‘El extranjero llegó para aportar'

Actualizado
  • 06/06/2018 02:00
Creado
  • 06/06/2018 02:00
Destacadas voces del país compartieron reflexiones sobre los aportes que tienen las migraciones en la tercera edición de Mosaico Panamá

Hay quien dice que un mosaico cultural es la fusión de esos pequeños aportes de etnias, idiomas y tradiciones. Ocurre en países que se convierten en anfitriones: esos que abren sus puertas a la migración. Y este país es uno de ellos. La comunidad judía Kol Shearit Israel ha pretendido aplaudir este universo durante tres años consecutivos a través de ‘Mosaico: Panamá, país de oportunidades', una actividad donde la voz de la experiencia se convierte en sinónimo de convivencia y pluralidad.

Este martes, en el hotel Sheraton Grand Panamá, se respiró un aroma de tolerancia y propicio para la reflexión. Allí, el multiculturalismo triunfó. Y lo destacado: la diversidad, por dos horas, fue la gran protagonista.

8: 30 de la mañana. El aforo estaba repleto. Unas 350 personas acudieron a la cita. Sobre la tarima, Carlos Alberto Escotet, presidente ejecutivo de Banesco Panamá, el primer experto que relató su vivencia. Caminó plácido y confiado. Rezumó arraigo y evocó a su tierra: Venezuela. ‘Soy un extranjero. Llegué aquí hace cuatro años. Vengo de un país que le han arrancado la esperanza. Pisar esta tierra me hizo reafirmar que Panamá es un país de oportunidades. Mi padre siempre lo supo: al decidir expandir Banesco, siempre apostó por esta nación que a día de hoy nos ha dado mucho', apostilló. ‘Uno llega aquí con una maleta de sueños y con el compromiso de contribuir en esta sociedad', concluyó.

‘Pronto vienen las elecciones. Habrá mucha guerra, mucho Twitter... Promovamos la convivencia',

OLGA SINCLAIR

ARTISTA PLÁSTICA

En una conversación con La Estrella de Panamá , antes de comenzar su ponencia, Escotet pidió dejar los prejuicios. ‘No nos dejemos llevar por lo que pareciera hacer más ruido: la xenofobia no es una realidad. Aprendamos a ver un poco más allá. Lo que verdaderamente este país ofrece. Este país es rico por la mezcla cultural. Es una nación que desde sus inicios le abrió las puertas al mundo. Los extranjeros que llegamos a este territorio debemos entender la idiosincrasia. Eso será nuestro éxito', puntualizó, aferrado a ese optimismo que lo caracteriza.

En tal contexto, la segunda voz fue la de la periodista Betty Brannan, quien anunció, con tono novedoso, una labor que ‘enriquecerá la cultura panameña'. Se trata de la apertura del Museo de la Libertad y los Derechos Humanos, establecimiento que abrirá sus puertas a finales de este año. Un proyecto de gran envergadura que, según Brannan, tendrá, en algunos aspectos, similitudes al Museo de Memoria y Tolerancia de México y Argentina. ‘En tiempos de redes sociales, me preguntan por la calle: ¿Para qué presidirás un museo, una cosa tan anacrónica? Y les respondo que los museos son instituciones educativas tan importantes como las universidades', ratificó.

Tras la ponencia de Brannan, le tocaba participar al padre Miguel Angel Ciaurriz, párroco de la comunidad de San Lucas de Costa del Este. Con paso despacio, una sonrisa impecable y un acento español -a pesar de sus años en el Istmo- comenzó su tertulia. ‘El extranjero no viene a robar nada, llegó a aportar. Debemos saber aprovechar y enriquecer nuestra cultura: hacer de Panamá un país grande', sentenció el vicario mientras hablaba sobre la esencia de la diversidad.

‘Panamá es lo que es porque abrió sus puertas y dejará de serlo si las cierra', matizó. A guisa de reflexión, el sacerdote afirmó su amistad con los representantes de Kol Shearit Israel y contó que, aun cuando profesan credos distintos, son capaces de trabajar juntos por un mundo mejor.

Mientras Ciaurriz terminaba su conversación, la artista Olga Sinclair se disponía a subir al estrado. La emoción cobró cuerpo, desde el público, cuando Sinclair mostró un video de su fundación, donde evidenciaba su labor artística con niños y niñas panameños.

La mujer que fue extranjera durante 14 años y que habla cinco idiomas (según ella mal hablados) apela a mejorar el compartimiento de los adultos.

‘Me da miedo hacia dónde vamos en el futuro. No tanto por nosotros, sino por nuestros niños, que necesitan de buenos ejemplos. El año que viene tendremos elecciones y va a haber mucha guerra, mucho Twitter, mucho de todo. Promovamos la convivencia', convocó.

‘Estamos viviendo una modernidad líquida que significa que estamos en un constante cambio. Vivimos de la sorpresa, de la angustia. Vivimos de un ‘like', de un Instagram, de un Facebook. Es una modernidad extraña que hace que se pierda la esencia del ser humano', comentó a La Estrella de Panamá después de su emotiva conferencia.

El humor se hizo presente en la voz de Simón Tejeria, quien a través de su bromas manifestó la importancia de los adolescentes en estos tiempos. ‘Las juventudes son más propensas a la innovación social', destacó. Luego se hizo eco en su discurso de la multiculturalidad: ‘Miremos el otro lado y siempre recordemos incluir diversidad de pensamiento en todo lo que hacemos'.

El último acto estuvo a cargo de la exministra Leonor Calderón, que señaló la importancia del flujo migratorio que ha tenido la región, desde la construcción del ferrocarril y el Canal de Panamá

‘No estamos en tiempos de ese eslogan que algunos promovían, que rezaba: ‘Panamá para los panameños'. Quien rechaza a los extranjeros desconoce la valiosa contribución histórica que han aportado. Debemos instruirnos, conocer. Ser abiertos. Combatir el fanatismo', sugirió Roberto Maduro, organizador principal de la actividad. El pasado camina por las calles de esta ciudad invadida de rascacielos. Un pasado rico que algunos pretenden no reconocer.

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