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- 16/07/2017 02:06
A lo largo de este especial de arqueología y antropología, hemos podido sumergirnos en las palabras de expertos e investigaciones que nos permiten comprender la diversidad étnica, lingüística y genética que posee el territorio panameño, ocupado por varias poblaciones desde hace 13 mil años hasta nuestros días. No obstante, aún quedan retos por superar en ambos campos.
Para el Dr. Tomás Mendizábal, un reconocido arqueólogo consultor independiente, el mayor reto de la antropología y la arqueología en Panamá es consolidarse como disciplinas relevantes en el ámbito nacional, enfocadas en el desarrollo del país a través del conocimiento de su pasado y su presente.
‘A mí me preocupan más los estudios en desarrollo que la huaquería. Una retroexcavadora te hace en una hora lo que a una familia huaquera le toma 30 años',
TOMÁS MENDIZÁBAL
ARQUEÓLOGO
‘El reto inmediato es consolidar el estudio de la antropología como una disciplina académica en la Universidad de Panamá, que es la única que entrena antropólogos en el país, pero es una carrera, al igual que la Facultad de Humanidades, en general, que está muy debilitada', plantea el especialista, graduado en la Universidad de Londres.
Con él coincide la antropóloga social Ana Elena Porras, quien indica que desde la academia y la institucionalidad se puede dar valor a la multiculturalidad de grupos humanos panameños; un gran aporte a la convivencia pacífica y la documentación patrimonial.
‘La academia es el estudio científico de la cultura. Aunque la cultura puede existir sin la academia, se fortalecen ambas si se registra para la memoria de forma académica. Sin ella, la cultura dependería más de la tradición oral y sería susceptible al olvido', advierte la exdirectora del Museo Antropológico Reina Torres de Araúz (Marta).
Pero todos los puntos están conectados. La educación de esa inquietante futura generación de arqueólogos y antropólogos panameños, viene acompañada de otro desafío para esta ciencia: crear la infraestructura adecuada para almacenar, estudiar y re-evaluar el acervo cultural.
Así lo pronunciaría el Dr. Richard Cooke, arqueólogo del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, durante el encuentro ‘Retos de hacer Arqueología en Panamá', organizado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), en mayo de 2016.
EL ÚNICO PAÍS DE LA REGIÓN SIN UN MUSEO
Este es el segundo paso que debe dar la antropología en los próximos años: la reapertura de los museos del país, lugares que deben ponerse en función de lo antes mencionado por el Dr. Cooke.
Un museo —descrito por el Consejo Internacional de Museos (Icom)—, es definido como una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su ambiente con fines de estudio, educación y recreo.
‘El Instituto Nacional de Cultura (Inac) se debe dedicar a rescatar los museos, para eso tienen que empezar con el Marta y dejar que el patronato encargado de esa institución trabaje bien. Un proyecto como ese no se hace de hoy para mañana, tiene que tomarse el tiempo que necesita y no tener fechas absurdas como una inauguración para el 2019', aclara Mendizábal, refiriéndose a la presión de que Panamá será Capital Iberoamericana de la Cultura en es e año, además de celebrar los 500 años de la fundación de la ciudad.
El arqueólogo independiente, encargado de recientes excavaciones en la Catedral de Panamá Viejo, añade que si nos basamos en la definición de museo del Icom, una referencia dentro de la comunidad internacional, ninguno de los museos del estado califica como tal.
La recuperación del Marta significaría una nueva etapa para la antropología panameña. Representaría un reencuentro entre el despegue de esta ciencia, en 1976, y todo el camino que se ha recorrido hasta el momento. Su reapertura sería la punta de lanza de esta labor, algo que podría dar pie a la remoción de otros espacios como el descuidado Museo de Ciencias Naturales, una institución cuyo estado es lamentable, a juicio de Mendizábal.
‘Hay que abrir más museos, pero reabrir los que tenemos es muy importante. Luego nos quejamos de que la gente no va a los museos, que no leen, pero hay que abrir esos espacios. Tiene que haber la disposición, si no hay educación no puede haber interés en conocerse, y es responsabilidad del Estado ofrecer la educación', dice el arqueólogo Carlos Fitzgerald, también ex director del Marta.
Fitzgerald describe estas carencias, en el ámbito antropológico y arqueológico, como una gran oportunidad para hacer las cosas bien. Aún nos falta bastante, reconoce, pero nadie puede negar que es un camino transitado, con luces y sombras, casi desconocido, que podrá ver resultados dentro de décadas, y pone como ejemplo al propio museo que dirigió.
‘El Museo del Hombre Panameño —como fue nombrado inicialmente el Marta— se abre en 1976, inmersos en una dictadura militar, pero había un interés en la identidad, en reconocernos y, de repente, 40 años después, ¿estás peor que en el 76? Echamos para atrás... ya vamos para medio siglo perdido', sentencia el arqueólogo panameño.
LA AMENAZA PATRIMONIAL
Durante este especial también hemos podido dar a comunicar que la gran mayoría del patrimonio edificado en suelo istmeño se encuentra en riesgo, lo que representa un tercer reto para la antropología panameña.
Se entienden en esta lista, lugares como Panamá Viejo, el Distrito Histórico (Casco Antiguo), el conjunto monumental de Portobelo y San Lorenzo y el Casco Antiguo de Colón, al igual que otros sitios considerados de gran importancia histórica para la república.
De acuerdo con Mendizábal —cuyo tema de tesis fue la ocupación precolombina de Panamá Viejo—, el Estado debe reforzar las capacidades y los recursos económicos de la Dirección de Patrimonio Histórico, que se rige bajo el Inac, una oficina que ‘está pasando el Niágara en bicicleta'.
‘La Dirección de Patrimonio Histórico nunca tiene personal ni recursos, se les hace imposible defender el patrimonio nacional, además de recibir presiones, tanto del sector privado como del gobierno para que no hagan su trabajo', señala el experto.
Mendizábal se refiere a la constante intimidación que recibe esta oficina estatal para evitar que proyectos del gobierno que ocasionan daños al patrimonio sean detenidos o denunciados.
‘A veces el gobierno es el que peor ejemplo da a la hora del cumplimiento de las leyes, entonces, ¿cómo vas a exigirle al privado que cumpla la ley? Es un lío persistente, que además comprueba los constantes cambios de director de Patrimonio Histórico que hay', explica el arqueólogo y consultor independiente.
El desafío está en fortalecer esta dirección, continúa Mendizábal. Una de las principales dificultades, revela el especialista, es que el Ministerio de Ambiente no le manda al Inac todos los estudios de impacto ambiental (y patrimonial) de proyectos que aún están en evaluación, porque esta institución no cuenta con el personal para evaluarlos todos.
‘A mí me preocupan más los estudios en desarrollo que la huaquería, porque una retroexcavadora te hace en una hora lo que a una familia huaquera le toma 30 años', admite el arqueólogo graduado de la Universidad de Londres.
UN RETO DESCENTRALIZADO
Los obstáculos de la antropología y la arqueología no se reducen a cuidar las vasijas, utensilios, piedra y metales preciosos de poblaciones antiguas, son trabas que se extienden hacia todas las ramas que la componen y hasta disciplinas vecinas, como la literatura.
El reconocido investigador panameño Stanley Heckadon menciona a Canto Rodado , como la única revista especializada, publicada por el Patronato de Panamá Viejo. ‘Tal como en el pasado, cercano y lejano, la abrumadora mayoría de las tesis de doctorado sobre Panamá, son realizadas por universidades del extranjero', apunta el también escritor.
Hay mucho camino por recorrer en disciplinas como la arqueología subacuática, cuyo patrimonio extraordinario ‘está siendo depredado a veces al mejor postor', según Fitzgerald; o la propia antropología forense, que podría ayudar a combatir el crimen organizado del siglo XXI, como sugiere Mendizábal.
Pero aún más importante, el gran reto que nos compete a todos es comprender qué significa realmente el apellido ‘crisol de razas' y asimilar que Panamá, como dice Porras, ‘no es reciente'.
REFERENCIA MUNDIAL
Piezas arqueológicas panameñas en el extranjero
A modo de contribución, La Estrella de Panamá inició con este Especial de Antropología y Arqueología una lista en constante actualización sobre lugares que cuidan y exhiben artefactos arqueológicos panameños.
Algunos de los museos con colecciones panameñas, detalla un registro del portal del Congreso de Antropología de Panamá (2016) incluye, en Estados Unidos, al Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, de la Universidad de Harvard.
A estos se suman el Museo de Arte de la Universidad de Princeton, el Museo de Arte de Denver, el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Pensilvania, el Museo del Hombre de San Diego, el Museo del Indio Americano del Smithsonian y el Museo de Arte Metropolitano.
Por su parte, el arqueólogo del STRI, Dr. Richard Cooke, menciona al Museo de Bellas Artes de Houston, el Museo Gilcrease de Tusla, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, el Instituto de Arte de Mineápolis, el Museo de Arte de Chicago, el Museo Instituto de Conservación del Smithsonian en Suitland, el Museo de Historia Natural del Smithsonian y el Museo de Historia Natural de Nueva York.
Asimismo, podemos encontrar en Europa, piezas panameñas en el Museo Británico del Reino Unido, el Museo Nacional van Wereld Kulturen de Holanda, el Museo de Etnografía de Suecia, el Museo de Etnología de Alemania y el Museo del Muelle Branly - Jacques Chirac de Francia.
El Dr. Cooke advierte que la lista es bastante más larga, sobre todo si se toma en cuenta los recintos en Panamá, como el Museo de la Parroquia en El Valle, aunque, por lo general, las piezas están muy descuidadas.
‘El saqueo de sitios precolombinos continúa y una ojeada al Internet, buscando algo como ‘Panama, huacas', revela cuán arraigado está este necio comportamiento', dice el arqueólogo del STRI, quien recuerda que en 1990, cuando realizó excavaciones en Cerro Juan Díaz, el 60% del sitio ya había sido saqueado.
Así, el especialista recientemente galardonado con el premio ‘Experto del año' del Biomuseo, deja ver cómo este es otro gran reto a superar.