Discurso sobre nuevas corrientes juveniles

Actualizado
  • 10/03/2024 00:00
Creado
  • 09/03/2024 16:36
Los sectores de la insumisión movilizada contra la minería es claro indicio de que esa juventud hallará el camino de cambios estructurales que traza la humanidad. Al fin y al cabo, no es sino a través de la percepción de síntomas como se descubren las causas de las enfermedades

A manera de hipótesis y ojos de buen cubero, subjetivo como toda pretendida objetividad, percibo grosso modo que las movilizaciones anti mineras de octubre de 2023, más de cuatro corrientes de jóvenes diferenciados por su condición de clase, agendas de lucha, visión del mundo y estilos de vida.

La pregunta es si algún día esta variopinta juventud liderará el destino de la nación según los valores de la sociedad de consumo y del “supuesto” mercado libre que de libre no tiene nada.

En los primeros momentos encabezaron una movilización fina, unidireccional, romántica, unitemática, exquisitamente organizada. Trazó objetivos prístinos y paradigmáticos, apelando al instinto, a la emocionalidad, al raciocinio solidario, sin egolatrías visibilizadas, promovida mediáticamente con acierto, sacando provecho a la universalidad del tema calentamiento global y defensa del medio ambiente.

Una juventud diversa

En esta movilización participaron sectores de la juventud burguesa, pequeñoburguesa y aburguesada, descendientes de las hegemonías tradicionales, verbigracia, nuevos ricos, educados en colegios privados y universidades extranjeras, preferiblemente estadounidenses, preparados para administrar las instituciones y los negocios del Estado neoliberal.

Pero también se visibilizó a una juventud arcoíris, constituida por multicapas medias, de cierto nivel de escolaridad, de alto, mediano, tolerable y poder adquisitivo, encriptada en el sistema, leales al status quo, bregante de las reglas de juego del sistema, heredera y adaptada a una sociedad económica y cultura transitista. Una juventud exitosamente modelada a imagen y semejanza del establishment.

Esta juventud en forma general sustenta, adapta y adopta la institucionalidad regente, la ética neoliberal, la dolarización, la cultura de masas, concomitadas con la cuarta revolución industrial, con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, con la sociedad de consumo, con las innovadas fuerzas productivas y las nuevas relaciones de producción, apegada al modelo de economía transitista, una de cuyas consecuencias es el cambiante carácter de las clases sociales, cada vez más complejas y alejadas de las clásicas, de las formas y métodos de lucha empleados por generaciones precedentes, proclive a rechazar a la izquierda ortodoxa. No quiere cambiar el mundo sino mejorarlo sin tocar las estructuras, es decir, perfeccionarlas.

Valores, moral e ideología

Una juventud de moralidad abierta, sí, pero alienada por las ofertas culturales de la sociedad consumo, por los mass media fácticos, por las redes sociales, adictos a un sistema de educación informal estructurado alrededor de expresiones apologéticas del delito, la violencia, las mafias políticas, la corrupción, el narcotráfico, el pandillerismo, las guerras, la ocupación militar de Estados Unidos. Un sector muy amplio que lo mismo acude a conciertos de reguetón, pero también a las ferias de libros y manifestaciones solidarias.

Se trata, también, de una juventud refractaria a las ideologías orgánicas y tradicionales, sobre todo las satanizadas por las hegemonías occidentales, pero no por eso insensible y ciega, ni incapacitada para percibir las diferencias de clase, los daños colaterales provocados por el desarrollo tecnológico, la corrupción y las injusticias sociales enmascaradas por la “democracia” entre comillas. Sin embargo, susceptible a indignarse, organizarse y comprometerse con los cambios sociales que sean históricamente inminentes.

Esta juventud es diamante en bruto, apta para alinearse bajo el paraguas de los nuevos paradigmas políticos, éticos, incluso estéticos, análogos a las posiciones antibelicistas y ecologistas por las que abogan, por la sostenibilidad de la vida en el planeta, lo que es bueno por tratarse de objetivos que serán apapachados por los revolucionarios y los grandes conglomerados humanos del futuro. Solo es cuestión de que descubran las causas estructurales de los problemas y aprendan hacer lo que tienen que hacer en consideración de las nuevas realidades.

Herencia, proyecto y futuro

Es el mundo en el que nacieron, crecieron y ayudaron a construir sus padres. Un puñado de ellos —los progenitores— exmilitantes de izquierda, luchadores sociales, algunos que compartieron escenarios en donde aún se festina o se conduele el derrumbe del socialismo, no real, como se dice, sino “irreal” como lo fue. Hay que reconocer que las vanguardias juveniles, orgánicas, étnicas, ideológicas, urbanas, suburbanas, sin sustentos de masas, algún día recuperarán la iniciativa de cambiar el mundo radicalmente en los nuevos escenarios anunciados.

Otro sector de la juventud la integran trabajadores de la vieja y nueva guardia, unidos a la clase empresarial por sus contradicciones, modelo de relación emergido de primera revolución industrial a la que se adhieren gremios docentes, médicos, intelectuales y otros profesionales, muchos de ellos desideologizados y desmarcados de sus orígenes. La impresión que tengo, lo digo con respeto, pero con temor a las furibundas descalificaciones, es que se han desmarcados de la realidad, o la realidad se desmarcó de ellos, al punto que les dan más importancia a los enfrentamientos coyunturales que a la organicidad con fines estratégicos.

Lo cierto es que los trabajadores de algunas áreas de la producción, por ley y consensos, logran aumentos salariales periódicos. Para la empresa son costos calculados, no pierden, se las ingenian para salir favorecidos. ¿Cómo? Compensan, aumentan los precios de sus productos en los mercados fiduciarios, comerciales, agropecuarios, inmobiliarios... afectando directamente a la población. Por esta vía, blindan el sistema.

Identidad, marginalidad y acción colectiva

En las movilizaciones contra la minería participaron tangencialmente, de una u otra manera, jóvenes de la marginalidad social variopinta, aquella ubicada en los tugurios suburbanos de la periferia urbana, precaristas por razones obvias, muchos viviendo en condiciones de pobreza extrema, en casas condenadas, insolventes morales, indigentes éticos, llamados lúmpenes, susceptibles a ser reclutados por las organizaciones del crimen organizado, las que ya debieran ser percibidas por los politólogos como lo que serán, variables para Latinoamérica del terrorismo creado en Asía, África y Medio Oriente con fines políticos desestabilizadores, golpistas y anexionistas.

¿Y la juventud originaria abyalense? ¿Se pueden desconocer? Demostraron que no. Serán cada vez más protagónicos. Sus agendas son divergentes con aquellos que ven a Panamá como mercancía, o franquicia, a la que los turismólogos mercadean como “marca Panamá”.

Esta juventud está posesionada por motivaciones ancestrales, es decir, condicionamientos biopsíquicos, alimentados por energizantes culturales, como son la lengua materna, las heredades genéticas, las cosmogonías, las tradiciones y las rabias. Para este sector, al que en otros contextos definí como “país excluido”, la guerra les viene de lejos, se inició con la invasión de los aborígenes europeos a Abya Yala, y aún no termina, sigue en pie y, en nuestro tiempo, se vincula automáticamente a toda protesta o insurgencia contra el establishment, sin consideración de las causas convocantes. ¡Remembra Victoriano Lorenzo al que asesinaron por esa razón!

Corolario final

En resumen, los sectores de la insumisión movilizada contra la minería es claro indicio de que esa juventud hallará el camino de cambios estructurales que traza la humanidad. Al fin y al cabo, no es sino a través de la percepción de síntomas como se descubren las causas de las enfermedades. Al combatir el hambre es como se descubre lo que la provoca. Al combatir la tibieza de la sábana es cuando se descubre lo que causa la fiebre.

No se puede descontextualizar el examen de la juventud panameña del macrosistema geopolítico. Esta generación hereda un mundo enfrascado ya, pero ya, en la convencionalmente llamada tercera guerra mundial, cohabitante de una sociedad planetaria, dando saltos de canguro desde el trampolín de la unipolaridad al de la multipolaridad. Significa que la lucha por un mundo mejor es la causa que los convocará en el cercano futuro.

El autor es historiador, ensayista, cineasta, poeta y cuentista premiado.

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
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