¿Terminó su luna de miel con la cocina?

Actualizado
  • 11/10/2020 00:00
Creado
  • 11/10/2020 00:00
A medio año de establecido el confinamiento y demás medidas para la mitigación de la pandemia, la cocina ha dejado de ser un espacio de relajación y creatividad. Algunos hablan del 'cooking burnout', una apatía absoluta por la cocina y todo lo que la actividad involucra
Tareas escolares, trabajo y cocina, todo ha quedado en manos de la misma persona

Revistas gastronómicas especializadas empezaron a publicar sobre el tema hace un par de semanas ¿sufre usted de cooking burnout? Y es bueno iniciar estableciendo a qué se le considera cooking burnout o kitchen burnout.

El síndrome del burnout o de “estar quemado” se refiere a un estado de agotamiento ya sea físico o emocional y que implica una falta de motivación absoluta por el oficio. Aunque el padecimiento se registra en la esfera ocupacional, hay quienes se refieren a él para describir el desencanto que muchos han experimentado al estar frente a los fogones del hogar por medio año, debido a la situación pandémica.

“La gente se asusta mucho cuando pasan estas cosas. Son los primeros en juzgarse a sí mismos, se preguntan cómo es posible que esto que me gustaba tanto ya no lo quiero hacer. Cómo es posible que algo de supervivencia máxima, porque hay que comer a diario y varias veces, ya no lo quiero hacer y no puedo estar comprando comida fuera, no puedo ir a mi restaurante favorito, no puedo gastarme la plata que me queda en delivery y eso genera un montón de ansiedad extra”, contextualiza la psicóloga Sonia Short.

Y lo primero que establece es que “la situación que hemos vivido en pandemia-cuarentena nos deja una sensación de pérdida, un duelo; hemos perdido nuestras rutinas cotidianas. Y el ser humano, como tal, necesita esas rutinas cotidianas para orientarse y para poder generar seguridad interior”. Esa pérdida, más la situación pandémica per sé, genera un estrés agudo. Cuando recién empieza la situación, golpea fuerte y se genera un estrés agudo que es normal. “No reaccionar así, sería realmente el problema”, asegura Short. Pero se puede reaccionar de formas distintas. Es normal haberse puesto nervioso, haberse asustado, haberse congelado, haberse encerrado en la casa. Es lo que comúnmente conocemos como lucha, huida y congelamiento”, explica.

¿Terminó su luna de miel con la cocina?

Asimismo, cada quien genera una respuesta para lidiar con esos cambios de rutina. “Algunas personas se pusieron muy creativas, incluyendo en la cocina, mientras que otras personas decayeron, son dos sistemas de protección y supervivencia y no es mejor el que se puso creativo que el que se deprimió. Son diferentes formas en que las personas lo manejan según sus recursos y sus habilidades”, describe.

Al mantenerse ese estrés, entonces sí empezamos a tener unos síntomas de estrés sostenido en el tiempo y viene lo que se denomina de manera coloquial el cooking burnout.

Short considera que es un burnout cuando la persona se encuentra en el campo profesional, o sea que esto correspondería a un cocinero profesional, pero en el caso de personas que cocinan en la esfera del hogar, “orientaría esto en la línea de sintomatología de un estrés crónico sostenido en el tiempo, sin restar importancia a que estamos inmersos en una pandemia, y en una cuarentena”.

Solo el encierro por una cuarentena, genera ansiedad, depresión, decaimiento, pérdida de apetito, problemas de sueño, y por supuesto, la perdida de interés en actividades placenteras que antes gustaban mucho. Por el contrario, “hay irritabilidad y un estado de ánimo negativo porque el cerebro está ocupado en proteger la vida, no en otras cosas”, aclara.

No se mortifique ni se autocastigue si ha perdido el interés por cocinar. La situación cambiará.

Y aunque la tendencia es autocastigarse con pensamientos como 'no puedo cocinar', 'soy negligente con mi familia', 'qué mala persona soy', o sentirse culpable porque también hay que supervisar a los niños en sus clases y se está haciendo teletrabajo y no se puede cumplir con todo, hay que poner las cosas en perspectiva.

“Mucha gente se dio cuenta que quedarse en casa no era tan lindo. Al contrario, eso trajo muchísimos problemas adicionales”, agrega el chef Fabián Vitale, instructor culinario. Al principio fue placentero quedarse en casa, para muchos fue una oportunidad que no habían tenido en mucho. Se podía compartir con los hijos, pero con el paso del tiempo, empezaron a extrañarse esas actividades rutinarias que daban sentido como la movilidad, el trabajo, el café con los amigos. Y en casa, el tiempo en familia, que antes era entre 6 y 8 horas, ocupó las 24. A esto debe sumarse las pérdidas económicas que han sufrido todas las familias y que incrementaron la ansiedad.

Vitale, al igual que Short considera que el burnout ocurre en la esfera profesional. “en algún momento yo me dije que no quería cocinar más con restaurantes y hoteles, no porque estuviese cansado o había perdido el estímulo de la cocina, sino por el ambiente de histeria generalizada que me rodeaba producto de la presión de ese trabajo, la cantidad de horas de trabajo”, detalla.

“La gente acepta cosas y se va enfermando. Ese burnout viene de un cansancio por un sistema perverso, pero en la casa pienso que mucha gente empezó a cocinar pero realmente no le gusta hacerlo y lo hace porque no le queda otra, porque tiene que hacerlo; otros pensaban que es muy bonito, pero cuando te das cuenta de toda la planificación que implica, ya deja de serlo”, asegura.

El chef considera que a quienes ya contaban con una estructura les ha ido mejor. Sin esa estructura previa, todo se complica. “No saben realmente todo el sacrificio que conlleva la cocina, sobre todo si alguien en casa se ocupaba de ello. Ahora tienes a toda la familia y si tienes niños, tal vez hasta tengas que cocinar varios menús… Por otra parte, tus expectativas son las de la fotografía hermosa que viste en las redes sociales, en el video, y al final no necesariamente te queda así”, argumenta Vitale. Y es que toda cosa que se vuelve una obligación pierde su encanto.

¿Está cansado de la cocina?

En principio, dice Short, no hay que perder de vista que “no estás solo. Ten por seguro que esto le está ocurriendo a muchos. Cuando hablamos de esto y vemos que no somos el único, internamente nos sentimos apoyados”.

La psicóloga recomienda practicar el pensamiento flexible. “El día que no tengo carne, hago atún, tener presente que la situación es temporal, pensar que en algún momento voy a poder comprar lo que siempre quería o, en su momento, ya voy a volver a hacer mi cocina de disfrute los domingos, pero esta situación pensarla como temporal”.

También adecuar la cocina a lo justo, dependiendo de la situación y a las cantidades de personas en la casa. Pedir ayuda cuando se necesita. “Es importante desahogarse un poco cuando sientes que nadie te puede dar una mano”. Indica.

Practicar el mindfulness. “Debemos recordarnos que estamos en medio de una pandemia todavía, este episodio crítico no ha terminado y debemos tratarnos con un poco más de amabilidad. Si un día estoy agotada, pues es normal ese día hay sopita y se acabó, si te sientes más motivado haces algo más elaborado. Si un día sientes que tu cabeza no está clara, tomarse un tiempo para relajarse hacer una actividad distractora, respirar y decir, si es necesario 'o me ayudan o esperan' y no presionarse tanto, todos estamos en esta paradoja del miedo y la ansiedad”.

Vitale recomienda el reparto de la responsabilidad de la cocina. “Que cada día lo haga uno y el que no sabe, que aprenda”. La educación es una pieza clave en este asunto, pues el boom gastronómico ha resaltado lo bello sin remarcar otras cosas que también se incluyen en el paquete. “La gente se guía mucho por los programas de televisión, no han tenido otra aproximación a la cocina real. Entonces, ha sido un aprendizaje forzoso porque mucha gente compra la fantasía que le venden algunos programas”, enfatiza el chef.

Procesos como el 'mise en place', que no es más que la preparación previa de todos los ingredientes, hacer la compra de acuerdo con las comidas planificadas, elaborar un menú, porcionar los productos cuando llegan a casa, todo esto facilita el trabajo en la cocina, pero que hay que aprender a hacerlo.

“Los países que se destacan culinariamente no es por casualidad, es que hay una educación que viene desde chicos y que va formando a las personas. Viene de una cultura generalizada, comedores escolares con buenos productos y donde se involucran a los estudiantes en esos procesos”, comenta el instructor.

En Panamá, materias como 'Educación para el consumidor' o 'Educación para el hogar' fueron perdiendo importancia con la modernización y tecnificación de la vida y la llegada de la comida rápida.

“La educación culinaria es muy pobre, y eso no tiene que ver con los ingresos económicos. No se sabe diferenciar un producto fresco de uno que no lo está, no se sabe para qué y cómo utilizar los productos, qué cortes de carne son recomendables para lo que vas a cocinar… si el vendedor se da cuenta que no sabes te vende cualquier cosa. Y ese vendedor, tampoco lo sabe muy bien…”.

Y no debe pensarse que estos son conocimientos accesorios pues están ligados directamente con la salud y con el manejo del presupuesto de cada hogar. “No precisamos en fechas de vencimiento, los desperdicios son mayores, Yo tengo que exigir calidad por esos productos por los que pago y cuyo dinero me cuesta mucho ganar. Si no exigimos nosotros, nadie nos va a dar nada”, recalca.

Pero es cierto también que no se requiere ir a una escuela para adquirir más conocimientos, estos están al alcance de todos y lo que más se necesita es la curiosidad para lograrlos. “El aficionado no debe quedarse en solo ejecutar la receta, debe educarse en cuanto a productos, además, atreverse a buscar cosas desconocidas documentarse y leer. Si no, no vamos a salir del problema”, asevera.

“Mucha gente se ha dado cuenta que cocinar no es fácil, que tienes que aprender, estudiar, ejercitar, practicar y esto lleva un es fuerzo y toma tiempo, si quieres lograr buenos resultados”, dice el chef. Y agrega la psicóloga que “quienes lo están haciendo y están desmotivados, deben saber que su pasión va a regresar. Esta es una situación transitoria y con planificación y pensamiento más flexible se puede mejorar”.

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