Polémica ideológica en Curundú termina en censura artística

Actualizado
  • 12/06/2019 02:00
Creado
  • 12/06/2019 02:00
Dos murales alusivos a cuentos infantiles de los escritores Moisés Pascual y Carlos Wynter Melo, pertenecientes a Canvas Urbano, fueron borrados. Artistas, residentes y líderes religiosos explican lo sucedido

Un grupo de moradores del sector Santa Cruz, en el corregimiento de Curundú, manifestó su descontento en relación a dos murales que se pintaban en uno de los edificios del área.

La controversia gira en torno al trabajo artístico que realizaba Canvas Urbano, como parte del proyecto conmemorativo por los 500 años de fundación de la ciudad de Panamá.

Las representaciones artísticas basadas en los cuentos infantiles ‘Caballo y Cometa', del escritor Moisés Pascual; y ‘El Niño que tocó la Luna', de Carlos Wynter Melo, despertaron descontento entre los moradores.

Aunque Abdiel Petterson, líder comunitario y vocero de la Iglesia El Viviente que me Ve, indicó que la comunidad no se opone a este tipo de iniciativas, y aseguró que inicialmente los artistas habían expresado la propuesta de crear dibujos relacionados a la historia de Panamá y el resultado final fue un niño que transmitía tristeza y dolor, además de la figura de un caballo amarillo que, según Petterson, era una inspiración del Apocalipsis del capítulo 6, versículo 8, ‘donde se señala que este animal es una representación de la muerte'.

‘No queremos este tipo de mensajes diabólicos y subliminales en nuestro barrio. Lo que verdaderamente necesitamos son cosas que inspiren paz', expresó.

El líder comunitario indicó que durante la realización del proyecto ocurrieron actos delictivos de forma simultánea que resultaron en la muerte de un chico y un herido, luego de un encuentro entre bandas rivales.

Confusión artística

Por su parte, Evalynn De Ycaza, gestora del proyecto, explicó que ‘el caballo amarillo fue el enganche para crear desinformación; mientras que los niños, con su inocencia, veían a un unicornio', acotó.

De Ycaza señaló que la situación fue producto de una influencia negativa hacia los residentes, para hacerles creer que todo era producto de un culto satánico. ‘Después de esto costó mucho trabajo quitarles ese pensamiento a los ciudadanos', indicó.

Recalcó que para dar por terminadas las diferencias, accedieron a cambiar los bocetos del cuento del escritor Melo. ‘Aunque realizamos un nuevo modelo, no había una aceptación y la comunidad seguía especulando', añadió.

Según De Ycaza, el proyecto Canvas Urbano tenía como principal objetivo motivar la participación ciudadana y lograr un contacto más cercano con las personas. ‘Estos son los ejes que buscan crear los murales de los 500 años', destacó.

‘El año pasado creamos un taller de cuentacuentos, promovido en espacios como la biblioteca de Curundú y el Colegio Fe y Alegría. En este encuentro participaron unos 330 niños que aprobaron las historias que hoy en día se instauraron', acotó.

Por otra parte, Petterson insistió en que los bosquejos, aún con una nueva presentación, seguían mostrando dibujos ‘malignos'. ‘El sector quiere un arte que inspire, no que genere problemas. Haremos el llamado a que se borre cualquier mensaje opuesto a lo que se quiere', insistió.

Apoyo comunitario

Un residente de la zona, cuyo nombre solicitó mantener en reserva, explicó que desde un inicio no hubo acuerdo, porque ya conocían de la iniciativa que se realiza en toda la avenida Frangipani. ‘Los artistas se tomaban el tiempo para explicarnos y ciertamente estuvimos de acuerdo. Los dibujos le daban vida a este condominio que acoge a más de 600 familias', apuntó.

‘Ellos solo querían dar por culminado el arte que se realizaba, sin ver antes la obra terminada, solo se enfocaron en hacer una campaña negativa',

MOISÉS PASCUAL

ESCRITOR PANAMEÑO

Además, criticó la posición de Petterson al autoproclamarse como líder de la comunitario. ‘De los 23 años que llevo viviendo en este corregimiento nunca hemos creado un grupo comunitario donde exista un líder. No sé de qué manera obtuvo esa concesión de hablar por parte de todos'.

Aseguró que fue absurda la forma en que este grupo luchó por quitar los dibujos. ‘Todo esto surge porque la iglesia está a escasa distancia de donde se estaba generando esta idea. No creo justo que, por un desacuerdo de ellos, la comunidad deba enfrentar los resultados', resalta.

También mencionó que los actos delictivos sucedieron mucho antes de que los artistas llegaran y que nada de lo expresado se relaciona con tales acontecimientos, y agregó que aunque se veía un avance del 80%, la comunidad debía esperar el resultado final. ‘Los artistas cubrieron el dibujo y se retiraron. Fue injusto, porque de alguna manera ellos invirtieron en tiempo y pintura', concluye.

Interpretación literaria

Pascual, reconocido escritor panameño, consideró ‘superficiales y radicales' los argumentos de quienes se opusieron a los murales.

‘Las personas que realmente se tomen el tiempo de leer el cuento sabrán que el caballo tiene un significado artístico y pacífico y solo fue creado para representar la libertad y las cosas buenas. No había que especular tales indicios malévolos', ahondó.

‘Lastimosamente no dejaron terminar el proyecto. Ellos solo querían dar por culminado el arte que se realizaba, sin ver antes la obra terminada, solo se enfocaron en hacer una campaña negativa', enfatizó.

El cuento ‘Caballo y Cometa' se publicó por primera vez en 1994 bajo un proyecto literario de Antología de cuentos panameños para niños y niñas, que contó con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura; el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia; el Ministerio de Educación y el Despacho de la Primera Dama.

‘El propósito era fomentar junto a otros escritores el hábito de la literatura infantil y juvenil dentro del país', destacó.

Para Pascual, Canvas Urbano debe continuar a pesar de los tropiezos, porque son profesionales que con la pintura logran transformar espacios en grandes obras de arte.

El también poeta señaló que aunque lo sucedido fue ‘un atentado contra la libertad del arte', el apoyo de los residentes fue fundamental. ‘Me parece agradable y bonito que la comunidad también estuviera en contra de las ideas que este grupo religioso quiso hacer entender'.

Melo dijo sentir que estaba siendo ‘víctima de una broma', que quienes se quejaban eran ‘personas de otra época y que no podían existir en la actualidad'.

‘Después analicé y supe que el problema era mucho más complejo de lo que parecía. No culpo a quienes se opusieron al mural. Esto debe ser motivo de reflexión para todo el país. Estamos caminando hacia una sociedad de intolerancia, en la cual no aceptamos lo nuevo porque solo vemos una parte de nosotros mismos', indica.

Destacó que la historia ‘El niño que tocó la Luna' fue publicada por primera vez en 2007 y esta relacionada a una leyenda emberá.  'La aceptación fue tanta que se logró una traducción al inglés. Luego de esto se han creado dos ediciones más', apuntó.

Para Melo, ‘la literatura es leída siempre desde una comprensión del mundo. Las palabras son solo signos. La literatura es un espejo y, sin duda, Petterson vio sus propios demonios en este cuento'.

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