Los capturados fueron ubicados en la comarca Ngäbe-Buglé, las provincias de Veraguas, Los Santos y Panamá
‘Song Sung Blue: Sueño Inquebrantable’, una biografía llena de emociones y música
- 21/08/2025 11:18
Si alguna vez escuchaste el clásico ‘Sweet Caroline’ (seña para el “bam, bam, bam”), entonces has escuchado del músico icónico de los años ‘70, Neil Diamond.
Su carrera impulsó nuevos estilos musicales y sus letras han seguido inspirando a generaciones, tal como sucedió con la banda tributo a Neil Diamond, Lightning and Thunder, los nombres artísticos de la pareja de esposos Mike y Claire Sardina (interpretados por Hugh Jackman y Kate Hudson, respectivamente), quienes durante la década de los ‘70 y ‘80 se dedicaron a presentarse en Estados Unidos como un dúo que interpretaba únicamente canciones de Diamond.
La pareja se conoció en medio de grupos de impresionistas de diferentes leyendas de la música como Michael Jackson, Elvis, Buddy Holly, James Brown y Pasty Cline, siendo ellos mismos impresionistas.
Él es un veterano de Vietnam y un alcohólico que lleva 20 años sobrio, en el día se dedica a trabajos esporádicos como mecánico y en las noches toca en casi cualquier banda que lo acepte mientras vive con su hija adolescente. Ella es peluquera y madre soltera con dos hijos, quien se dedica a perseguir sus sueños de estar en el escenario y cantar.
Ambos son apasionados de la música, divorciados y a punto de perder la esperanza en sus sueños, cuando una noche se preguntan: ¿Qué tal si pudieran hacer un show basado en la música de Neil Diamond, no siendo una copia barata, sino una experiencia que el público adore? Es ahí cuando nuestro viaje detrás del lente de Brewer comienza.
La cinta está basada en el documental homónimo de Greg Khos de 2008, en donde explora la vida, la cima y la caída del dúo con sus momentos románticos, familiares y trágicos en medio del avivamiento de la cultura del karaoke en Estados Unidos. Pero Brewer le da su toque personal, haciendo de esta una cinta basada en la fe, y no una fe sumida en alguna religión, sino la fe en los sueños y la determinación para no soltarlos jamás.
Una vez la misión de concretar una banda tributo de Neil Diamond –a quien Mike idolatra como uno de los mejores músicos de la historia– se vuelve una realidad para los protagonistas, empezamos a ver los momentos de alegría, la emoción de hacer música juntos –y para una neófita en Neil Diamond como yo, la química entre Jackman y Hudson fue palpable desde el inicio y la música fue uno de los principales pilares para seguir al borde del asiento–, los conciertos en bares, luego en teatros y luego para abrir para bandas de gran renombre como Pearl Jam.
En su primer acto, Brewer destaca lo cerca que Lightning & Thunder están de tocar el sol y ser músicos que se sostienen de su espectáculo y le dan la mejor vida a su familia, hasta que el clímax se hace presente y la tragedia afecta a la familia Sardina. Es entonces cuando Hudson entrega su todo en la pantalla y nos hace ver sus diferentes colores y tonalidades emocionales: enojo, miedo, frustración, depresión y desolación atraviesan su rostro con cada nueva escena de forma magistral.
Es entonces que la fe de Mike se hace más fuerte que nada, sus hijos se alimentan de ella, y aunque vemos a una familia fracturada por lo inesperado, en ningún momento se hace sentir que habrá una separación definitiva. Jackman interpreta a un hombre traumado, enfermo y cansado, pero también fuerte, cariñoso con su familia y determinado a sobrellevar su tristeza por el bien de los demás.
El matrimonio interpretado por Hudson y Jackman puede ser uno de los más fuertes presentados en la pantalla en los últimos años, tras múltiples cintas en donde el matrimonio principal se ve amenazado o termina en divorcio, o se embellece al divorcio como la mejor forma de sobrevivir, mayormente para la mujer; es esperanzador ver el desarrollo de carácter tanto de Mike como de Claire, en medio de las neblinas medicinales y los dolores de corazón que se asoman entre escena y escena, hasta que el amor y la pasión por sus sueños – y por el otro– prevalece por encima de los escombros.
La cinta también toca el tema de la salud mental, la importancia de reconocer patrones y sobre todo, no negarse a aceptar una mano amiga en momentos de necesidad. Con delicadeza, Hudson es arrojada a mostrar cómo una madre, esposa y mujer puede ser violentamente afectada por sus circunstancias, pero también como puede abrirse a la sanación y el proceso de superación por ella misma y sus seres queridos.
Entre lentejuelas y brillantina –y apoyado por sus amigos impresionistas– la pareja se vuelve a sostener y es hora de regresar al escenario. Canciones legendarias de Diamond suenan en la voz de Jackman (quien les hace suficiente justicia) y Hudson (quien sobrepasa las expectativas con sus melodías), tales como ‘Sweet Caroline’, ‘Soolaimon’, ‘Cracklin’ Rosie’, ‘I’m a Believer’ y ‘Play Me’, así como la canción que da nombre a la cinta ‘Song Sung Blue’, que da pie a la trama y el tono emocional del guión de Brewer.
Jackman encapsula la energía de Diamond en sus shows de los ‘70, moviéndose al compás de la música, haciendo que su cabello corto revolotee en el viento de los abanicos mientras Hudson encanta desde su piano y cubierta en enterizos de colores brillantes y lentejuelas.
Desde los movimientos, las expresiones faciales y los tonos de voz, Jackman y Hudson hacen de la cinta una experiencia de Neil Diamond única y que no tiene nada que envidiar a otras biopics musicales que han salido a cines este año, también enmarcando la vida de músicos de los ‘80 y ‘70.
Llena de momentos dramáticos, lecciones familiares, y dejando en claro su mensaje basado en tener fe en nuestros sueños, Brewer nos entrega una visión interesante sobre cómo, incluso a la mediana edad, puedes hacer una diferencia en la vida de otros y en la tuya, si solo no pierdes la pasión y sigues cantando.