galindo se encarga de introducir a los niños en el baile, en clases de una hora que tienen lugar tres veces a la semana, mientras que el actor Jaime Newball les enseña teatro.

Como explica Montenegro, dado que muchos de sus alumnos no ocultaban su predilección por el popular ‘passa passa’, la profesora Galindo adaptó este tipo de baile a una danza más clásica. ‘Siempre tratamos de buscar cosas que a ellos les interese, pero enseñándoles otra forma de hacerlo’, revela el sicólogo, explicando la dinámica utilizada en los talleres que organiza esta entidad fundada en 1997.

CULTURA Y ESTUDIO

Una vez que culminan sus clases artísticas los niños bajan al primer piso del edificio cuyas paredes (cuando las hay, porque hay pasillos que la brisa marina atraviesa libremente) están adornadas por grafitis para asistir a lo que Montenegro define como un ‘estudio dirigido’. Durante una hora, dos maestras y una asistente intentarán ignorar el bullicio y las escaramuzas ocasionales para tratar de ayudar al grupo en la realización de sus deberes escolares. Si ese día no hay tarea, se dedican a reforzar aquellas materias en las que experimentan las mayores dificultades.

‘Ellos han mejorado su conducta. Ambos han subido sus calificaciones. Solían ser bien traviesos, ahora están más tranquilos’, sostiene Hermelinda, madre de Reyes y Osvaldo, dos de los pequeños bailarines y actores del proyecto. Actualmente, Hermelinda forma parte del programa ‘Capta’, que tiene como objetivo capacitar a mujeres (madres muchas de ellas) que residen en barrios como El Chorrillo, San Felipe, Santa Ana, Curundú y Calidonia, entre otros, ayudándolas a conseguir empleos en sectores como el de la hotelería y los restaurantes.

Hermelinda, quien reside junto a su familia en Calle 20, El Chorrillo, destaca la influencia positiva que las manifestaciones artísticas como la danza y el teatro han tenido en sus hijos, y que, en cierta forma, la motivaron a ingresar en los programas de capacitación. ‘Acá (en la Fundación Calicanto) pasan gran parte de su tiempo. Llegan a casa cansados, a comer y a dormir. Prefieren no bajar a jugar y eso los distrae de la zozobra de que en la calle, en cualquier momento, se forme una balacera’, explica.

Mientras Reyes y Osvaldo danzan, estudian y se divierten, Hemerlinda y otras 22 mujeres son capacitadas para conseguir trabajo como saloneras. Con este propósito, se les brinda un curso de inglés y de atención al cliente. Las sesiones, que son de lunes a viernes, en horarios de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., también incluyen charlas de motivación, desarrollo humano, inteligencia emocional, manejo de conflictos, etc. ‘Antes no sabía comunicarme con mi pareja y mis hijos. He aprendido a no dejar que cualquiera me baje la autoestima. Me gustaría estudiar y convertirme en abogada algún día’, comenta, haciendo referencia a un sueño que a sus 26 años vislumbra como lejano.

Sus hijos también reciben orientación sicológica, de forma tanto grupal como en sesiones de grupo. De las dinámicas colectivas se encarga Montenegro, mientras que la sicóloga Alida Alveo trata, durante sesiones sabatinas, casos específicos de estudiantes que tengan problemas de conducta y a los que se les dificulte controlar sus impulsos agresivos. También atiende a aquellos que sufren traumas ocasionados por el divorcio de sus padres o por el fallecimiento de alguno.

CAPACITACIÓN FAMILIAR

En el caso de la familia de Hermelinda, ella y sus dos niños no son los únicos que se han beneficiado de los programas que la Fundación Calicanto viene implementado hace cinco años: su marido participa en una bolsa de empleo, gracias a la cual consigue ‘camarones’ como instalador de baldosas. ‘Estamos capacitando a la familia entera’, proclama orgullosamente Montenegro, quien alberga la esperanza de que los hijos de Hermelinda, así como el resto de los infantes, permanezcan en el programa hasta la mayoría de edad, desarrollándose así como líderes positivos dentro de las comunidades. ‘La parte arquitectónica del Casco Viejo no lo es todo. El valor humano es indispensable’, añade.

El cielo está pálido y tranquilo. Pronto los dos chiquillos que se entraron a golpes interrumpiendo la sesión de ‘estudio dirigido’ podrán regresar a casa. Si bien fueron reprendidos por Montenegro por incurrir en la violencia, ellos deberán retornar a una realidad que supera cualquier castigo, que está más allá de las buenas intenciones de sus profesores y de la seguridad que proveen las aulas. Una vida llena de peligros y tentaciones que puede hacerles torcer el rumbo, y en la que ya después no habrá salida de escena o voltereta de ballet que les permita retomar un camino que sus padres esperan que no sea tan difícil como al que a ellos les tocó recorrer.

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