Juan David Morgan: 'Tuve que quitarme la manía de escribir como abogado'

Actualizado
  • 20/03/2023 12:07
Creado
  • 20/03/2023 12:07
Treinta años después de su primera publicación, el escritor chiricano presenta una reedición de su primera publicación, 'Fugitivos del paisaje'. Conversa sobre lo que representa este primer trabajo y cómo ha evolucionado su manera de contar historias
El abogado Juan David Morgan ha escrito más de una docena de obras.

Corría el año de 1989 y el abogado Juan David Morgan empezó a darle forma a un proyecto que por algún tiempo le había dado vueltas en la cabeza: escribir la historia de su padre, Eduardo Morgan Álvarez, una vida muy interesante y cargada de contrastes. Su intención era ofrecer un relato a sus hijos y nietos para que conocieran esa historia familiar y no muriera en el olvido. Pero antes de completarlo, Morgan se percató de que no tenía todos los elementos necesarios para completarlo y decidió cubrir esos vacíos con algo de ficción “siempre manteniendo la veracidad en el relato en general pero con personajes que si bien habrían podido ser reales, no correspondían con la realidad de cada uno”. Al terminar, hizo llegar el escrito a algunos amigos cercanos para qu ele dieran su parecer. Ellos le recomendaron publicarlo.

A la fecha (1992) Morgan se había limitado a escribir artículos de opinión y algunos ensayos, no se había planteado escribir una novela. Convencido decidió publicar inicialmente en Colombia la obra que se llamó Fugitivos del paisaje bajo el seudónimo Jorge Thomas. Con esta novela inició la carrera literaria de Juan David Morgan a la que se le suman, al día de hoy, una docena de obras. A lo largo de este tiempo, ese relato original llegó a tener varias ediciones, pero no cambios, hasta este año en que a través del sello Alfaguara y a más de 15 años de estar agotada, se presenta una reedición de Fugitivos del paisaje, en esta ocasión, con una minuciosa reedición que fue presentada en un conversatorio en Ciudad de Panamá y luego en Boquete, Chiriquí.

“El relato que contiene es el original, pero está, yo diría, bastante mejorado no solo por mí sino por algunas observaciones que hizo la casa editorial, y la misma edición es muy buena. Es un libro generoso que tiene una muy bonita portada y cuando lo abres, te deja leerlo con facilidad, aparte del contenido literario.

¿Cuánto realmente se le incluyo a esta revisión? ¿es muy diferente del del relato original?
Portada de la reedición de 'Fugitivos del paisaje'

El que leyó la primera novela, si la leyó hace muchos años, pues a lo mejor encuentra mejor escrita por supuesto, pero va a encontrar la misma historia en general, no cambia. Al contrario, yo traté de mantenerme lo más posible porque no iba a cambiar el título. Nos obligamos con el mismo título porque es la misma historia, mejorada y editada, con un par de adiciones que son importantes y un prólogo.

¿Considera que el objetivo original de este relato que ahora se convierte, pues ya en una novela estructurada, se cumplió?

La novela estaba destinada, al principio, a mis hijos y mis nietos. Mis hijos, y ya tenían más de 20 años cuando yo escribí la novela, pero mis nietos estaban chiquititos, entonces ahora lo que está ocurriendo es muy curioso. Mis nietos están leyendo la novela, pero con la gran curiosidad de saber qué es cierto y qué no es cierto, qué personajes sí existieron, de dónde vienen, y me preguntan, me están acechando (ríe); quieren hacer una reunión en la que me siente con ellos a decirles. Lo que les he dicho es que lean la obra como una novela, que yo después sí le voy a decir. Así que sí, sí, cumple el propósito y ahora, mejor porque yo sí tenía ese gusanillo de bueno lo publiqué y he escrito después de esa, 13 novelas más y ya estoy escribiendo mejor…

El paisaje es, como se ha comentado en el conversatorio, un personaje más de la obra. Pero el Chiriquí rural de principios del siglo XX no es igual al que vivimos hoy. ¿Qué buenos recuerdos tiene del Chiriquí rural de antaño y que le agrada del Chiriquí de hoy?
La obra fue presentada en un concurrido conversatorio.

El relato en Chiriquí está más concentrado en Boquete y en una finca que queda cerca de Boquete que tienen todavía unos primos. Ahí está tan marcado el paisaje y sobre todo está custodiado ese paisaje por el Volcán Barú. De niño, me iba a pasar los veranos a la finca de estos primos y el volcán se veía al fondo del potrero, yo pensaba cuando tenía unos 8 años, que sí salía para allá, llegaba hasta el volcán y cuando ya me cansaba que no podía más, el volcán estaba todavía más lejos y regresaba frustrado. Me dije algún día lo voy a subir y, efectivamente, no solamente subí al volcán, sino a muchos otros cerros más junto a mi hermano Eduardo, quien lamentablemente ya falleció. Así que el paisaje siempre ha sido para mí es el mismo, tanto del lado de Boquete como hacia Bambito, nada más que en Boquete se ha conservado más que en Cerro Punta por el tipo de cultivo que allí se hace (…) no quiere decir que no estemos contentos con el progreso tan grande, que se ven David, un poco desordenado como acá en la capital; hay centros comerciales, ya hay tranques, pero muchos ticos vienen a comprar, ha crecido el comercio, además, seguimos siendo la provincia que más produce y eso se comprobó en julio del año pasado cuando se dieron los cierres en la carretera. Todo eso satisface, pero yo extraño a los amigos, que algunos ya no están, extraño a la familia.

Los personajes femeninos son también muy dominantes, con mucha fuerza, algo que contrasta un poco con el papel de la mujer en esa época… esto lo destacó María del Carmen Deola , quien participó en el conversatorio…

Hay cuatro personajes femeninos que son realmente importantes: el primero, mi abuela paterna, que era colombiana y era medio india, quien conoció a mi abuelo, galés, en Colombia porque él era ingeniero de minas y explotaba allá una mina de plata. Cuando terminó la explotación se regresaron a Gales y a esa abuela le llega la noticia de que el esposo que estaba explotando ahora una mina de plata en Indonesia había muerto en un accidente y entonces ella toma la decisión de regresarse con todos sus hijos a Colombia. La hija mayor de ella, que es otro personaje importante, se llamaba Zaita. Ese personaje es importante porque estando en Estados Unidos es quien decide comprar una finca en Chiriquí que estaba de moda. Ella es quien decide que la familia se ca a Chiriquí. Por otro lado, mi madre que está reflejada en otro personaje, maestra de escuela, termina de estudiar en Panamá pero se convierte en maestra de escuela en Chiriquí. allí se casa con mi padre que había recibido la idoneidad de abogado. Ella toma muchas decisiones dentro de la novela. Es una persona importante, así es que sí. Las mujeres tienen una importancia en el relato. Eso le llamó bastante atención porque se escribió hace 30 años y ahora sí, todos sabemos que la mujer se ha empoderado y no solamente eso, sino que ocupa posiciones importantísimas dentro de algunas actividades cualquiera que sea. Yo no lo había pensado hasta que ella [Deola] lo dijo, pero sí es verdad y sí y si hay personajes cuyo carácter se refleja a lo largo de la novela.

Y son caracteres verídicos, ¿no?

Sí son verídicos, pero hay otra abuela que, qué pena que yo me deshice de ella rápido [en la novela] con una enfermedad; esto nunca pasó sin embargo destaco mucho al abuelo, un señor que yo no conocí, no conocí ninguno de mis abuelos conocí a mis dos abuelas, pero a esa la abuela la convertí en abuelo [en la historia] porque tenía una relación conmigo muy cercana y entonces lo necesitaba la novela.

¿Se siente satisfecho con el trabajo de esta revisión tal y cual está presentada al público?

Estoy muy contento. Creo que es una novela que quien la lea la va a disfrutar mucho porque como dije, es una novela íntima, pero es una intimidad que se puede decir. Hay intimidades que son intocables, pero esta es una intimidad, común: la intimidad del amor familiar del amor fraternal, la intimidad de las relaciones entre esposo y esposa y entre padre e hijo, entre hermanos, entre amigos… es algo que se comparte y algo y que yo no tuve absolutamente ninguna pena, ningún resquemor en decirlo. Porque entendí cuando la escribí y sobre todo cuando ya acepté que se iba a publicar, que era algo, se podía decir, eran de esas intimidades que son fáciles de comunicar y fáciles de aceptar también y que para el lector le va a ser fácil sentirse también reflejado en la novela.

Y esas intimidades se acompañan también de una cantidad de información histórica que también es real…

Casi sin querer y por necesidades del relato, porque mi padre vivió a todo lo largo del siglo XX, él nació en 1902 y murió en 1988, son 86 años en los que pasaron muchas cosas que incluí porque era importante. Así fui tocando parte de la historia de la provincia está el establecimiento de la Chiriquí Land Company como una empresa colonialista; los viajes en barco antes de que se construyera finalmente la carretera, los aguaceros, los temblores, el ferrocarril, la llegada de los gringos [a Chiriquí] en el '18… se quedaron dos años allá y una de mis tías se casaba con uno de estos gringos… todo, eso está reflejando en la novela, seguimos con la guerra, con la aviación, y por ahí sigue el tratado en el '28 que al final, fue rechazado por Panamá… llegamos a la relación con los norteamericanos que era una relación muy difícil sobre todo cuando habían casos ocurridos en el país que afectaban a un norteamericano… después en la ciudad de Panamá, el tranvía, me tuve que aprender el recorrido para poder llevar en la historia a los pasajeros donde yo los quería llevar. Tuve que leer mucho para eso, investigar. Todo eso está reflejado en la novela y se va convirtiendo en la historia del siglo XX de Panamá. Y está contado sin más sin mayor interés en contar una historia sino sencillamente en contar, cómo los personajes iban siendo condicionados por la historia que iban viviendo.

¿Esta esta publicación ha hecho replantearse algunos proyectos que vengan?

Tengo un problema personal como escritor y me pasa, quizás más que con mis novelas, con mi columna del periódico o mis ensayos. Cuando leo, por ejemplo, Fugitivos del paisaje pienso que yo era mejor escritor antes que ahora, porque ahora soy un escritor más cerebral. Antes era más espontáneo si se quiere, más sentimental sobre todo mis artículos, o sea, era ingenuo. ¿Que pasó? que trabajé en una firma de abogados, cosa que lo condiciona a uno. Tuve que quitarme la manía de escribir como abogado, el abogado tiene que convencer a un juez y tiene que ir razonando todo. El escritor no. Al contrario, tiene que escribir para que razone el lector. Y una de las primeras personas que me leyó me lo dijo, no estás escribiendo como escritor sino como abogado, y he metido juicios en casi todas mis novelas tanto históricas como en las novelas negras, porque soy abogado y esa parte se me hace facilita… todo eso me va condicionando y yo diría que sí, que quizá desde el punto de vista gramatical y literario escribo, por supuesto mejor ahora, que cuando empecé a escribir, pero desde el punto de vista de lo que yo quisiera leerme, quisiera leerme más como lo que escribía al principio. Me gusta más lo que escribí en Fugitivos del paisaje que lo que escribí en La muerte de Daniel, mi última novela negra, que es una cosa ya mucho más pensada más cerebral. Hoy no escribo nada sin antes tener escrita la trama. Siempre sé para dónde voy. Tengo que hacerlo así, yo creo en la estructura, creo que la literatura requiere mucha más disciplina que talento.

Hacia adelante, ¿qué nuevos proyectos se plantean?

Me toca escribir una novela histórica, yo acabo de terminar de publicar La cabeza de Balboa que si es una novela muy histórica. También había publicado antes La muerte de Daniel que es una novela negra y publiqué el Perfil biográfico de Fernando Eleta, todo en pandemia. todo esto en pandemia. Ahora me tocaría escribir una novela histórica y estoy en eso. Estoy dándole la vuelta a un tema que puede ser universal. O sea, está relacionado con Panamá, pero, aunque así sea, tiene que ser universal. Por ejemplo, la independencia, el ferrocarril, Morgan, están relacionados con Panamá… descubrir el mar del sur es universal, atacar Panamá es universal, la construcción del ferrocarril, del Canal de Panamá son tema universales. Temas muy locales pueden ser interesantes, pero no saldrían de este espacio. No lo quiero decir todavía porque no lo he decidido, pero probablemente empiece a escribirla como dentro de tres o cuatro meses. Estoy terminando de investigar es muy interesante, es muy interesante.

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