La Orquesta de Cámara del Istmo, integrada por jóvenes músicos formados localmente, ha demostrado que es posible cultivar un proyecto musical con ambición,...
- 12/02/2010 01:00
PANAMÁ. “Desde el comienzo, el interés que Bahía Honda tuvo para mi esposa y mí, además de su belleza, fue su potencial como área de conservación”.
Así dijo Daniel Wolf, el comerciante de arte norteamericano, quien con su esposa, la arquitecta Maya Lin, compró tierras en la costa sureña de Veraguas con la intención de conservarla. Ambos son ambientalistas, y aprecian más que muchos panameños la riqueza natural del país.
La región de Bahía Honda se presta para la conservación por ser poco poblada y casi inaccesible y de gran interés científico, tanto en sí misma como por estar frente a la isla de Coiba, una encrucijada mundial de fauna marina.
Una mirada confirma en lo concreto las abstracciones de los científicos. Uno está rodeado de una belleza singular de azul y verde. Hace poco, sin embargo, las colinas y riberas quedaron deforestadas. El machete y el fuego habían transformado los bosques en rastrojo amarillo, y la bahía estaba manchada de rojo con los efectos de la erosión.
“Cuando llegamos”, continuó el señor Wolf, “tres cuartos de la región estaba sin árboles. Tras los últimos 15 años, en cuanto pudimos adquirir la tierra, protegerla, y poner semillas, se ha reforestado.”
Las fotos del lugar antes y después testifican el cambio. Las dos flechas indiquen la misma colina vista de puntos distintos.
“Además, los animales y pájaros han regresado. Hay monos alrededor de la casa donde no había. Otra capa de vida ha reaparecida. Mi esposa mantiene un sitio del Internet, < www.whatismissing.com>, que trata de los animales y plantas que faltan, que han desaparecido en los últimos años. El año pasado, no obstante, preguntábamos a la gente de Bahía Honda, ¿Qué es lo que falta? y decían que ahora hay más que cuando eran niños.
“Nuestra intención era de conservar, de no dejar que las cosas se empeoran. No supimos que lo perdido regresaría. Da esperanza para otras partes del trópico que han sido deforestadas, en Haití por ejemplo.”
Luego este año el señor Wolf prestará tierras y mano de obra para un experimento de reforestación que podrá tener consecuencias importantes. (Ver columna al lado.) Habló también del Museo de Biodiversidad que se construye en Amador. Levantará la consciencia de los panameños sobre su riqueza natural.
“Hoy en día los panameños no se dan cuenta de qué tienen.
Ni hablar de lo estético y lo espiritual. Hay ministros de Estado que ignoran el recurso económico que la biodiversidad del país representa.
No entienden que Panamá es el centro perfecto para el comercio de créditos de carbón, los pagos que, según los acuerdos internacionales, los países que emiten dióxido de carbón a la atmósfera tendrán que hacer a los países que mantienen bosques.
“No entienden tampoco que Panamá se presta más que Costa Rica para el ecoturismo. El gobierno debe estudiar lo que los ecuatorianos han hecho en las Islas Galápagos. El ecoturismo rinde cientos de millones al tesoro de Ecuador sin ningún daño al medio ambiente.
Las Galápagos son el modelo de la viabilidad económica de proyectos de conservación, hecho con gran respeto y profesionalismo. Esto es el futuro de Bahía Honda, un parque nacional sostenido económicamente por el ecoturismo."