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- 29/09/2024 00:00
- 28/09/2024 17:47
Le tomó un poco más de un año a Gennaro Rodríguez recomponerse y arrancar de nuevo. Luego de algunas situaciones personales que voltearon su mundo, no había podido ordenar sus pensamientos y, con ello, sus colores. Finalmente decidió volver al ruedo y lo ha hecho a lo grande, con una exposición en solitario, la primera luego de casi 10 años.
“Esta es mi segunda exhibición solo, la primera la hice en el 2015, y desde entonces lo había estado haciendo siempre en colaboración con otra persona, como un dúo o una colectiva de cuatro, es más, hasta fuera de Panamá, me ha tocado hacer colectiva o dúo. En 15 años de carrera, esta es la segunda vez que expongo solo”, recapitula el artista.
Es algo a lo que no le había dado mucho pensamiento. Se le ofrecían oportunidades de trabajar con otros colegas y “de repente, cuando trabajas con otra persona, el estrés y el peso de la exhibición se divide a la mitad. Hacerla solo es mucho trabajo, pero compartida se pueden hacer cosas en conjunto: pintar una obra entre dos o combinar lo que estamos presentando y hacer una composición de ambos estilos. Aprendes un poquito más del otro, hay ese compañerismo, que también es bonito”, reflexiona.
Pero en esta ocasión las cosas se presentaron de forma distinta. Desde hace un año se le había ofrecido la oportunidad de exponer y luego de sentir que las aguas tomaban de nuevo el cauce, decidió avanzar, también de forma diferente.
“Normalmente cuando se prepara una exhibición hay un hilo conductor, para que el público vea la muestra como una colección. Lo que hice esta vez fue tratar de ser un poco más versátil y desde enero hasta ahorita, que terminé el último cuadro hace como unas tres semanas, lo que hice fue tomar experiencias de cada mes o sencillamente a medida que las iba viviendo y asociar elementos geométricos con cosas que me hacían sentir feliz, que me ponían triste o que me causaban angustia, por eso la exposición se llama ‘Arquetipos”, explica Rodríguez en un rincón de Galería Habitante, donde ya empiezan a llegar los invitados para la apertura.
Explica el artista que los arquetipos son elementos que el ser humano asocia bajo una experiencia. Es una representación considerada un modelo, de cualquier manifestación de la realidad. Un nombre muy apropiado luego del mar de experiencias y nuevas realidades que vivió tras una traumática ruptura. “Todo esto es algo nuevo, sensaciones diferentes, emociones diferentes, nuevas amistades, cosas que de repente no sentía antes, tal vez por el tema de estar solo, por el tema de comenzar de cero... por eso la versatilidad de las obras mostrando una historia, cómo desde enero hasta hoy, han escalado las cosas”, relata.
Las obras de “Arquetipo” tienen nombres de canciones, no porque estén basadas en ellas sino porque al momento de crear, esta tiene su lugar y la música es pues el reflejo de los estados de ánimo. “Algo de la música está ahí, en algún elemento o algún color, alguna sensación de algo que de repente te hala de esa melodía”, sugiere.
La muestra se compone de 12+1 obras, para no mencionar el número completo. “Viví en una casa 13, pero que era 14. Entonces, sí, creo un poquito en eso, en el karma, en la energía, en las vibras de la gente; pero no pasa nada con los gatos negros”, asegura con una sonrisa.
Como arquitecto, siempre ha estado vinculado con las líneas y la geometría. Tanto así que puede ponerse un poco quisquilloso si un objeto o un elemento no está bien centrado o alineado. “Veo algo que está mal puesto y no me importa si no es en mi casa, lo arreglo porque el ojo me tiembla”, afirma.
Y quien conozca su obra, puede percatarse de que la simetría y un exuberante colorido son la tónica, aunque esto está cambiando, así como su vida.
“Nunca había pintado flores, había hecho un experimento en lino en un par de obras y me atreví a hacer dos en esta muestra. Hay una obra por acá que tiene mucho color y de repente hice un close up y es esta que está acá”, dice mientras muestra ambas obras. Una es claramente un acercamiento de un fragmento de la otra.
Pero también hay otros cambios más notables. Hay obras verticales, obras con lienzos curvos, aprovechando las figuras de arcos y puentes usuales en su trabajo en los últimos cuatro años y que representan la conexión entre personas, así como de lugares o ideas.
También hay obras monocromáticas, una roja. ¿Por qué rojo? le preguntan. Y responde con toda naturalidad: “mira el título, se llama ‘Red flags’”. Un recordatorio de que no está consciente de “lo malo”, hasta que está “hundido en el desastre”.
La de motivos florales nace de un encuentro con nuevas personas en su camino, encuentros que no necesariamente perdurarán pero que han representado un paso adelante en su camino a una nueva vida. Otro monocromático en azul, es el reflejo de un momento en el que un tema musical nostálgico hizo la diferencia.
“La música quedó dando vueltas en mi cabeza y bueno, por eso está al lado del piano”, explica ofreciendo el motivo de que la pianista que ameniza la reunión esté ubicada al lado de la obra.
“Tengo otro que se llama amores de marzo” y no hay necesidad de explicar el título. Sin embargo, otros amores mucho más permanentes están presentes. Un caballito de madera, con todo el colorido de la exposición tiene un espacio privilegiado. Es el espacio que concede a su hija de tres años. Y están los infaltables perros salchicha, todos azules, un detalle existente en todas sus obras.
“Son ese recuerdo de mi infancia, en mi casa siempre tuvimos dachshunds, fue mi primer perro y cuando me casé compramos uno, luego, el segundo, ahora, los dos están conmigo. Entonces, es como ese personaje en la obra, que siempre está mirando todo el paisaje de colores y por eso los pongo, los pinto en azul porque el azul para mí representa la nostalgia, un sentimiento viejo...”, medita.
El piano sigue sonando, hay cada vez más público en la sala, empieza a animarse el ambiente. Gennaro observa la exhibición completa con un gesto de satisfacción. Le pregunto, “¿Qué te motivó a finalmente a decir voy a hacerlo y aquí está?”.
“El año pasado iba a hacer la exhibición, pasó todo esto. No era capaz de hacerlo en ese momento pero este año cuando me lo propusieron y me preguntaron ¿crees que lo puedes hacer? Dije, ¿sabes qué? Sí. Fue un proceso que me sirvió para drenar, concentrarme en algo que no fuesen abogados, repartos, custodias... escapar un poquito de esa realidad”, se sincera.
“He conocido gente nueva, viajé a Guatemala para un par de proyectos, una subasta grandísima y una exhibición en una galería, así es que me fui para allá para vivir y tener otras experiencias, pues durante el proceso estuve realmente mal. Quien me vio el año pasado y quien me vio este año ha conocido dos personas diferentes. No soy la misma persona”, asegura.
Y, ¿que expectativas tienes?, le pregunto.
“Pienso que quería sentir que salí de la mier** en la que estaba desde el año pasado, que he vuelto a sentirme como era antes de estar mal el año pasado. Y ese respiro de que vuelvo a la realidad que quiero. Un momento para compartir con mis amistades y mi familia, que me vieran en algo bonito porque desde el año pasado para acá ha sido muy difícil y es bueno ver a la familia contenta otra vez, poder celebrar con las amistades...”, razona.
En pocas palabras, una declaración en la que afirma “estoy bien”.
En adelante, Gennaro quiere, a través de su arte, ver y proyectar la vida de otra manera.
“Siempre he proyectado mi arte con miles de colores, a diferencia mía, que soy completamente monocromático en mi manera de vestir. Hoy tengo colores encima”, dice mirándose a sí mismo. “Casi nunca me visto así, me visto de blanco negro y gris y los cuadros es lo único en mi vida que hago con colores. Creo que es esa esa parte de mí, que no la enseño, pero que de repente la tengo en la cabeza y que podría verse como esa felicidad, esa realidad que uno quiere sentir”, comenta.
“Pero sí, después de pasar por todo esto, ahora sí quiero experimentar, hacer cosas sobrias, tener diferentes opciones de lo que tengo en mi cabeza y no nada más mostrar lo que quiero que todo el mundo tenga: ves una obra con colores y te sientes feliz. Ahora quiero mostrar todas las emociones dependiendo de para quien sea, pero ya voy a atrever a hacerlo, antes no me atrevía. Pensaba en ‘y si no le gusta a nadie...’, Ya hice uno totalmente azul, uno totalmente rojo y quiero volver a hacer ese tipo de cosas y ver qué pasa”.
Gennaro ve en el futuro otras posibilidades. “Puedo tener algo allí que no lo he explotado pensando que no le va a gustar a la gente y de repente ese puede ser el twist, tu nuevo yo, algo que muestra cómo piensas diferente, cómo actúas, cómo vives la vida diferente y por eso ya no quiero ver ahora todo feliz sino que, de alguna manera, representas la vida porque la vida no es perfecta”, concluye.