Un monumento esculpido en roca

Actualizado
  • 03/08/2014 02:00
Creado
  • 03/08/2014 02:00
El Gran Cañón es un espectáculo que sobrecoge por su magnificencia; fue esculpido por la fuerza del Río Colorado

Salimos de la ciudad de Phoenix, Airzona y enfilamos hacia el desierto. Luego de un recorrido de casi dos horas arribamos a un zona plana y terrosa. Una ardilla se pasea lentamente sobre un pequeño muro de bloques empedrados. Súbitamente se sienta sobre sus dos patas y permanece inmóvil mientras observa el horizonte, como examinando el escenario que se avecina.

El autobús que lleva a la delegación internacional finalmente se detiene y nos bajamos. La pequeña y parda ardilla nos da la bienvenida. La nota peculiar de aquella tarde de otoño fueron las exhalaciones y los gritos de asombro ante el pequeño mamífero.

El sol penetraba en un inmenso canal montañoso que teníamos enfrente y doraba las paredes rocosas que descendían y se perdían entre la vegetación. Habíamos llegado al cañón de Colorado, punto natural de límite entre los estados de Arizona y aquel que le daba el nombre. En el lugar habían poco árboles, cuyos troncos y ramas eran subyugados por la fuerza de viento arenoso que surca la cuenca en horas de la tarde.

Es un espectáculo que sobrecoge por su magnificencia. Una honda zanja divide en dos la planicie. A medida que desciende se torna cada vez más frondosa hasta que, en el fondo de la misma, un hilo serpenteante deja entrever apenas las aguas azuladas del río Colorado, que atraviesa varios estados. Su flujo es a veces tranquilo, tornándose turbulento más adelante, con recodos, caídas y surcos que le brindan sus perfiles.

AVENTURA EN DESCENSO

Un camino desciende entre las sombras, adyacente a la enorme pared del canón. Parece una gran escalera. ¿Qué tiempo toma descender hasta el fondo? Aproximadamente ocho horas a lomo de mula. A pie se demora más.

El regreso toma más tiempo, debido al esfuerzo excesivo que hay que realizar. Una explanada que se percibe más abajo marca la mitad del recorrido. Por doquier hay vegetación.

A pesar de ser conocido como el ‘estado del Gran Cañón’, Arizona no posee la exclusividad sobre esta maravilla natural, ya que una parte bordea al Parque Recreativo en Utah y al Parque Nacional Recreativo del Lago Mead, en Nevada. En algunas áreas marca el límite entre los estados de Arizona y Colorado.

Es innegable su importancia arqueológica, histórica y ambiental. Está algo alejado de Phoenix, capital del Estado. En sus inicios esta urbe fue la prolongación del desierto de Mojave, hasta que poco a poco comenzó a ser habitada por los vaqueros que pasaban rumbo al extremo oeste: los estados de Nevada, California o la Costa del Pacífico. Ahora, la ciudad crece alrededor de los cactus y las colinas de arenisca, con verdosos campos de golf que, desde el aire, semejan parques sobre el suelo grisáceo.

TESTIGO HISTÓRICO

Este río, que forma una garganta entre las montañas, se extiende a través de una superficie de 4 mil 391 kilómetros cuadrados. En su lecho y en las paredes adyacentes existen rocas con una antigüedad de más de mil 700 millones de años, que han sido sometidas a una intensa erosión. Sin embargo, el Cañón en sí mismo se formó mucho después. Los científicos han determinado que tiene una antigüedad de unos cinco millones de años.

El Gran Cañón fue esculpido por la fuerza del Río Colorado, que tiene su nacimiento en las Montañas Rocosas, desembocando en el Golfo de California. Sus degradaciones de color, en tonos naranja, café y ocre demuestran lo antiguo de su tierra agreste, un testimonio de diferentes etapas históricas que han cimentado el territorio.

Algunos descubrimientos parecen comprobar que éste ya existía y que un lago formado en una encrucijada fue dando origen a un escurrimiento de las aguas entre las grietas, que con el tiempo formó la ruta fluvial. Simultáneamente, las paredes se fueron separando más en la parte superior que en la inferior, y así adquirió las diferentes mesetas o ‘terrazas’ que caracterizan su configuración.

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