Cobre o vida: ¿la razón a sangre fría?

Actualizado
  • 12/02/2012 01:00
Creado
  • 12/02/2012 01:00
N o me definiría como un defensor de los Pueblos Originarios. En términos generales porque estoy a favor de muchas causas (o en contra d...

N o me definiría como un defensor de los Pueblos Originarios. En términos generales porque estoy a favor de muchas causas (o en contra de muy pocas, como la pena de muerte y el mes de la biblia, que curiosamente son impulsadas por la misma gente). Y puntualmente porque a la hora de defender los derechos de los grupos humanos que conformamos la sociedad, me cuesta mucho establecer diferencias o jerarquías entre negros, blancos o chinos; gays, travestis, bis o héteros; chilenos, españoles, africanos o kunas. La vida es muy dura para todos como para identificarse con uno solo.

Sin embargo, me da mucha risa (más bien rabia, pero vengo en son de paz) como cada vez que se habla de la protesta de los Ngäbe Buglé en contra de la minería y las hidroeléctricas, tanto en los medios de comunicación como en la calle, se refieren a ellos como indígenas y a lo sucedido como una ‘protesta indígena’, intentando con la palabrita distanciarlos y/o marginarlos, cuando son panameños igual que tú y yo, gente de carne y hueso con sueños y aspiraciones. Más gracioso me parece cuando se resume la lucha a un tema comarcal o de protección de su territorio, cuando es un tema nacional que nos compete a todos y ellos son los únicos que están defendiendo activamente los recursos naturales de Panamá.

Confieso que nunca me he sentido a gusto con el código de valores de la sociedad panameña, por eso emigro cada vez que puedo a sociedades –que si bien no son perfectas- valoran más a los seres humanos y no solo el dinero (que es importante, pero no lo es todo). Acepto que la incapacidad es mía por no poder adherirme a la lógica nacional, pero no por eso me duele menos el país. Escuchar tanto a empresarios ricos como a ‘clasemediones’ anónimos quejarse por las pérdidas económicas registradas durante el conflicto, cuando hubo muertos y heridos que se pudieron haber evitado, me dan ganas de hacer maletas y nunca más volver. ¿Tan poco valor tiene la vida en este país? No deja de sorprenderme la mezquindad de aquellos que no entienden el sentido de la vida sin un celular o una computadora portátil. Sin importar lo que cueste, quieren que los Ngäbe Buglé estén de acuerdo con la explotación minera y de los recursos hídricos, cuando ellos en la comarca no tienen agua potable, luz, teléfono o acceso a internet, tampoco hospitales o escuelas, ni hablar de carreteras o sistema de recolección de residuos o, ya que estamos, el tan apreciado mall con aire acondicionado donde matar el domingo en familia (tranquilos muchachos, no se pierden de nada). Ese progreso y bienestar económico que los adoradores del cobre defienden a ultranza, no se asoma por la comarca hace mucho. ¿Cómo les piden que entreguen la tierra y los ríos, que son su único sustento y fuente de vida? ¿Y a cambio de qué?

Yo estoy a favor de los Ngäbe Buglé y apoyo la lucha contra de la minería y las hidroeléctricas. Puede que tú pienses distinto y yo respeto tu opinión, aunque lamento que el Poder logre dividir a los panameños a cambio de unos cuantos centavos. Pero cool, los temas están para discutirse. Ahora bien, más allá de la razón, no me pidan que entienda y avale los motivos de un Gobierno que en vez de sentarse a dialogar al segundo día del bloqueo, buscando lo mejor para el pueblo que lo eligió, esperó cinco días para justificar un sangriento disparate: cortar las comunicaciones y proceder a sitiar, agredir y asesinar a un grupo de panameños. Como si estuviésemos en guerra y los Ngäbe fuesen enemigos. Perdón pero no lo concibo, ¿tú sí?

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