• 12/09/2021 00:00

MOP

Panamá es una zona de guerra, una de las lunas de Saturno o la cara acnéica de un monstruo que devora llantas y amortiguadores

Unas siglas de lo más inocentes, que pueden significar cualquier cosa, pueden ser las siglas de las asociación de Manes Oliendo Pegamento, de la sociedad de Modelos Ondeando Pendones, o las de los Motoristas Ológrafos Pirados.

Pero en Panamá las siglas, como todo el mundo sabe, nos remiten, de una vez, al Ministerio de Obras Públicas.

'Obras', bueno. La palabra 'obra' también tiene muchísimos significados. Una obra es, grosso modo, cualquier cosa hecha o producida por un agente.

Remitámonos al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Se llama obra a la parte estrecha y prismática de un horno alto situada inmediatamente encima del crisol. La cantidad que se satisface al erario o fábrica de una parroquia, colegiata, catedral, etcétera y, sin salir de la religión, una obra es una acción moral, ya sea buena o mala, la que se encamina al provecho del alma, o la que le hace daño. Decimos 'Por obra del Espíritu Santo' y aquí nos referimos con la palabra obra a un medio, una virtud o un poder. Se le dice 'obra' a cualquier producto intelectual en ciencias, letras o artes, y con particularidad el que es de alguna importancia. Si nos referimos a libros, es el volumen o volúmenes que contienen un trabajo literario completo.

Pero también se refiere la palabra 'obra' a la labor que tiene que hacer un artesano, a un trabajo que cuesta, o al tiempo que requiere la ejecución de algo. Una obra es un trabajo de albañilería o un edificio en construcción. Obra es, del mismo modo, el lugar donde se está construyendo algo, o arreglando el pavimento.

Y de verdad que era a este último significado al que yo creía que se refería el nombre del Ministerio que dirige, (por decirlo de alguna manera), el señor ministro de 'obras públicas'.

Pero al parecer yo, y todos los ingenuos que lo creíamos, estaba y estábamos equivocada/os. Que no, pardillos, que las 'Obras' del Ministerio de Obras Públicas no se refieren a esa acepción de 'obra'.

Quizás el señor Sabonge esté escribiendo un libro, al alirón con todos los demás funcionarios de esa institución. O puede ser que se están dedicando a la obra del Señor, que como muy bien todos sabemos es demandante y absorbente. O puede ser que los trabajadores de las obras públicas estén trabajando en obras, sí, pero de teatro, para regodeo, regocijo y recreación de algunos pocos escogidos.

Lo que sí está claro es que ni el señor ministro, ni el resto de sus trabajadores pagados por el erario, se están dedicando a las obras públicas, por lo menos no a las calles y carreteras.

Panamá es una zona de guerra, una de las lunas de Saturno o la cara acnéica de un monstruo que devora llantas y amortiguadores. De nada sirve que cada vez que uno de nosotros cae en un cráter se acuerde de la señora madre del señor ministro; de nada sirve que blasfememos con resignación cristiana y desapego budista, reparemos llantas y cambiemos piezas mes sí y mes también, a los sinvergüenzas que se movilizan en carros oficiales, (que no les duelen porque cuando se les rompen, nuestros impuestos les pagan otro, con chofer para no tener que dejarse los ojos tratando de adivinar dónde está el abismo para poder esquivarlo), les da exactamente igual. Ellos siguen robando su sueldo, perdón, quería decir, cobrando su sueldo sin realizar su trabajo, lo que sí, puede ser un sinónimo de apropiación indebida. Pero ¡quién soy yo para poner en duda las obras de los señores del desgobierno que nos desgobierna!

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