El manjar, una tradición antonera que deleita el paladar y sobrevive a los estragos de la covid-19

Actualizado
  • 20/11/2020 07:10
Creado
  • 20/11/2020 07:10
La realización del manjar blanco es un negocio familiar con más de 100 años, transmitido de generación a generación

En las Guabas Abajo, a tan solo cinco minutos del distrito de Antón, vive Ashley Aguilar y su familia. Desde tempranas horas del día los Aguilar inician la jornada para preparar el exquisito manjar blanco, el dulce tradicional de la zona.

Con unos cinco fogones ardiendo, leche de vaca, maicena, azúcar y suficiente leña, basta para empezar la preparación del dulce y lograr que el producto final tenga consistencia para luego servirlo y venderlo. 

La realización del manjar blanco es un negocio familiar con más de 100 años, transmitido de generación a generación. La receta la inició Elena Espino, luego la heredó Fermín Aguilar, su hijo; quien tuvo la ardua tardea de industrializarlo. 

En la actualidad, la fábrica pertenece al señor Jorge Luis Aguilar y lleva el nombre de “Dulces Dayana”, en alusión a una de sus hijas. Esta es la cuarta generación encargada de seguir con la elaboración del dulce típico de Antón. Toca a Jorge Luis enseñar a su hija Ashley el ingrediente secreto del cotizado manjar blanco.

La fábrica de los Aguilar es más que un negocio, es una herencia de sus antepasados, que ha sido el sustento de la familia y fuente de ingresos económicos para pagar la educación de cada uno.

“A punto de manjar, mi papá nos crio”, cuenta Jorge, quien además enfatiza que son los únicos que hacen el manjar 100% artesanal, sin perder la esencia. 

Ashley la heredera de la receta, relata a La Estrella de Panamá, que ellos elaboran el producto y los distribuyen principalmente en la provincia de Coclé, aunque también tienen clientes en otras provincias.

La fabricación del manjar se realiza con la colaboración de seis personas, todas familias.

Como toda actividad económica, el negocio de la familia Aguilar también se ha visto afectado producto de la crisis económica generada por la covid-19. Pasaron meses difíciles sin ventas, ahora con la reapertura nacional están poco a poco distribuyendo los productos, manteniendo las medidas de bioseguridad. 

Antes de la pandemia en “Dulces Dayana” se hacía manjar todos los días, ahora, por la crisis nacional, la cantidad de productos elaborados ha bajado.

En la temporada seca la empresa tiene más ventas por los constantes paseos al interior del país y la parada obligatoria que realizan los viajeros en los puestos de la carretera Panamericana; también para las fiestas patronales del Cristo de Esquipula, Semana Santa y el Torito Guapo, en el mes de octubre.

“Nos hacen encargos para actividades de la universidad y muchas veces los clientes vienen hasta aquí (Las Guabas) en busca del manjar”, explica Ashley. 

A parte del cotizado manjar, en “Dulces Dayana”, también hacen y venden bocadillos, huevitos de leche, bandejas surtidas y cocaditas.

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